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NO HUBO QUE ESPERAR DEMASIADO

Escribe: Elmer Barrio de Mendoza

Creo que todo el Perú ya sabe (incluido su Club de Fans) que José Domingo Pérez es un fiscal muy incompetente, debido a sus propias limitaciones. Últimamente varias personas han salido a pedir que sea objeto de una evaluación psiquiátrica. Yo diría que no, que basta una prueba de comprensión lectora.

Lo cierto es que Pérez aún nos guarda sorpresas al respecto.

El martes 2 de julio de 2024 se dio inicio al juicio oral contra Keiko Fujimori, y otras cuarenta y pico personas, por lavado de activos y otros delitos. Los abogados de varios de los acusados solicitaron ese mismo día que se devolviera la acusación al juzgado de control por contener notorias fallas. De hecho, en el control de acusación se ordenó a Pérez corregir su documento ¡dieciocho veces! antes de ser admitido. El juez no sólo cuestionó la acusación, también ayudó un poquito al final para poder autorizar su pase a juicio oral.

La sala negó las solicitudes aduciendo que no era la instancia correspondiente, que eso debía haberse resuelto en el control de acusación. Se instaló por tanto el juicio oral. Pérez llevaba chaleco antibalas mientras Gorriti llevaba pistola al cinto. Si alguien se pregunta qué tienen que ver estas dos circunstancias, la respuesta es que nada, sólo me pareció divertido ponerlas juntas. Gorriti está listo a disparar a la primera rosa blanca que se  ponga en su camino y Pérez, como es natural, no quiere correr el riesgo colateral.

Llegó el día

El miércoles 3, le correspondía al réprobo Pérez (recordemos que no pasó el examen de conocimientos cuando se postuló a juez superior ante la JNJ) presentar la acusación en la que había trabajado ¡ocho! años continuos. Gran expectativa.

Lo usual es que que el fiscal haga un resumen del documento de acusación y señale sus argumentos principales acompañados de la relación de pruebas más significativas. Pero al réprobo le gusta salirse del libreto más que a Benji Espinoza.

Entonces optó por contar un cuent,  típico en el proceso sajón cuando hay que granjearse la opinión favorable de un jurado. En el Perú el fiscal le habla a un tribunal y no a un jurado imaginario y la objetividad debe ser la principal característica del discurso.

¿Qué dijo el réprobo?

El narrador de cuentos nos dijo tres cosas, en resumen:

  1. Que el Partido Fuerza Popular es una organización criminal porque respondía al legado criminal del condenado Alberto Fujimori.

  2. Que hablaría Jorge Barata y que testificaría cómo le entregó a Keiko Fujimori dineros de la caja negra de Odebrecht.

  3. Que hablaría Dionisio Romero Paoletti (Dionisio Jr. en adelante) y que contaría cómo sacó diecisiete veces fajos de dólares para entregar un total ilícito de 3 millones 650 mil dólares a Keiko Fujimori en un local industrial de la Avenida Gambeta.

Creo que eso fue lo relevante porque al mediodía Pérez se declaró agotado y pidió a la Sala suspender la audiencia, señalando que le faltaba presentar los elementos específicos de la acusación.

Supongo que esperaba que la sala le otorgara orejas y rabo, cuando se supo que, ante su propia solicitud y en otro caso, la jueza Margarita Salcedo había revocado el Acuerdo de Colaboración Eficaz con Jorge Barata ¡Plop!

Control de daños

Salvo que el réprobo tenga un arsenal de cartas bajo la manga, en menos de 24 horas se puso, él mismo, en una situación desesperada y desesperante. ¿Se desesperará más todavía?

Veamos las razones:

  1. Un partido no puede ser declarado organización criminal porque su naturaleza es otra: participar en elecciones y gobernar o ejercer representación si las gana. Si un partido pudiera ser una organización criminal, todos sus miembros serían criminales. ¿Tiene eso sentido?

  2. El delito que podría conducir a una condena a Keiko Fujimori es el de “lavado de activos”. La condición indispensable para el lavado de activos es el origen ilícito del dinero.

  3. ¿Declarará Barata si ya no tiene la protección de su propio acuerdo de colaboración eficaz con la justicia peruana? Por supuesto es impensable que venga a declarar si lo que le espera es la prisión. Queda eventualmente la vía virtual, pero eso requiere autorización de la justicia brasileña y la justicia brasileña ya se pronunció, en instancia final, sobre la nulidad de las colaboraciones porque el medio de corroboración (los servidores Droussys y MyWebDay) fue indebidamente manipulado y se rompió la cadena de custodia. ¿Cómo entonces se podría probar el origen ilícito del dinero? Se sospecha que lo que sucedió fue que se intentó retirar a determinada gente de la data registrada en los servidores y que quedó un rastro abrumador del intento.

  4. Dionisio Jr. admitió, hace años ya, haber hecho entrega a Keiko Fujimori de US$ 3’650,000 con objeto de campaña electoral. Lo dicho por Pérez es mucho más grave, que el propio Romero Paoletti sacó 17 veces “ladrillos” de dólares de la bóveda central del BCP en La Molina para entregárselos a Keiko Fujimori. Dicho así como lo dijo el réprobo pareciera que Dionisio Jr. asaltó 17 veces su propio banco, porque si no fuera así cómo se probaría el origen ilícito del dinero. Si hubiera retirado formalmente la plata de la bóveda del BCP, entonces no se trataría de dinero ilícito y sería imposible deducir lavado de activos. A esperar la declaración de Romero y ver cómo sale de este embrollo.

Así las cosas, Pérez está en pésima situación y la pregunta que queda pendiente es si sólo se trata de incompetencia del Equipo Lava Jato o de si ha habido de por medio alguno de aquellos estímulos con que Odebrecht (ahora se llama Novonor) acostumbraba (o sigue acostumbrando) obtener favores.

Odebrecht nunca se reformó, como pregonaron Gorriti, Vela y Pérez, sólo hizo la finta y consiguió algunos cómplices que, por supuesto, deberán recibir el oprobio y la condena que merecen a gritos.

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