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¿ALGUNA DUDA?

Escribe: Francisco Diez-Canseco Távara (*)

 

Debe determinarse con precisión de donde viene el dinero que financia esta movida de la extrema izquierda en complicidad evidente con Sendero Luminoso, Evo Morales y el Foro de Sao Paulo

La agenda está clara: el gobierno de Dina Boluarte debe restablecer el orden en el país y no dejarse embaucar por las voces de quienes pretenden establecer el diálogo con interlocutores inexistentes y que plantean inviables demandas políticas. Así es, las protestas son políticas, no sociales.
Es indispensable que a través del uso eficiente del servicio de inteligencia establezca quienes son los cabecillas de las asonadas y proceda a detenerlos: que no nos vengan con el cuento que no hay cabecillas y que esta violenta agresión es espontánea, porque no lo es.
Debe determinarse con precisión de donde viene el dinero que financia esta movida de la extrema izquierda en complicidad evidente con Sendero Luminoso, Evo Morales y el Foro de Sao Paulo: sobre este tema algunos medios de comunicación hablan, con supina y/o malintencionada ignorancia, de solidaridad y voluntariado mientras los camiones llegan repletos de víveres y vituallas a los lugares donde han acampado los invasores dirigidos por la hasta ahora mano anónima de los cobardes que los engañan y los guían.
Debe entenderse que esta es la reacción de los comunistas porque perdieron el Poder debido al harakiri del corrupto e ignorante de Castillo y que se están jugando desesperadamente sus últimas
cartas.
Tiene que atacarse el frente internacional en donde ya hasta algunos piden el cambio de Constitución y afirman, con irresponsabilidad e ignorancia, que el gobierno de Boluarte ha sido puesto contra las cuerdas por los manifestantes que en realidad no son tales sino agentes de una violenta minoría comunista.
Puno, donde trabajo con cerca de dos mil pequeños productores de quinua hace 38 años, tiene alrededor de un millón 400 mil habitantes. De acuerdo a uno de los cabecillas del viaje pagado a Lima, tres mil aymaras concurrieron a la convocatoria extremista o sea el 0.21 por ciento de la población de la región. Y, mucho ojo, ni un sólo quechua que viven en el norte de Puno. Las asonadas se han concentrado en algunas provincias manejadas con premeditación y alevosía por grupúsculos actuantes y bien organizados.
Y lo mismo ocurre en las otras regiones: para hacer creer a la opinión pública que están “tomadas”, cierran carreteras y puentes y asaltan negocios, fábricas e instituciones públicas y hasta queman comisarías con el cuento de que toda acción tiene una reacción.
Sin duda, la reacción de quienes amamos nuestra Patria y queremos llevarla adelante en el marco de una democracia con justicia social, sin corrupción ni violencia física o estructural, debe ser unirnos, por encima de cualquier discrepancia, para enfrentar al enemigo común.
Y exigir al gobierno transitorio que actúe con honestidad y eficiencia en el pago de la Deuda Social.
¿Alguna duda ?
(*) Presidente de Perú Nación
     Presidente del Consejo por la Paz

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