OPINIÓN/ Bernardo O’Higgins: gratitud, libertad y fraternidad
Escribe: Ricardo Sánchez Serra
Un homenaje binacional que revive el alma integradora del prócer en suelo peruano
O’Higgins “no solo fue un prócer y libertador, sino un independentista a la altura de don José de San Martín y don Simón Bolívar”
En el auditorio del Instituto Raúl Porras Barrenechea (IRPB) de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, se realizó la conferencia “Legado de Hermandad e Integración entre el Perú y Chile dejado por Bernardo O’Higgins”, organizada por la Embajada de Chile en el Perú y el IRPB.
El evento, colmado de historia, afecto y solemnidad, reunió a autoridades diplomáticas, académicos y representantes militares en torno a la figura del Gran Mariscal del Perú y Libertador de Chile.
El coronel que devolvió humanidad al prócer
Entre las intervenciones que enriquecieron la jornada, la del coronel Christian Barros Cruzat, agregado militar de la Embajada de Chile, brilló por su hondura emocional y claridad pedagógica. Trazó un retrato íntimo y continental de O’Higgins, hilando biografía, espiritualidad y legado con una frase que el prócer repetía con convicción: “Chileno de nacimiento y peruano por gratitud”. Desde esa premisa, el coronel tejió una narrativa que no solo ilustró, sino que conmovió y dignificó, revelando al libertador como símbolo vivo de integración latinoamericana.
En 1827 Bernardo O’Higgins declaró al Perú como su patria definitiva
O’Higgins vivió 23 años en el Perú, casi un tercio de su vida. En Lima, conoció la riqueza cultural de la ciudad: sus cafés, teatros, iglesias, mercados y plazas. Fue educado en el Colegio del Príncipe y en el Real Convictorio de San Carlos, donde se forjaron sus ideales libertarios. Su apoderado limeño, miembro de la Orden de San Francisco, le inculcó una profunda devoción religiosa, especialmente a la Virgen del Carmen, a quien dedicó el templo votivo de Maipú.
El coronel Barros recordó que O’Higgins convivió con niños mapuches en Chile y con hijos de caciques en Lima, lo que sembró en él una preocupación genuina por los pueblos indígenas. Su paso por Londres, bajo la tutela de Francisco de Miranda, reforzó su pensamiento americanista y su convicción por la autonomía de los pueblos.
Embajador Luis Mendívil, evocando la amistad peruano-chilena
Uno de los momentos más emotivos del discurso fue cuando el coronel leyó fragmentos de las cartas de O’Higgins, en especial aquella dirigida al Marqués de Torre Tagle, donde el prócer pide ser recibido “como un ciudadano común y corriente”, sin privilegios ni honores. También evocó su súplica a Bolívar para participar como soldado en la campaña de Ayacucho, pese a su enfermedad, y el gesto del Perú al otorgarle una medalla única por sus servicios. “No me obligó a vivir de la caridad”, escribió O’Higgins sobre el reconocimiento peruano, en una frase que el coronel destacó con visible emoción.
Raúl Porras Barrenechea en una frase memorable definió al prócer como “el más noble símbolo de la amistad peruano-chilena de todos los tiempos”