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PELEA DE PULPOS

El memorable pleito que sostienen en los estrados judiciales el magistrado de la corte suprema César San Martín con el fiscal superior el “Equipo Especial” Rafael Vela, en torno a la permanencia o no de San Martín en el caso Humala/Heredia, claramente tiene dimensiones épicas.

 

Con todos estos antecedentes, debidamente documentados en la prensa y graficados en la memoria del Ministerio Público, hacía razonable el pedido de Vela para que San Martin se inhibiera de seguir favoreciendo a los Humala/Heredia,

 

Ya en anteriores oportunidades San Martín había desistido por propia voluntad  de participar en los pesares judiciales que atribulan a los Humala/Heredia, debido a que el fue quien le dio a Humala el hábeas corpus que le permitió quitarse de encima una inhabilitación por el sonado caso “madre mía”, pudiendo postular a la presidencia en el 2014, como que efectivamente lo hizo, y porque en la no menos famosas “agendas” de Nadine aparece de puño y letra expresamente mentado San Martín como un dilecto colaborador de ellos, con la intermediación de un tal “ojitos”.
Nunca se ha llegado a determinar a ciencia cierta si el tal “ojitos” está referido al ex magistrado del TC Eloy Espinoza, a la sazón ex Jefe de Gabinete de Asesores de San Martín en la presidencia del Poder Judicial, apuntalado por los Humala/Heredia para el TC (las malas lenguas dicen que Espinoza filtraba sus ponencias al blackberry de Heredia y la mantenía al tanto de la vida el TC por intermedio de una “asesora” que respondía al nombre de Liliana) y actualmente sancionado por la PUCP nada menos que por un grosero plagio; o si el tal “ojitos” fue nada menos que el constitucionalista Eguiguren, también apuntalado fallidamente por los Humala/Heredia para el TC, luego nombrado efímeramente ministro de justicia y posteriormente premiado con el chollo de la embajada del Perú en Madrid, nada menos.  Hoy Eguiguren es conocido por “asesorar” en la sombra al presidente Castillo.
Con todos estos antecedentes, debidamente documentados en la prensa y graficados en la memoria del Ministerio Público, hacía razonable el pedido de Vela para que San Martin se inhibiera de seguir favoreciendo a los Humala/Heredia, ya que -según recordó- la imparcialidad de un magistrado es un deber, una obligación, y una de las primeras garantías esenciales del proceso justo o del debido proceso.
Sin embargo, insólitamente esta vez San Martín, que acaba de pasar la ratificación ante la Junta Nacional de Justicia pese que fue oprobiosamente sancionado por ésta hace no mucho -logrando dejar sin efecto esa sanción de tres meses de suspensión en el cargo (para quien se considera adalid en la corte suprema y ha sido nada menos que su presidente) mediante una demanda de amparo más que discutible (al mismo estilo de “amparito Ayala”)- ha dicho muy envalentonado que no se va a excusar, y que estará presente en las audiencias de los Humala/Heredia. Hum….
San Martín ha escudado su cambio de proceder señalando que ha sido “la sala” la que así lo ha decidido, tratando de tomar distancia con ello y de lavarse las manos. Lo que no dice San Martín, es que “la sala” es la que él preside con mano de hierro, que ha sido presidente de la corte suprema con gran ascendiente sobre sus pares y que varios integrantes de “su sala” son solo “magistrados provisionales”, o sea, jueces supremos de segunda categoría sin voz ni voto en la corte suprema. O sea, nuevamente se ha impuesto.
Entretanto, el figuretti Vela deshoja margaritas.  Todo indica que San Martín, quien ante la Junta Nacional de Justicia se jactó de haber sido el que “emblemáticamente” condenó a Alberto Fujimori, al tiempo de señalar -sin ruborizarse- que fue echado del Poder Judicial por el Gobierno de Alberto Fujimori (¿?), a quien la imparcialidad del magistrado no le causa mayor preocupación, ni está en su agenda funcional, y que ya ha sido acusado de haber redactado la condena a Fujimori aún antes de haber escuchado su defensa -lo que resulta a todas luces muy impropio para cualquier buen magistrado que se considere hombre de bien, sea quien sea el procesado- se ha a imponer una vez más en su feudo dentro de la corte suprema. ¿Continuará piteando Vela? O, esta vez, tirará la toalla…

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