los partidos o colectivos políticos de hoy y que son los que nos proponen los candidatos al Congreso Nacional son carteles de la corrupción.
Cuando me inicié en la política partidaria gobernaba el Perú una dictadura militar, bajo el mal apelativo de Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, que se había iniciado el 3 de octubre de 1968 con una tendencia filo marxista-estatista y luego mediante un golpe al interior el 29 de agosto de 1975 y con ligeros cambios posibilitó la vía a elecciones generales.
Cuando en 1980 retorna la democracia asistimos a debates en las cámaras de Senadores y Diputados conceptuales y enriquecedores donde los proyectos de leyes se basaban en conceptos ideológicos en los que no podían coincidir o discrepar, pero no descalificar, agredir o sentirse no representado. En las universidades se propiciaba que sus estudiantes acudieran a estos debates para enriquecer su formación profesional.
Representantes de diferentes tendencias como los senadores Carlos Enrique Melgar, Roberto Ramírez del Villar, Jorge del Prado, Gastón Acurio, Ramiro Prialé, Enrique Bernales, Ernesto Alayza, Carlos Malpica, Javier Díaz Orihuela; o los diputados Gilberto Muñiz Caparó, Luis Percovich Roca, Luis Giusti La Rosa, Alejandro Montoya, Guillermo Larco Cox, Javier Diez Canseco, Valentín Paniagua daban cátedra en sus intervenciones y propuestas legislativas.
Hoy sentimos vergüenza de los representantes que elegimos desde hace años, indistintamente de derecha o izquierda donde destacan los que tienen antecedentes penales, los que negocian sus votos por favores, los que le picotean sueldos a sus asesores, los que acosan y violan a sus empleadas, los que están impedidos de salir del país, los que legislan para beneficio de sus propios intereses, los que abusan de las licencias congresales, etc.
El Cartel se define como una gran organización criminal o un conjunto de organizaciones criminales que establecen acuerdos de autoprotección, colaboración y reparto de territorios o sectores para llevar a cabo sus actividades criminales.
En resumen, los partidos o colectivos políticos de hoy y que son los que nos proponen los candidatos al Congreso Nacional son carteles de la corrupción.
