ACTUALIDADDESTACADASOPINIÓN

OPINIÓN: El Trumputinismo

Escribe:  Luis Gonzales Posada

La derrota de Ucrania sería la derrota de Europa. Lo que quiere Putin es el fin del orden establecido por Estados Unidos y sus aliados hace 80 años, con el principio fundamental de la prohibición de adquirir territorios por la fuerza.

He leído el admirable discurso pronunciado por el senador francés Claude Malhurt – también médico y abismado sobre el apoyo de Trump a Putin.

Reproduzco algunos párrafos:

» Washington se ha convertido en la corte de Nerón, con un emperador incendiario, cortesanos sumisos y un bufón bajo ketamina (droga disociativa con potencial alucinógeno) responsable de la limpieza del servicio público (¿Musk?)».

Es una tragedia para el mundo libre, pero es ante todo una tragedia para USA.

Nunca en la historia, un presidente de Estados Unidos había capitulado ante el enemigo. Ninguno apoyó jamás a un agresor contra un aliado. Ninguno pisoteó jamás la Constitución estadounidense. No se trata de una deriva iliberal, sino un comienzo de confiscación de la democracia. Estábamos en guerra contra un dictador [ahora] estamos luchando contra un dictador apoyado por un traidor.

Hace ocho días, justo cuando Trump tocaba con su mano la espalda de Macron en la Casa Blanca, USA votaba en la ONU con Rusia y Corea del Norte contra los europeos exigiendo la salida de las tropas rusas.

Dos días después, en el Despacho Oval, el emboscado del servicio militar – vicepresidente Vance- daba lecciones de moral y estrategia al héroe de guerra Zelenski antes de despedirlo como un patán ordenándole que se someta o dimita. Esa noche dio un paso más en la infamia al detener la entrega de armas que había prometido.

¿Qué hacer ante esta traición?

La respuesta es simple: hacerle frente. La derrota de Ucrania sería la derrota de Europa. Lo que quiere Putin es el fin del orden establecido por Estados Unidos y sus aliados hace 80 años, con el principio fundamental de la prohibición de adquirir territorios por la fuerza. Esta idea está en el origen mismo de la ONU, donde hoy los estadounidenses votan a favor del agresor y en contra del agredido porque la visión trumpiana coincide con la de Putin: una vuelta a las esferas de influencia, las grandes potencias dictando el destino de los países pequeños. Para mí, Groenlandia, Panamá y Canadá.Para ti, Ucrania, los países bálticos y Europa del Este. Para él [Pekín] Taiwán y el Mar de China.

A esto se le llama en las veladas de los oligarcas del Golfo de Mar-a-Lago realismo diplomático. Así que estamos solos.

El empujón estadounidense a Putin es el mayor error estratégico jamás cometido en una guerra. El impacto es violento, pero tiene un lado positivo: los europeos están saliendo de la negación. En un día, en Múnich, comprendieron que la supervivencia de Ucrania y el futuro de Europa están en sus manos y que tienen tres imperativos

Acelerar la ayuda militar a Ucrania para compensar el abandono estadounidense y que resista; y, por supuesto, imponer su presencia y de Europa en cualquier negociación.

En segundo lugar, exigir que todo acuerdo vaya acompañado de la devolución de los niños secuestrados, de los prisioneros y de garantías de seguridad absoluta. Estas garantías pasan por una fuerza militar suficiente para impedir una nueva invasión.

Por último, habría que construir la defensa europea.

Es una tarea hercúlea. Será necesario invertir masivamente, reforzar el Fondo Europeo de Defensa, fuera de los criterios de endeudamiento de Maastricht, armonizar los sistemas de armas y municiones, acelerar la entrada en la Unión de Ucrania, replantear el lugar y las condiciones de la disuasión nuclear a partir de las capacidades francesas y británicas, y relanzar los programas de escudos antimisiles y satélites.

Europa sólo volverá a ser una potencia militar si vuelve a ser una potencia industrial. Pero el verdadero rearme de Europa es su rearme moral.

Debemos convencer a la opinión pública frente a la fatiga y el miedo a la guerra y, sobre todo, frente a los comparsas de Putin: la extrema derecha y la extrema izquierda.

¿Es este el fin de la Alianza Atlántica?

Desde hace unos días la humillación pública de Zelenski y todas las decisiones locas tomadas durante el último mes han hecho reaccionar a los estadounidenses.

Los trumpistas ya no están en la cima. Controlan el poder ejecutivo, el Parlamento, el Tribunal Supremo y las redes sociales, pero en la historia de Estados Unidos los partidarios de la libertad siempre han prevalecido.Nuestros padres vencieron al fascismo y al comunismo a costa de todos los sacrificios.

La tarea de nuestra generación es vencer a los totalitarismos del siglo XXI.

A lo dicho por el senador francés agrego que la tarea no será fácil porque el mandatario norteamericano ha decidido usar su poderosa motosierra económica y militar para pretender anexarse Groenlandia, país perteneciente a Dinamarca, de una extensión de dos millones 175 mil kilómetros cuadrados; reasumir el control del estratégico Canal de Panamá y convertír a Canadá como el estado número 51 de USA.

Más allá del delirio, no perdamos de perspectiva que Trump y Putin son caras de la misma moneda porque ambos son ególatras, mitómanos y autoritarios; además, tienen vocación imperialista Por ello usurpan lo que no les pertenece y aplastan a quienes intentan frustrar sus objetivos cortándoles el suministro de gas en unos casos o utilizando los aranceles como una manopla política, en otros.

Las dos personalidades, empero, no podrán coexistir mucho tiempo. Tarde o temprano uno sucumbirá y cuando ocurra arrastrará al otro y podremos vivir en una sociedad más apacible, sin temor a nuevos conflictos militares – que incluyen amenazas de usar bombas nucleares, y descalabros económicos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *