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100 AÑOS

Por: Luis Gonzales Posada.

El 23 de mayo es una fecha histórica para el aprismo, porque ese mes y día del año 1923 se forja la alianza obrero-estudiantil con la muerte del obrero Salomón Ponce y del universitario Manuel Alarcón Vidalón.
Fue hace 100 años que los alumnos de San Marcos, liderados por Haya de la Torre, presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, se reunieron en el Salón General de la vieja casona para de ahí salir a las calles y distribuir un manifiesto oponiéndose al proyecto del presidente Leguía y del arzobispo de Lima, monseñor Emilio Lissón, consagrando el Perú al Corazón de Jesús y demandando, asimismo, la separación entre Estado e Iglesia, matrimonio civil y libertad de cultos, banderas desplegadas por las juventudes liberales de Latinoamérica.

 

Esa gesta no fue, como malignamente difundió más adelante la extrema derecha y el comunismo, para exigir que cierren los templos o proscriban el sacerdocio, versiones perversas como aquella que sostuvo que la estatua del Corazón de Jesús fue “arrastrada por las calles y destruida por una turba de fanáticos aprista”, cuando la sagrada imagen se encuentra intacta en el frontis de la Catedral.
Ese 23 de mayo la gendarmería, a pie y a caballo, intentó dispersar a los manifestantes, produciéndose inevitables choques. Se escucharon disparos y cayeron abatidos Ponce y Alarcón.
Al día siguiente, los insurgentes rescataron los cadáveres de la morgue para velarlos en el recinto universitario y el 25 de mayo los catedráticos –encabezados por su rector, Manuel Vicente Villarán– alumnos y obreros llevaron en hombros los ataúdes hasta el cementerio. El diario La Crónica estimó el cortejo en 30 mil personas, una multitud porque en esa época la población capitalina alcanzaba 227 mil habitantes.
Sobre el evento, la revista APRA –que precedió al diario La Tribuna–, en su edición del 29 de mayo de 1931, consigna que “el aprismo nació el 23 de mayo de 1923”. Por su lado, Haya de la Torre sostuvo que “para nosotros el 23 de mayo tiene dos santos y ahí está el nombre inicial de nuestro partido: Frente Único de Trabajadores Manuales e Intelectuales […] nadie dudó ya en los episodios dramáticos de esos tres días memorables que teníamos que estar juntos el brazo que trabaja y el cerebro que piensa”.

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