(El Montonero).- Al cierre de esta edición, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, con el 90% de las actas escrutadas, obtenía el 56% de los votos frente al 44% de los sufragios de Luisa González, la candidata del correísmo y de las izquierdas latinoamericanas. De esta manera Noboa conseguía un segundo mandato en el país del norte, sobre todo por una gestión en que la lucha contra la criminalidad y el ejercicio de la autoridad constitucional se convirtieron en ejes de su gobierno.
Las reformas pendientes de las derechas latinoamericanas frente al estancamiento
La izquierda, pues, queda relegada en el Ecuador y los planes regionales del Foro de Sao Paulo y el eje bolivariano se debilitan considerablemente en la región. Asimismo, en noviembre próximo se celebrarán comicios generales en Chile para elegir al presidente de la República y los miembros de las cámaras de Diputados y Senadores.
Las encuestas hasta hoy indican que tres candidatos de las derechas obtienen la mayoría de las adhesiones y no sería nada extraño una segunda vuelta entre dos centros derechas, como resultado del desastre de la administración de Gabriel Boric y el artificial “momento constituyente” que construyeron las izquierdas y que terminó paralizando a uno de los mayores milagros económicos de los países emergentes. Sin embargo, la posibilidad de que la izquierda ingrese a la segunda vuelta y se escriba un nuevo capítulo de la polarización ideológica chilena no se descarta de ninguna manera. La izquierda en general puede conseguir un tercio de las adhesiones electorales.
Por otro lado, en agosto próximo se desarrollarán elecciones generales en Bolivia para elegir al presidente, vicepresidente, 130 miembros de la Cámara de Diputados y 30 integrantes de la Cámara de Senadores para el periodo 2025-2030. Si bien el modelo de sustitución de importaciones que implementó el MAS de Bolivia ha volado por los aires, con la falta de dólares para abastecer de combustibles al país, nada indica que el MAS y el eje bolivariano puedan ser desplazados del poder y se reconstruya la democracia altiplánica.
Incluso el mismo Evo Morales organiza una candidatura propia o una participación directa en el poder, independiente del partido oficialista de la dictadura boliviana.
También se desarrollarán elecciones nacionales en Honduras y Haití. Sin embargo, todo indica que cualquiera sea el país de análisis en Hispanoamérica en general se experimenta una guerra ideológica y cultural sin precedentes, que ha llevado a la región a un péndulo permanente de incertidumbre entre los modelos estatistas y colectivistas y las economías de mercado. Una guerra ideológica que ha terminado debilitando todos los avances democráticos e institucionales de décadas pasadas.
De alguna forma la situación de la región hispanoamericana se asemeja a todas las colisiones ideológicas en las sociedades occidentales: Europa y Estados Unidos. Semejantes choques ideológicos y culturales no existen en Asia, África y otras regiones que crecen casi el doble que Latinoamérica.
En el 2025 Hispanoamérica seguirá creciendo debajo del promedio mundial. Los organismos multilaterales proyectan que la región crecerá en 2.5% en promedio, mientras que la economía mundial en general se expandirá en 3.2%.
Es decir, Hispanoamérica se expandirá 0.7 puntos menos que el promedio planetario. Para tener una idea de las cosas vale señalar que Asia se expandirá en promedio sobre el 4% y África puede sumar un crecimiento cercano al 4%.
Si las centro derechas en la región no desarrollan reformas económicas audaces, tal como sucedió en Chile y Perú en los ochenta y los noventa, y tal como acaece hoy en la Argentina de Javier Milei, de nada servirán los triunfos sobre las izquierdas y el eje bolivariano.
Todo se tratará de un capítulo más del eterno péndulo entre izquierdas y derechas que parece afectar a la región. Si los países latinoamericanos no deciden emprender las reformas educativas y la solución de las brechas de infraestructuras que llevaron a los países de Asia a alcanzar el desarrollo, nuestra región se convertirá en el último vagón del mundo.