NAVIDAD: PRIMERA ILUSIÓN

DESDE MI ESQUINA

Por: César “Chico” Véliz Mendoza
La Navidad me ha convertido en niño y he vuelto a recorrer las calles de Huancayo. Está diferente. Ha desaparecido el cine Real. En la puerta vendía, alquilaba revistas y en la platea me sentía héroe al lado de las aventuras de “Tarzán” y “El llanero solitario” Los chicos de mi edad, por estos días, allí hacían largas colas para recibir un juguete de plástico de la Municipalidad.

vuelvo a ver la triste figura de la ‘loca’ Victoria que entra a un restaurante, extiende una lata mugrienta y pide ‘regálame tu cafecito’

El cine Astoria también ha sido demolido. En ambos lugares se han levantado modernos centros comerciales matando la ilusión de los niños de ayer.  Como antes camino y vuelvo a ver la triste figura de la “loca” Victoria que entra a un restaurante, extiende una lata mugrienta y pide “regálame tu cafecito”

“RADIO PAPAYA”

“Radio papaya” es leyenda. Se trasmitía desde un kiosco de venta de jugos de frutas en el parque Huamanmarca. A diario chicos, escalera al hombro, colocaban parlantes en paredes de la calle Real. El ruido de la licuadora se filtraba por el micrófono y se mezclaba con música de románticos boleros de Los Panchos y los alegres mambos de Pérez Prado.
No está el café Chilca en Real-Huánuco. De “primarioso” comía petipanes y arroz con leche. Al empezar en Correo (1962) bebía algunos tragos con periodistas y el “muchacho” Guillermo Forero, mientras “Cachupín” vendía la lotería sobre destartalado carrito de madera y, en el mercado mayorista, bailaba pobre y sin zapatos “paya…paya” implorando un trozo de pan.

Al empezar en Correo (1962) bebía algunos tragos con periodistas y el ‘muchacho’ Guillermo Forero, mientras ‘Cachupín’ vendía la lotería 

En la esquina Cajamarca-Mantaro ya no está el organillero que con una manizuela instalada en rústica estructura de madera, hacía brotar temas musicales mientras el monito juguetón, por 20 centavos, sacaba de un cajoncito, una cartulina donde podías leer tu suerte y el secreto de hallar la felicidad.
Frente al hotel de turistas se esfumaron los fotógrafos ambulantes que desde mágicos cajones negros sacaban fotos al instante. Desapareció la callecita donde bajo la débil luz de un poste tuve mi primera cita de amor.

“EL RUISEÑOR Y LA ROSA”

A un costado del parque Huamanmarca ya no está la   humilde tiendecita donde vendían libros usados. Allí compré por 50 centavos de sol “El ruiseñor y la rosa” del irlandés Óscar Wilde. Su lectura se grabó en mi vida. Aprendí el significado de la ilusión juvenil, la esperanza, el dolor y la desilusión.

El ensueño del ruiseñor y la rosa

Descubrí en sus páginas a la dulce amada que le propone a su galán: “si me tres una rosa rosa bailaremos toda la noche” Pero, ¿dónde hallarla en pleno invierno? Un ruiseñor descubre el lamento del joven enamorado y decide ayudarlo.
El ruiseñor se posa en un rosal y le pide entregarle una rosa roja. El rosal le responde: “tendrás que cantar toda la noche a la luz de la luna, apretar tu pecho contra una espina y teñirla con la sangre de tu propio corazón” Así lo hizo a apareció una roja blanca. El rosal le dijo: “aprieta más tu pecho contra la espina” Apareció una rosa roja y el ruiseñor cayó muerto.
El joven enamorado al despertar vio en su jardín una hermosa rosa roja. Muy ilusionado fue a casa de su amada y se la mostró. La chica, despreocupada, le dijo: “no podré bailar contigo” Ha conseguido otro príncipe azul. Decepcionado lanzó la rosa roja al suelo. Pasó una carreta y la destrozó.
Me recupero del triste final y vuelvo a recorrer la avenida donde aún se resiste a los años la casita de mi dulce amor de infancia con su uniforme azul de colegio. Tenía los bolsillos vacíos, pero era feliz con solo mirarla.
Voy al lugar donde una mañana lluviosa de hace más de 50 años entrevisté al niño lustrabotas, a un costado de la Catedral, y lo publiqué en Correo el día de Navidad y en mi libro “Personajes de la Miseria” El niño ya no está. Hay un hombre viejo en su lugar.
Los viernes iba a la “hora infantil” que conducía Esther Parra, en Radio Huancayo, donde entre varios otros chicos de mi edad, cantábamos temas de Daniel Santos y Bienvenido Granda con la Sonora Matancera. Tesoros del pasado, sueños de niño.

Feliz Navidad

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *