DESTACADASOPINIÓN

EL ODIO COMO POLÍTICA DE ESTADO

Escribe: Alan Torrico Lapoint (*)

 

este gobierno emplea el odio como principal herramienta, tratando de dividirnos como peruanos, intentando establecer a unos con más derechos que otros, esforzándose en ridiculizar a otros sectores de la población por su origen o permanencia

En la actualidad podemos apreciar cómo en el Perú y en Latinoamérica se vienen implementando políticas disociadoras cuya meta es la creación, invención e incentivación de diferencias de orden étnico, económico, social y político, con la finalidad de establecer grupos antagónicos entre sí y que estén permanentemente en conflicto. A este accionar los comunistas lo denominan ”la agudización de las contradicciones”. Este conflicto genera el caos social y político necesario para el establecimiento de la llamada “Revolución”.
En la historia universal tenemos muchos ejemplos, uno de ellos es la llamada “revolución bolchevique”, en Rusia, que valiéndose de las continuas derrotas militares sufridas por las fuerzas zaristas en la primera guerra mundial, se propició la abdicación del Zar Nicolás II al trono ruso, estableciéndose un sistema republicano de socialismo moderado llamado “mencheviques”. Este nuevo gobierno sufrió una serie de levantamientos entre la marinería, tropas del ejército y fuertes contingentes de obreros y campesinos, quienes azuzados por los bolcheviques se hicieron del poder en octubre de 1917.
Los bolcheviques liderados por Vladimir Illich Ulianov,  más conocido como “Lenin”, fue enviado secretamente desde su exilio en Suiza a Rusia por el ejército alemán con la misión de organizar una revolución y retirar a Rusia de la guerra mundial. En otras palabras, Lenin fungió como un agente de los intereses alemanes. Utilizó el odio entre las clases sociales para atizar su revolución y una de sus primeras acciones fue la de sacar a Rusia de la guerra describiéndola como una lucha imperial totalmente alejada de los intereses populares.
En contraposición Alejandro Kerensky, líder de los mencheviques, deseaba que Rusia continuara la guerra, como una república socialista moderada.
Las contradicciones empleadas por los bolcheviques fueron la existencia de una jerarquía militar en las fuerzas armadas rusas que las dividían entre oficiales y tropas; de la misma manera la del terrateniente aristócrata y el campesino; el empresario dueño de una fábrica y el obrero; o simplemente el propietario de algún bien y el que no tenía nada.
La retórica empleada por los bolcheviques fue clara y sencilla: “el odio”.  Odio a todo lo que pueda significar la existencia de algo que se considere superior al individuo.  Este odio llevó a las tropas a fusilar a sus oficiales al mando, a asesinar a los dueños de tierras, a adueñarse de las fábricas y de las propiedades privadas de cualquier ciudadano, para finalmente sea el propio estado el que se adueñe de todos los medios de producción, de las fuerzas armadas y del orden público, imponiendo a integrantes del partido bolchevique en puestos de responsabilidad en la administración de la nueva Unión Soviética.

La retórica empleada por los bolcheviques fue clara y sencilla: “el odio”.  Odio a todo lo que pueda significar la existencia de algo que se considere superior al individuo.

