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OPINIÓN/ Trump, ¿el Milei americano?

 Por Luis Gonzales Posada.

El Partido Republicano ganó la elección presidencial, el Senado y la Cámara de Representantes. Un triunfo de la resiliencia de Trump ante dos atentados contra su vida, de compactar su propuesta política en la frase: “Hagamos grande a Estados Unidos otra vez”, de oponerse al aborto, a la publicidad gay y a la ideología de género; mensajes expandidos a través de Twitter, poderosa arma de difusión que compartió con su asociado Elon Musk, quien, junto a Trump, cuenta con 300 millones de seguidores.

Milei ha demostrado que sí se pueden cumplir las promesas de campaña; Trump tendrá que hacerlo en un contexto mucho más complejo por su universalidad.

Esa victoria se debe, fundamentalmente, a dos consideraciones:

Primero, al recuerdo del buen manejo de la economía durante su gobierno, en que crecieron el empleo y las inversiones, con un limitado endeudamiento externo y baja inflación.

En segundo lugar, Washington no se involucró en conflictos bélicos, a diferencia de lo ocurrido con Biden, bajo cuyo gobierno el mundo avanza aceleradamente hacia una confrontación global.

En efecto, hace dos años y medio Putin invadió territorio ucraniano, bombardeando escuelas, hospitales y complejos de viviendas, lo que provocó la muerte de miles de personas y una destrucción material en infraestructura estimada por el Banco Mundial en 500 mil millones de dólares.

A lo anterior, debemos agregar el conflicto que se desarrolla en Medio Oriente, después del acto genocida perpetrado contra Israel por terroristas de Hamas, un episodio que involucra a Palestina y se extiende a Libia, Siria e Irán; esta última, potencia petrolera y militar que financia grupos subversivos antisraelíes.

Asimismo, desde hace un quinquenio el dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un, ha detonado bombas de hidrógeno, anunciando que las utilizará contra EE. UU., Corea del Sur y Japón, al tiempo que emplea a miles de soldados para combatir junto al ejército ruso, cobrando a Moscú dos mil dólares mensuales por cada efectivo, de los cuales el régimen comunista retiene el 95%.

Por su parte, los extremistas hutíes, estimados en 200 mil, controlan un tercio del territorio yemení y desde sus costas atacan buques mercantes que intentan pasar hacia el canal de Suez.

No menos grave es la amenaza china de invadir Taiwán. Sus buques de guerra patrullan las aguas del mar Meridional, extensa masa oceánica de 3 millones 500 mil kilómetros cuadrados, con 200 islotes, arrecifes y roqueríos; espacio que también reclaman Taiwán, Filipinas, Vietnam, Malasia y Brunéi.

La migración ilegal fue otro tema central en la campaña del mandatario reelecto. Denunció que México, que comparte con EE. UU. una frontera de 3,175 kilómetros y 55 puntos de entrada, se ha convertido en puerta abierta para migrantes ilegales, entre ellos 850 mil cubanos que llegaron desde 2022, de acuerdo al reporte de la Dirección de Aduanas y Protección Fronteriza (CRP), pero también para el comercio de fentanilo, poderoso opioide que ha matado a miles de estadounidenses.

En ese contexto, Trump ofrece deportar masivamente a migrantes irregulares y, como represalia, aumentar hasta un 25% los aranceles a la importación de productos mexicanos, medida que también afectaría a China, con una subida del 69%.

Si se aplica el incremento arancelario, el PBI de México caería 16.3% para 2028, así como las remesas, que en 2023 alcanzaron 63,312 millones de dólares; una catástrofe a la que se sumaría la revisión del Tratado de Libre Comercio (TLC).

Es curioso, sin embargo, que el 54% de los varones latinos votaran por Trump, a pesar de las frases ofensivas que lanzó durante la campaña, calificándolos de asesinos, violadores de mujeres y de comerse las mascotas de las familias americanas.

Nicaragua, Venezuela, Cuba y Bolivia pueden ser otros objetivos de Trump, ya que han sellado un pacto militar, económico y diplomático con Rusia y China, potencias que les proporcionan armas al tiempo que realizan cuantiosas inversiones en yacimientos petroleros, gasíferos y de litio. Para contener esa expansión extracontinental, el republicano elevaría los aranceles a las satrapías de la región.

A partir del 25 de enero del próximo año sabremos la distancia entre dichos y hechos. Sin duda, muchas cosas cambiarán o seguirán iguales. Milei ha demostrado que sí se pueden cumplir las promesas de campaña; Trump tendrá que hacerlo en un contexto mucho más complejo por su universalidad.

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