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OPINIÓN/ La misión de la transición

Escribe: María del Pilar Tello

 

Si el miedo gobierna, no habrá democracia posible.  Pero si el Estado recupera la autoridad ética y la capacidad de proteger a su gente, el Perú habrá dado el primer paso para salir de una crisis que ya comienza a lesionar la economía.

 

El gobierno de transición tiene una misión que no admite ambigüedades: restablecer el orden, el respeto a la ley y la confianza ciudadana. Seis meses parecen poco, pero pueden ser decisivos si se entienden las prioridades. Ninguna reforma política, económica o institucional tendrá sentido si el país continúa sometido al poder del miedo. La criminalidad organizada ha traspasado los límites de la delincuencia común y se ha convertido en una estructura paralela de poder, infiltrada en la economía, la política y la vida cotidiana. 

Por eso, la seguridad ciudadana es esencial,  la criminalidad mata y la guerra contra ella es la columna vertebral de la transición. Sin seguridad, no habrá campaña limpia, ni libertad de expresión, ni elecciones democráticas. Si el Estado no logra contener la ola de extorsión, sicariato y corrupción policial, el terror se convertirá en el verdadero árbitro del proceso electoral. Y en ese escenario, los candidatos podrían ser víctimas de chantajes, amenazas o silencios forzados.

El nuevo gabinete ha recibido la investidura del Congreso con un voto de confianza que debe traducirse en acciones inmediatas y medibles: inteligencia operativa, coordinación con el Poder Judicial y la Fiscalía, y una comunicación transparente que devuelva esperanza. La transición no debe ser solo un puente entre gobiernos, debe ser un acto de rescate moral del Estado. Si el miedo gobierna, no habrá democracia posible.  Pero si el Estado recupera la autoridad ética y la capacidad de proteger a su gente, el Perú habrá dado el primer paso para salir de una crisis que ya comienza a lesionar la economía.

Estamos ante una frontera,  o logramos vencer la criminalidad o nuestra situación empeora y se afecta incluso la salida electoral. No necesitamos más discursos, necesitamos resultados.

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