Es decir, eliminar cualquier vestigio de la antigua burocracia imperial para reemplazarla por otra burocracia revolucionaria (soviets), integrada principalmente por personas sin preparación para el cargo; de la noche a la mañana soldados rasos pasaron a ser Generales del ejército, marineros en almirantes, obreros en gerentes, simples campesinos a directores de comunidades agropecuarias, todo bajo la firme observancia de los llamados “comisarios políticos”.
El resultado fue obvio, la nueva Rusia bolchevique perdió la guerra con la recién formada Polonia, tuvo que aceptar la independencia de Finlandia y de las repúblicas bálticas sobre todo los millones de muertos ocasionados por las grandes hambrunas, guerras civiles y las persecuciones políticas sobre la población.
En Camboya, a mediados de la década de los 70s, un grupo comunista maoísta denominado Khmer Rouge tomó el poder mediante una guerra civil, empleando el terror en sus formas más extremas, separando a la sociedad en dos grandes grupos: uno el contaminado culturalmente por el antiguo régimen (burgueses) y que necesitaban ser reeducados a fin de cumplir con el objetivo del partido; y el otro grupo es el que consideraban los ideológicamente fanatizados, quienes velarían por la transformación del país.
El resultado no pudo ser más nefasto: cualquier profesional, llámese médico, abogado, maestro, etc., era ejecutado de inmediato. Se despoblaron ciudades enteras para reubicarlas en campos de reeducación que no eran más que campos de exterminio, se incentivó a los hijos para que denuncien a sus padres por supuestos crímenes contra el partido y el pueblo, con su consecuente aplicación de la pena capital.
Finalmente, después de casi cuatro años de gobierno habían muerto 3 millones de civiles inocentes en estos campos de reeducación ¿Qué es lo que los motivó a los del partido Khmer Rouge a cometer semejante genocidio? Es simplemente la aplicación del odio, odio de saber que algunos pueden tener más que otros, llámese educación, vivienda, empleo, bienes ¡tú lo tienes y yo no y por eso tienes que morir¡
El odio no solo se aplicó en regímenes comunistas, tenemos a la Alemana Nazi que desde 1933 empieza a aplicar una política de odio étnico en contra de grupos no arios principalmente judíos; ¿cómo una sociedad tan evolucionada y cultivada que nos dio a la humanidad pensadores como Kant, Schiller, Goethe, Shopenhaur, músicos como Beethoven, Schumann, Orff, etc., pudo hacer lo que hizo con los judíos?
Una vez más la historia nos demuestra lo débiles que somos como especie para dejarnos llevar por el odio. Un pequeño grupo de ultra nacionalistas alemanes tenían que encontrar un responsable por la pérdida de la primera guerra y el sometimiento de sus intereses al perjudicial tratado de Versalles, ¿pero por qué los judíos?, tal vez porque existía la idea que económicamente eran exitosos? ¿Por qué no eran cristianos? O porque eran ligeramente diferentes.
Los judíos alemanes pelearon por el Kaiser en la guerra y decenas de miles murieron en las trincheras junto con sus hermanos alemanes, los judíos eran parte de la sociedad alemana, eran médicos, arquitectos, ingenieros, químicos, físicos, varios ganaron el premio nobel como Einstein, Hertz o Haber, eran una parte pequeña pero muy pujante de la sociedad alemana. La pregunta todavía está en el aire ¿Por qué?
Se buscó a un culpable en el cual recaería toda la responsabilidad de la frustración por haber perdido la guerra y todos los vicios que se cernían sobre la sociedad alemana de entonces, buscaron o inventaron un chivo expiatorio. De esta manera se generó una política de estado basado en el odio a los judíos. En 1935 se les aplicó las llamadas leyes de Núremberg, retirándoles todos los derechos ciudadanos, años después se les aplico la llamada “solución final” que los despojó de su propia vida.
Los Nazis capitalizaron ese sentimiento antisemítico y lo llevaron a otro nivel, creando una eficiencia casi industrial en el que se involucró a casi toda la sociedad alemana. Se hicieron películas, libros, arte, propaganda, tratando de justificar su inhumano accionar. El antisemitismo generó exacerbadas pasiones ultra nacionalistas; tal vez, muchos alemanes no estaban de acuerdo con estas políticas de odio, pero con su silencio al oprobio terminó siendo cómplice del régimen.
Cuando los aliados ingresan finalmente a los campos de exterminio y difunden lo visto, y Alemania entra en shock. No solo fueron judíos, también gitanos, eslavos, enfermos mentales, clérigos católicos, opositores políticos, fueron víctimas de un régimen monstruoso el cual no podemos, no debemos olvidar ni negar, de lo contrario estamos destinados a repetirlo.

El odio no solo se aplicó en regímenes comunistas, tenemos a la Alemana Nazi que desde 1933 empieza a aplicar una política de odio étnico

