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OPINIÓN/ Cruzando el túnel hacia el descuido: «el deterioro que Miraflores ya no puede ocultar”

Escribe: Alexandre Ridoutt Agnoli

 

ni el MTC, responsable nacional de la infraestructura vial del país; ni la Municipalidad Metropolitana de Lima; ni el tan cuestionado concesionario Rutas de Lima han podido o simplemente no han querido resolver el problema

Basta recorrer la avenida Benavides de Este a Oeste y cruzar el túnel bajo el óvalo de Higuereta para encontrarse con un contraste indignante: del lado de Surco, una vía en condiciones aceptables; del lado de Miraflores, una pista que parece haber sido bombardeada, abandonada y plagada de huecos, mientras sus autoridades siguen enfrascadas en los interminables enredos de una burocracia improductiva que no resuelve nada.

El día que sea legal que cualquier ciudadano pueda deducir de sus impuestos la factura por reparar la suspensión, la dirección o el choque ocasionado por un hueco, recién ese día las autoridades entenderán en carne propia cuánto nos cuesta su desidia. Ahí sí reaccionarán. Por ahora, como ese costo lo pagamos nosotros, les da exactamente lo mismo.

Lo más grave es que Miraflores, durante años, fue un referente de buen mantenimiento urbano. Hoy, sin embargo, está peligrosamente cerca de parecerse a esos distritos cuyo deterioro prefiero no mencionar porque llenarían la mitad de este artículo. Qué lejos quedaron aquellas épocas en las que los municipios estaban conformados por profesionales competentes, vecinos comprometidos y gestores que realmente entendían que administrar una ciudad no era una vitrina política, sino un servicio público.

Pero el abandono de la ciudad no se limita a la Av. Benavides. En todo Lima hay cientos de casos similares o peores, y un ejemplo claro a solo unos kilómetros es el puente de Conchán, en la Panamericana Sur: clausurado hace más de ocho meses por una falla estructural. Si, como lo escucha más de ocho meses.

Y ni el MTC, responsable nacional de la infraestructura vial del país; ni la Municipalidad Metropolitana de Lima; ni el tan cuestionado concesionario Rutas de Lima han podido o simplemente no han querido resolver el problema. Mientras tanto, miles de ciudadanos del sur chico siguen perdiendo tiempo, dinero y oportunidades por culpa de la improvisación, la ineficiencia y la pasividad de instituciones que parecen más preocupadas por justificarse entre sí que por cumplir con su responsabilidad elemental: mantener operable una de las vías más importantes del sur de la ciudad.

Si hubiera existido un mínimo de voluntad y capacidad de gestión por parte del anterior ministro del MTC cuando ocurrió el evento, lo correcto habría sido ordenar de inmediato una auditoría técnica e imparcial, por ejemplo, a cargo de la Contraloría y, con ese sustento, disponer sin demora los recursos necesarios para implementar una solución técnica y económicamente viable. Así, mientras se determinaba quién era el verdadero responsable y quién debía asumir los costos finales, la vía ya estaría reparada y en funcionamiento. Pero nada de eso ocurrió.

“Pero no: como están más preocupados por sus propios intereses que por darle una solución inmediata a los usuarios, prefieren evitar cualquier investigación que pueda destapar la olla y dejar al descubierto las irregularidades que muchos intentan cometer y luego ocultar en cada obra que tocan.”

El conflicto entre la MML y Rutas de Lima vuelve a repetirse, nuevamente en la Panamericana Sur. Desde el peaje de Villa, basta avanzar unos metros para notar el inicio del deterioro del asfalto. Todo indica que Rutas de Lima, anticipando un fallo desfavorable en el proceso en su contra, decidió hace meses dejar de realizar el mantenimiento preventivo que le corresponde.

esquivando huecos en la Panamericana Sur

El resultado está a la vista: una vía estratégica que se deteriora sin control mientras la concesionaria, en vez de cumplir con sus obligaciones, parece haber optado por dejar que el desgaste avance como mecanismo de presión o simple desidia.

Si esto continúa, no hará falta ser adivino para prever que, de cara a la temporada de playa, nos tocará pasarla esquivando huecos en la Panamericana Sur del mismo modo en que hoy lo hacemos en la avenida Benavides, del lado de Miraflores. Y si el actual ministro del MTC, como máxima autoridad de transporte, no marca una diferencia real con su antecesor, ya sabemos perfectamente cuáles serán los resultados.

Y mientras tanto, ¿qué recibimos los ciudadanos?

Cartas de cobranza coactiva por retrasarnos un mes en el pago de tributos, o multas de SUTRAN por excedernos en 1 km/h el margen de tolerancia del 5% en la carretera. Para eso, sí: son eficientes, veloces y rigurosos.

Pero nosotros llevamos meses esquivando huecos, dañando nuestros autos y gastando miles de soles en reparaciones por culpa de la incapacidad, la ineficiencia, la indiferencia y en no pocos casos la corrupción de autoridades que jamás debieron llegar al cargo.

Autoridades que llegaron porque las elegimos a última hora, “en la cola y con la cola”, sin revisar su pasado, su presente, su capacidad o su integridad. Y así, cada cinco años, volvemos al mismo punto: repitiendo el error y entregando la ciudad a personas que no están preparadas ni poseen la decencia ni la solvencia moral para gobernarla.

Y así, entre abandono, improvisación y pequeñas mafias que se reparten la ciudad, seguimos cruzando el túnel… rumbo al mismo lugar: la ineficiencia que ya nos está costando demasiado.

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