‘EL PEZ (Y EL POLÍTICO) POR LA BOCA MUERE’
Escribe: Aníbal Quiroga León
Profesor Principal PUCP. Jurista
A pesar de haber salvado la cuestión de confianza obligatoria -mal llamado voto de investidura- requerida por la Constitución a todo nuevo presidente del consejo de ministros (PCM), la supervivencia política del PCM no parece aprontar una larga vida. Ni siquiera mediana.
Y no es porque el Congreso le haya ajustado las clavijas como debió hacerlo (y no lo hizo por el miedo a la disolución, como lo señalé en mi anterior colaboración “Los motivos del oidor…”) (*), o porque haya cometido gruesos yerros políticos -que los ha hecho-, o porque simplemente no da la talla para ese cargo, o porque como buen político de extrema izquierda falte a la verdad recurrentemente con tal de contentar al auditórium (una suerte de mitomanía política) y mantenerse en el poder; sino simplemente porque su muy íntimo fuero interno, su (de)formación machista y su militante misoginia se confabularon perversamente para que, en una conversación trivial, casual e informal, se fuera de boca tan groseramente, que ese lastre ha resultado hoy más pesado que todo lo anterior junto.
Es el colectivo femenino de todas las tribunas, preferencias y ubicaciones políticas, sociales y culturales el que le ha pasado la factura política que el Congreso no pudo hacerle o no se atrevió a hacerle. Es la defensa de los derechos de la mujer, tantas veces avasallados e históricamente olvidados, los que en la hora actual han hecho insostenible la posición del PCM en el cargo. Lo que no ha logrado hacer el presidente Castillo, por esa enrevesada y poco inteligible relación “dinámica” con Vladimir Cerrón -el PCM viene de las canteras cerronistas-, sea por falta de voluntad o por falta de fortaleza política, se lo está poniendo en suerte un indignado y casi unánime colectivo femenino.
Y es que los yerros políticos que abundan a diario, y que tienen a mal traer nuestra política doméstica, con sus perniciosos efectos sobre la economía y el mal manejo de la pandemia, que denotan una absoluta falta de preparación para el manejo de las cosas del Estado, que demuestra que no basta capturar el poder para gerenciarlo con acierto, tanto en la mayoría de las designaciones ministeriales, cuanto en muchas otras designaciones públicas -como lo ocurrido en la DINI, el Ministerio de Trabajo, el Ministerio del Interior o el Ministerio de Cultura, por citar algunos casos-, demuestran una gravísima impericia en el manejo de la cosa pública y cuyos resultados desastrosos están aún por conocerse.
El propio “ex canciller” Béjar, despechado, “echa” -demostrando muy poca gratitud y lealtad- al presidente Castillo de rodearse de amigos, familiares y advenedizos de la campaña política, habiendo sido testigo de primera mano en su brevísimo y accidentado paso por el Poder Ejecutivo. El “mensaje” a la Nación del lunes por la noche, en que un presidente ausente y mudo finalmente lee mal un “discurso” de seis minutos peor redactado y en el que a nivel nacional no dice nada, es solo una prueba de los muy escasos recursos de liderazgo y conocimiento político con los que se conducen los destinos del Perú de hoy.
Veremos en el futuro inmediato más cambios, y más improvisaciones y, ciertamente, más yerros, mientras la Nación se acerca cada vez más al abismo de una muy seria crisis política, constitucional, social, económica y de salubridad.
Si finalmente se da el reemplazo en la PCM, como debería suceder más temprano que tarde, no será porque políticamente merezca serlo, o porque el Congreso haya hecho valer sus fueros en el necesario control político, o porque el presidente Castillo haga sentir su liderazgo y se aleje de ese padrinazgo que le pesa como cadenas atadas a los tobillos; va a suceder porque en la sociedad moderna ya no se toleran a los maltratadores de las mujeres, porque las mujeres empoderadas hacen sentir su voz históricamente preterida, porque la misoginia ya no rima con el ejercicio del poder legítimo, y porque como sociedad habremos madurado y evolucionado algo. ¡Kausachun Warmikuna! Agur Bellido…
(*) https://larazon.pe/los-motivos-del-oidor/