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ALIANZA Y LA COPA LIBERTADORES 2023

Por: Wladimir González Rojas.

 

 

el ingrediente fundamental en este tipo de torneos es el temperamento, la mística e identidad del grupo y el compromiso de cada jugador para escribir una nueva y siempre brillante historia, porque cada uno puede llegar hasta donde quiere llegar; no hay límites,

 

Una piedra dentro del zapato es para Alianza Lima su participación en Copa Libertadores desde hace algunos años. Resultados totalmente adversos son un estigma que pesa sobre el equipo actual, que, si bien es cierto está mejor conformado este año, no supone desde ningún punto de vista, una tarea fácil, más no imposible.
Este año Alianza inició su participación en el Grupo “G” de la Copa Commebol Libertadores, con un empate a cero goles con Athletico Paranaense de Brasil jugando de local en Matute. Mañana jueves 20 tendrá su segunda oportunidad, ahora como visitante ante Libertad de Paraguay, que en su debut derrotó al Atlético Mineiro en el mismísimo Brasil.
Frente a esta situación, haré un ejercicio sobre qué debe hacer el comando técnico aliancista dirigido por “Chicho” Salas. Algo parecido a lo que hiciera el técnico Sergio Markarian en el año 2011, cuando dirigió a Perú en la Copa América en Argentina.
Considero qué hay algunas similitudes que me permiten establecer alguna comparación; no hay todavía un equipo totalmente armado pero si se cuenta con jugadores con experiencia y recorrido y otros más jóvenes ansiosos de hacerse un nombre en el fútbol internacional. Markarian recién en el 2010, asume como técnico de la selección y rápidamente tuvo que conformar un equipo para la Copa America 2011.
Armó una estructura de equipo para defender su arco a más no poder y aprovechar el contragolpe para capitalizar la mínima ventaja del rival y anotar en la portería contraria. Ante ese diseño los entrenadores rivales a los que se sumaron algunos comentaristas deportivos dijeron que Markarian está “ratoneando”.
No importó el adjetivo calificativo, importaron los resultados y Perú llegó a las semifinales y obtuvo el tercer puesto del torneo y con Paolo Guerreo de goleador de certamen. La experiencia Markarian, con resultados positivos en dicha Copa América, es a mi entender para ser tenida muy en cuenta por el comando técnico aliancista.
Sobre todo si es que se quiere levantar cabeza en esta nueva edición de Copa Libertadores. Evitar derrotas, algunas hasta humillantes y lograr sacar ventaja de las debilidades del rival, al estilo Markarian. Tiene gente para eso, creo que sí.
Atrás, la experiencia de Carlos Zambrano y Santiago García, le dan solidez con Peruzzi por derecha y apostando por una evidente mejora continua de Ricardo Lagos por izquierda.
El medio campo cuenta también con experimentados como Josepmir Ballon y el colombiano Andrés Andrade combinados con la Juventud de Jesús Castillo, puede contener al rival y elaborar salida hacia el campo contrario. Adelante hay material humano para hacer daño al rival con contragolpes bien estructurados con la velocidad de Franco Zanelatto, Pablo Sabag y Bryan Reyna.
Quedan jugadores importantes para los recambios, los que sí y sólo sí, deberán ser muy oportunos de acuerdo con la necesidad y el desarrollo del partido y sin miedos ni temores. Jugadores como Barcos, Concha, Cueva, Lavandeira, Costa, Valenzuela, etc., pueden contribuir a resolver el partido con calidad y experiencia. Un factor decisivo es la preparación física y el trabajo sobre la pelota parada.
El fútbol peruano sigue teniendo cierto déficit en los tiros libres y en los tiros de esquina, muchos goles tanto a nivel de selección como de equipos nos han costado derrotas increíbles, aun jugando bien.
Lo otro es ser altamente efectivos cuando se juega de visita, aprovechar al máximo la llegada con gol porque serán pocas las oportunidades, sobre todo ante equipos que saben defender como demostró Libertad en su victoria ante Atlético Minero como visitante. Un solo gol madrugador y a cuidarlo hasta el final con entrega mucho pundonor y coraje.
No siempre se puede ganar jugando bonito, también hay que saber ganar con planteamiento y estrategia teniendo la lectura correcta del rival y de las potencialidades con las que cuenta del equipo.
Finalmente el ingrediente fundamental en este tipo de torneos es el temperamento, la mística e identidad del grupo y el compromiso de cada jugador para escribir una nueva y siempre brillante historia, porque cada uno puede llegar hasta donde quiere llegar; no hay límites, pero si es necesario saber que para lograrlo cada día hay que ser mejor y eso en el fútbol como en casi todo en la vida exige mucho orden,  mucha disciplina, mucha entrega y buena dosis rebosante de voluntad y compromiso.

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