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LA OEA, LOS PERUANOS Y LA CARTA DEMOCRÁTICA

Escribe Ricardo Israel

Instituto Iberoamericano

 

 

causa manifiesta extrañeza que una organización que no ha podido iniciar procesos de cuestionamiento e intervención ante dictaduras como Venezuela o Nicaragua lo haga ante Perú

 

La Organización de Estados Americanos (OEA) decidió iniciar la aplicación de la Carta Democrática a Perú, por petición de su gobierno y a través de los artículos 17 y 18 de la Carta.
Es cierto que fue solicitado por el propio gobierno peruano y figura entre las aplicaciones menos intrusivas, pero nada altera el hecho que causa manifiesta extrañeza que una organización que no ha podido iniciar procesos de cuestionamiento e intervención ante dictaduras como Venezuela o Nicaragua lo haga ante Perú, país que ha vivido en crisis política desde hace años, que a pesar de ello vive en democracia y no hay evidencia alguna que este en peligro. Por lo demás, la crisis actual esta relacionada con acusaciones de corrupción de la Fiscal de la Nación, investigadas y presentadas ante el propio Parlamento.
Las acusaciones son graves y han sido presentadas por autoridades competentes en un país donde existe la separación de poderes. En otras palabras, todo indica que lo que está ocurriendo es una decisión equivocada e injusta con Perú y quiénes han denunciado al actual gobierno, y que puede prestarse a manipulación por fuerzas que no son precisamente democráticas. En otras palabras, no parece ni oportuna ni necesaria. Y lo anterior, por mucho que haya sido solicitada por el propio gobierno peruano.
Parece haber cierto consenso en caracterizar a Perú como una sociedad que vive ya sea de crisis o crisis o en crisis política permanente, y a pesar de que la economía ha resistido mejor de lo esperado, para muchos ha aumentado la pobreza, la inestabilidad, la muy alta rotación de ministros, con una influencia creciente de la corrupción y del narcotráfico en las instituciones, además de una acción política de alta conflictividad y baja calidad, y con demasiados partidos para una mínima eficiencia, y donde la política se ha transformado en empresas familiares, a servirse del contribuyente mas que a servir al país.

 

 

todo indica que lo que está ocurriendo es una decisión equivocada e injusta con Perú

 

 

Los hechos muestran que no se perciben las condiciones que justificarían la aplicación de la Carta Democrática Americana, toda vez que la crisis tiene que ver con acciones provocadas por el propio gobierno, y con acusaciones de corrupción y similares, y donde la injerencia de la OEA no puede resolver la disputa interna, y a mi juicio, tiene que ver mas bien con una equivocada aplicación de instrumento valioso como la Carta Democrática Interamericana.
La Carta nació formalmente en Perú el día de los atentados a las Torres Gemelas, acompañada de muchas esperanzas, aunque ha transitado también por mucha frustración. Constituye un aporte en un doble sentido, al definir lo substancial de una democracia, y al ser instrumento de derecho internacional, innovando al señalar que “los pueblos de América tienen derecho a la democracia”, agregando la obligación de los gobiernos de “promoverla y defenderla”. La Carta dice que “la democracia es indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo”. Recoge los elementos esenciales de la democracia como también establece sanciones. Que no se aplique es otro problema,
Por todo lo anterior, es un elemento esencial para la defensa de la democracia, y no corresponde su utilización por un tema de conducción política interna y acusaciones de corrupción, siendo un elemento negativo que se puede prestar para manipulación.
En relación con la OEA no se aprecia que puede hacer “un grupo de Alto Nivel” enviado por ella y que no se encuentre uno de similar nivel presente en Perú. Se supone que ello es para preservar o defender la democracia, pero simplemente no se entiende porque sería necesario hacer “gestiones para promover el dialogo y el fortalecimiento del sistema democrático” peruano.
Si se anuncia que fiscales investigan supuestos hechos de corrupción, y si Perú cuenta con justicia independiente que ha enjuiciado a presidentes y condenado a expresidentes en fallos validados en cortes de otros países e internacionales, no se entiende la presencia de la OEA, aunque sea invocando artículos como los 17 y 18 de la Carta, ya que tienen que ver con el Titulo IV de” fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática”.
Sea cual sea el origen, hay que evitar sembrar un manto de dudas sobre lo que se hace en Perú, ya que esa ha sido la interpretación interesada de quienes no son precisamente amigos. Por lo mismo, tampoco se deben avalar versiones actualizadas de Pedrito y el Lobo como se ha hecho por parte de la presidencia del país. En definitiva, no corresponde el envío de un grupo de alto nivel al Perú con expertos de los Estados miembro, “con el fin de hacer un análisis de la situación”, “situación” que por lo demás tiene su origen en una presentación al Congreso de una denuncia constitucional en contra del actual presidente por parte de la fiscal de la Nación. Ese es el origen y no hay otro.
Aún más incomprensible es que esta decisión se haya tomado inmediatamente después que la propia OEA desarrollara a principios de octubre su último periodo de sesiones en Lima, por lo que es inevitable concluir que, al ser una acción dentro de la legalidad, lo que acabamos de comentar de la OEA no es solo una mala decisión, sino un retroceso en la aplicación de la Carta Democrática.

 

¿Cómo se sale de este error y equivocación?

 

De una sola manera, actuando con mucho respeto y cuidado. Que la Comisión se constituya con prontitud y que no haga ningún gesto o se expresen palabras que puedan ser mal interpretadas, y que si se sigue por el camino aprobado, se viaje a Lima con oídos abiertos y dispuestos a escuchar a todos los que quieran hablar, y sin ideas preconcebidas.
La democracia está en retroceso en la región, como también las dictaduras avanzan en vez de retroceder. Cuando existe una lucha entre estas narrativas no hay forma de eludir una imagen muy fuerte, la de la raya para la suma, que no hay forma de justificar que una institución que no ha podido actuar contra algunas de las peores dictaduras del mundo actual, parezca ahora actuar contra un país en crisis, pero una democracia como lo es el Perú. Por cierto, no es lo mismo, pero -y ese es mi argumento-es muy difícil que no invada la confusión.
Dar la señal equivocada es un error, Injusto para un lugar tan estrechamente ligado a la propia historia de la Carta Democrática y a su tradición, como lo es por lo demás Perú. Como no está claro en que puede colaborar la OEA para abordar una crisis que lleva tanto tiempo, lo que ha ocurrido parece además innecesario e inmerecido para los peruanos.

TOMADO de: https://intdemocratic.org/la-oea-los-peruanos-y-la-carta-democratica/?lang=es

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