En el Perú en las últimas décadas han surgido pensamientos que buscan romper a la sociedad, dividirla en función a la etnia, a los estratos sociales, a los niveles económicos, a las regiones, tratando en encontrar o inventar contradicciones. En estas supuestas discordancias un grupo de agentes políticos han encontrado una forma de vida, cuestionando, impidiendo, obstaculizando el normal desenvolvimiento de la sociedad, muchas veces haciéndoles creer que sus derechos han sido vulnerados y la lucha es su única forma de hacerse escuchar, movilizando para ello a poblaciones completas, vendiendo en su gran mayoría una política del odio, odio a un estado descuidado y explotador, odio a los dueños de los medios de producción, odio a las empresas mineras, odio a los habitantes de las ciudades, odio a nuestra herencia hispánica, odio a los credos religiosos, odio a lo extranjero.
El Perú es un país muy rico no solamente en lo que contiene su tierra y mar; es rico en la gran diversidad étnica que posee, basada principalmente entre lo andino con lo español. Esta fusión nos ha dado la base para iniciar un proceso de integración que aún es estos tiempos se viene consolidando ya que es un proceso dinámico. La continua migración de otros pueblos a la sociedad peruana es permanente y la integración de poblaciones peruanas que anteriormente se encontraban alejadas o distantes es cada vez más rápida. La existencia del internet y las redes sociales ha generado un fenómeno social sin precedentes, el peruano del 2022 es mucho más homogéneo que el de hace 20 años; la coincidencia de intereses comunes es cada vez más grande, la educación y la información es más exequible.
Escuchar hablar a algunos aprendices de políticos o de movilizadores sociales que la peor desgracia que tuvo el Perú es el “haber sido conquistado por los españoles”; los españoles no conquistaron al Perú, conquistaron el “Tawantinsuyo de los Incas” el cual fue un estado que sometió por la fuerza a otras naciones; naciones que se aliaron a los conquistadores españoles para someter al imperio. El Perú nace de la fusión de los dos mundos, es decir del mestizaje (europeo y andino). Tratar de negar este mestizaje es cómo tratar de negar la existencia de uno de nuestros abuelos y eso es imposible, ya que ellos están en nuestra sangre, cultura, idioma, religión y tradición, el cual ha servido de base para la formación de una identidad nacional.

En el Perú en las últimas décadas han surgido pensamientos que buscan romper a la sociedad, dividirla en función a la etnia, a los estratos sociales, a los niveles económicos, a las regiones, tratando en encontrar o inventar contradicciones.

Intentaran separar lo hispánico, luego separar lo andino del costeño, del burgués al campesino y así seguir separando y cuando no se pueda separar más se inventará otra razón para seguir dividiendo a la sociedad, porque de este permanente clima de conflicto han hecho una forma de vida. Algunos dicen en forma muy risueña que de la dialéctica surge la razón rememorando al pensamiento hegeliano: “cuestiona todo lo existente”, pero cuando este cuestionamiento colisiona con la armonía y paz social impide el desarrollo y la obtención del bien común.
En el Perú de hoy, los políticos de turno tratan de infundir el odio entre peruanos, y  tratan de hacer ver, que por primera vez el verdadero pueblo obtiene el poder y que es una idea profundamente molestosa para la burguesía, que ésta no soporta la idea que un humilde maestro de escuela rural sea presidente del Perú; pero en la práctica existe una sospechosa incapacidad gubernamental para guiar al país, sospechosa por la inexistencia de una buena intencionalidad en la toma de decisiones; sospechosa en elegir a funcionarios de alta responsabilidad con amplios prontuarios delictivos, con comportamientos sociales marginales y sobre todo con una permanente inmoralidad y escasa ética; tratan de socavar la institucionalidad del país para hacer de estas prácticas deshonestas el común de la vida diaria entre los peruanos, convirtiéndola en una oclocracia corrupta que evolucionará definitivamente en una cleptocracia dirigida por muy pocos, al mismo estilo de Cuba o de Corea del Norte.
Para ello este gobierno emplea el odio como principal herramienta, tratando de dividirnos como peruanos, intentando establecer a unos con más derechos que otros, esforzándose en ridiculizar a otros sectores de la población por su origen o permanencia, a fin de poder justificar su endeble estadía en el poder, abjurando en los hechos sus principales deberes como gobernante de la república, el cual es velar por el bien común de cada uno de sus integrantes.
 En este gobierno no existe ideología; solo existen actitudes  que podemos verlas, leerlas, escucharlas y sentirlas en las calles, y que nuestro sentido común nos indica que no representan en absoluto los intereses del Perú como nación.

(*) General de Brigada del Ejército del Perú ® / Lic. en Historia y Mag. en Desarrollo y Defensa Nacional

2 thoughts on “EL ODIO COMO POLÍTICA DE ESTADO

  • Vicealmirante (r) Francisco Calisto Giampietri

    No puedo estar más de acuerdo con usted Gral. un gran y prolijo análisis, el odio en la política es un virus que sobrevive persé, inmerso en los personajes que la practican, extrapola las fronteras y se extiende cada día más, sobreponiendo los intereses particulares sobre el resto…impecable artículo

    Reply
  • César Barrón Gutiérrez

    El “odio” será una herramienta de los comunistas mientras tenga vigencia algunas realidades históricas subsanables. Ejemplo, el ingreso a la elitistas Escuela de Oficiales de las FFAA. Y así hay más casos en el acceso ciudadano: a NUEVAS universidades, hospitales.. Campos deportivos… No hay un norte que agradecer y defender..
    Gracias General Alan Torrico por su publicación. Suscribo su comentario.

    Reply

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *