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EL PERÚ Y EL PODER

Por: Alan Torrico Lapoint

General de Brigada en situación de retiro del Ejército del Perú, Lic. en Historia y Magister. en Desarrollo y Defensa Nacional.

El Estado debe funcionar como un elemento armonizador de esta libertad y no subyugar al hombre, es por eso el fracaso del modelo comunista y el éxito de los regímenes liberales

En la actualidad, nuestra patria se ve envuelta en un manto de desesperanza y pesadumbre como producto de la incapacidad de nuestra clase gobernante para tomar decisiones acertadas y elegir a personas idóneas para puestos de responsabilidad y que estén en condiciones de dar soluciones a las expectativas del bien común nacional.  Esta    suerte de abismo al cual nos han llevado no es una situación fortuita, “sino” más bien responde a un maquiavélico plan que busca lo más elemental de la ambición humana, que es la obtención del poder y su sostenimiento.
El poder se puede sintetizar como la capacidad que posee un individuo u organización para hacer que otros en forma voluntaria o coercitiva realice algo en favor de un individuo o una causa, ya sea que involucre sus acciones o comprometa sus posesiones, su libertad y hasta su bienestar.
Existen diversas formas de aplicación del poder. En algunos casos está a disposición de la satisfacción de las necesidades del bien común y en otros, está al servicio de algunos pocos, de allí surge la gran disyuntiva de su aplicación, ya que posee una fuerte connotación ética y moral y en algunos casos puede hasta lidiar con falta de respeto a las leyes establecidas, doblegando voluntades y torciendo los hilos en la aplicación de justicia.
  Para el que aplica el poder es importante ser visto como una persona justa sin tener necesariamente que serlo, lo importante “para él” es parecerlo y no serlo, “ya que la obtención del poder puede ser fácil, pero resultar difícil de sostener” para ello se requiere influir en la mente del subordinado por la conciencia o por el miedo.
Existen diversas clases de poderes que no siempre se encuentran entrelazados pero que ejercen gran influencia en los subordinados. así tenemos el poder judicial, político, el económico, militar, mediático, religioso, electoral etc, cada uno de ellos se ha impuesto sobre otros, de acuerdo a las condiciones y situaciones existentes y sobre todo a las realidades de cada pueblo.
No se puede señalar al poder político como el principal de los poderes, la historia nos enseña diversos procesos humanos en los cuales alguno de estos poderes ha transformado el status quo, como la revolución islámica de los ayatolas en Irán que doblegó el poder político, económico  y militar del principal aliado de los Estados Unidos en el medio oriente.
Esta  visión religiosa del poder transformó al país hasta la actualidad y ha construido una potencia en base de una visión religiosa; otros ejemplos de poder no político es el mediático como lo que sucedió en el llamado caso Watergate en 1973 en Estados Unidos cuando la investigación de un par de periodistas obligó a renunciar a Richard Nixon de la presidencia de su nación.

Los socialistas no pueden adjudicarse como exclusividad la solución de las necesidades poblacionales, la visión política-ideológica universal después de la  caída del muro de Berlín, ya es otra.

Latinoamérica en la actualidad, viene trabajando un nuevo sistema político llamado socialismo del siglo XXI, que trata de copar en el poder en la mayor cantidad de países, perpetuarse en el poder para realizar las transformaciones sociales que preconiza y que son aspiraciones del común de las gentes, como es una educación de calidad, vivienda, agua, empleo, salud, seguridad los cuales no solo corresponden a la visión socialista, sino también son comunes a todas las ideologías políticas.
Los socialistas no pueden adjudicarse como exclusividad la solución de las necesidades poblacionales, la visión política-ideológica universal después de la  caída del muro de Berlín, ya es otra.
El socialismo como ideología ha fracasado en todo el mundo por una sencilla razón, la retórica de su discurso y la inconsecuencia de sus acciones  no ha  generado  riqueza que solucione los males de sus pueblos, sino más bien la estandarización de sus poblaciones a la condición de pobres, manteniendo un grupo dirigencial político con grandes privilegios y fortunas.
Es decir, los socialistas se convirtieron en lo que siempre habían criticado y peleado, una clase parasitaria que vive de la plusvalía de las clases productoras; convirtiendo a sus naciones en estados populacheros- (degeneración del populismo), incapaces de producir riqueza y menos de redistribuirla, sino más bien en una especie de organización delictiva que busca vivir de las arcas del estado, socavando las libertades comunes a toda sociedad democrática como son las libertades individuales, la propiedad privada y la libertad de prensa.
No es de extrañar el resultado final de la Unión Soviética y de sus satélites. Al final el hombre, como individuo, siempre se sobrepone y el tratar de mantenerlo subyugado a un sistema perversamente distributivo no hizo más que acrecentar las contradicciones y el sistema se derrumbó cual castillo de naipes.
Al comparar su realidad con los países occidentales, ese populismo o “populacherismo” señalado anteriormente sirvió como instrumento de generación de un complejo aparato de corrupción sostenido por la represión del estado.
Algunos podrán decir que la República Popular China es una excepción y sin lugar a dudas lo es. China es una nación que nunca conoció la libertad y democracia como el mundo occidental las  entiende, donde no existe libertad de opinión, libre tránsito y otras libertades comunes, tal como las entendemos en el mundo occidental, pero China supo presagiar el advenimiento de nuevos vientos y realizó un rápido cambio de dirección de timón. Así, enmendó económicamente muchos de sus errores y copió exitosamente modelos macroeconómicos occidentales que permitieron un desarrollo sostenible, pero a un inmenso precio, a costa de la clase campesina y obrera.
En Latinoamérica hemos quemado grandes etapas de la historia universal, como son las dos guerras mundiales y la revolución industrial. Pasamos de una sociedad pre industrial a una neo liberal, los pueblos no tuvieron que soportar el peso de los acontecimientos antes señalados, simplemente nos remitimos a mal copiar modelos económicos, políticos y sociales principalmente de Europa, pero en esencia éramos países recientemente independizados, sin la creación de instituciones sólidas y democráticas, acostumbrados a un actuar coyuntural, de caudillos militares que se movía pendularmente, entre conservadores y liberales, pero cuyo principal motivo era la consecución y mantenimiento del poder a cualquier costo, como si un derecho divino se hubiera cernido sobre estos caudillos para manejar esta parte del mundo, de acuerdo a su voluntad y a la corrupción que los sostenían.
El Perú básicamente es producto del mestizaje entre andinos e Ibéricos, el tratar de separar esta realidad es un desperdicio ocioso y absurdo. Las retóricas que actualmente se dicen en plazas o medios de comunicación generan un odio, inventando buenos y malos, tratando de separar a la población entre los que, según ellos, deben tener más derechos y menos derechos, al mismo estilo que las leyes de Núremberg del régimen nazi en Alemania, la cual arrebató  todos los derechos ciudadanos a los judíos alemanes.
Para ello este socialismo del siglo XXI requiere cambiar la Constitución, lo que le permitiría el atropello a  los derechos, que por sentido común le pertenecen a todos los peruanos. La existencia de una clase marginal o pobre no es producto de un modelo político  o económico; es producto de la actitud de la clase gobernante.
Tenemos el ejemplo de Venezuela que, si bien fue un país de grandes contradicciones económicas y sociales, se ha convertido ahora en una miserable nación de pobres que luchan por escapar de su país para poder sobrevivir, mientras una clase dirigente amasa grandes fortunas que son salvaguardadas en paraísos fiscales. Esta hipocresía política es el claro ejemplo del socialismo del siglo XXI en Latinoamérica.

Actualmente en Latinoamérica se viene generando una estrategia política basada en incentivar odio entre clases sociales, etnias, pueblos originarios etc

 Si bien es cierto se tiene que realizar cambios de rumbo de nuestra política actual, esta no puede ni debe atentar contra la individualidad  del ciudadano como hombre, como ser humano, debido a que éste es el capital más importante y fuerte que posee la nación y es promesa de un futuro mejor para las generaciones venideras.  El desarrollo del individualismo potencia la creación e imaginación del hombre generando bienes y riquezas, prosperando el empleo y generando rentas para el estado que serán redistribuidas para la generación de un mayor individualismo, mediante la solución de las necesidades básicas de la nación como lo es principalmente la educación, salud, empleo, infraestructura, seguridad y bienestar general.
La visión marxista de un proletariado que generaba riqueza (plusvalía), la cual era explotada o utilizada por los dueños de los medios de producción, mantenía en la miseria a la clase obrera, ahora esto es una visión lejana del siglo XIX, al mismo estilo de las novelas de Charles Dickens. Las guerras mundiales han cambiado la visión marxista de la relación entre la clase trabajadora y los dueños de los medios de producción, ya no hay vuelta atrás, las reivindicaciones económicas y sociales son una realidad y las leyes las protegen; claro que aún hay un largo camino por recorrer, mejoras por realizar, perfeccionamientos de algunas condiciones laborales, una mejor recaudación fiscal y una adecuada inversión estatal a fin de mantener la dinámica económica de crecimiento, pero sin detrimento del inversor.
En referencia a que el problema del Perú no radica en un cambio de un modelo político-económico por otro; más bien, se centraliza en la “actitud” de los gobernantes; esto se refiere básicamente a la “corrupción” que impera en esta parte del mundo.
La corrupción es un mal endémico que se ha generalizado en todos los espacios de la realidad nacional, socavando las estructuras de las instituciones, haciéndolas permeables a pretensiones exógenas a su función y determinando el incumplimiento de los deberes para las cuales han sido creadas, no permitiendo una adecuada distribución de la riqueza hacia las clases más necesitadas.

se hace necesario la creación de una cámara de Senadores y otra de Diputados cuyos periodos electorales no deberán ser los mismos

Además, existe una pésima administración del sistema de justicia que esta al servicio de las clases gobernantes de turno y no al del cumplimiento de la ley. Este es un  mal endémico que se remonta a siglos como nación, el mismo que ha calado en la cultura popular del Perú, siendo el cumplimento de esta ley la garantía más elemental para el mantenimiento del equilibrio de poderes, para lo cual se requieren jueces y fiscales de capacidades excepcionales tanto éticas, morales y cognoscitivas, ajenos a toda tendencia política e ideológica, convirtiendo la justicia  en un apostolado obsesivo del cumplimiento de la ley y no en muy mero servicio a un clientelismo.
Para ello se requiere reclutar a los mejores cuadros de nuestras universidades de mayor renombre y conocimiento, con la misión a largo plazo de reconstruir nuestro sistema de justicia, de no lograrlo habremos fallado como nación y la anarquía y corrupción terminarán debilitándola y su permanencia o duración en el tiempo será más corta de la que nuestros padres fundadores desearon.
Actualmente en Latinoamérica se viene generando una estrategia política basada en incentivar odio entre clases sociales, etnias, pueblos originarios etc. La invención del odio es un mecanismo destinado a generar una identidad entre un grupo particular de ciudadanos que legitime futuras acciones políticas a adoptar, como un cambio de constitución o el derecho a la permanencia de la propiedad privada o la meritocracia para ocupar tal o cual cargo.
Este odio se disfraza de desposeído que toma una revancha histórica que le ha sido negada por generaciones, dividiendo a la sociedad en lo que ellos nos quieren hacer creer, entre buenos y malos, destrozando las instituciones públicas para su propio beneficio e insatisfaciendo las demandas populares.
Esto ya no es un tema de ideología es un tema de actitud, “no importa en lo que creas, lo importante es que lo hagas y lo conserves” porque estás convencido que es tu derecho histórico y el de tus allegados.
El hombre nace libre de ataduras, son la sociedad y el común de su convivencia que crean las reglas para regularlo mediante su cumplimiento, este Leviatán son los hombres sin gobierno, ni leyes. Las leyes son como cadenas que lo atan por cada uno de sus miembros para evitar que él mismo se haga daño o haga daño a los demás. Estas cadenas son la división del poder, esta división mantiene el frágil equilibrio de los pueblos, por eso que los filósofos europeos del siglo XVII y XVIII mediante la división de la mayor cantidad de poderes.
Algunos dirán que es un gasto innecesario y un esfuerzo doble para la toma de decisiones, pero la historia reciente nos enseña  que si bien la división del poder puede ser paquidérmica, resulta ser el mejor modelo de todos, ya que proporciona equilibrio en un movimiento periódico pendular entre agrupaciones políticas de derecha, centro e izquierda y estas  no podrán amasar todo el poder en un determinado momento.
Por eso se hace necesario la creación de una cámara de Senadores y otra de Diputados cuyos periodos electorales no deberán ser los mismos y manteniendo una adecuada separación con la elección del Ejecutivo.

No se puede sostener una institución eminentemente democrática como el Parlamento, cuando este nace por la imposición, autoritarismo y corrupción de las supuestas organizaciones políticas.

Es decir, la elección de una cámara de senadores cada 6 años, diputados cada 4 y presidente cada 5, en la cual ambas cámaras se fiscalizan mutuamente y entre ambas harían lo mismo con el poder ejecutivo y judicial, devolviéndole al pueblo su soberanía natural a cambiar el destino de la nación cuando este no responda a sus expectativas.
La ley electoral debe ser cambiada radicalmente. Los partidos políticos en el Perú son meros remedos, salvo pocas excepciones, más bien son clubs políticos cuyos “dueños” financian de manera poco transparente y ética sus campañas electorales, quedando claro que su principal propósito es la defensa de sus intereses
Pretenden, por consiguiente, llegar a cualquier costa al poder y lógicamente sin ningún tipo de regulación, lo que les permite elegir indiscriminadamente a sus acompañantes en estas aventuras políticas. Al final, se repite la consabida historia de crear el grupo clientelista que sostiene   al caudillo, aún si este puede estar en oposición a los intereses nacionales. Muchos de estos caudillos nos han llenado de ingratas sorpresas como marginados de la sociedad y de la justicia, con serios cuestionamientos éticos y morales desprestigiando la noble labor legislativa.
No se puede sostener una institución eminentemente democrática como el Parlamento, cuando este nace por la imposición, autoritarismo y corrupción de las supuestas organizaciones políticas. “lo que mal nace mal acaba”. Los partidos políticos deben sostenerse en base a la voluntad popular de sus bases y no mediante una democracia indirecta. Las campañas electorales en el interior de los partidos deben ser permanentes y no coyunturales de acuerdo a un calendario electoral nacional, así como la elección de los líderes o de sus representantes no debe estar a cargo de unos pocos, sino de todos sus miembros por una libre, directa y secreta elección, basados en antecedentes judiciales, éticos, morales y profesionales de cada uno de sus asociados. Además debe estar supervisada y fiscalizada por los órganos electorales competentes, los mismos que serán sujetos al escrutinio público de acuerdo a la ley de transparencia.
Como se ha visto en la historia de la humanidad todo se centra en la obtención y conservación del poder. El poder es un elixir que puede curar, embriagar y hasta matar, alivia el ego, nubla los sentidos, transforma ángeles en demonios, distorsiona la realidad, es dulce y agradable una vez que se prueba. La condición humana hace que sea muy difícil luchar contra sus encantos, son como las sirenas de las viejas historias que enamoraban a los marineros con su belleza y cánticos haciendo que los marineros salten al agua en busca de sus placeres para luego ser ahogados.
La única forma de evitar esta embriaguez es mediante la elección de una persona llena de valores éticos y morales, motivo por el cual el conocimiento y difusión de la vida completa de un candidato es de responsabilidad del Estado y su elección es responsabilidad individual de cada uno de los electores y “sobre todo”, con la regulación y división de poderes podremos garantizar el buen ejercicio de este.
Algunos buscan el poder para hacer fortuna, otros buscan la fortuna para obtener el poder, todo ello nos indica la real dimensión del espíritu humano, la cual debe y tiene que ser regulada por la ley de Dios o la ley del hombre, porque sin estas el libre albedrío acabará por llevarnos a la anarquía y la ruptura del natural pacto social  entre la sociedad y sus gobernantes.
La historia nos enseñó cómo la casa monárquica de los Habsburgo, después de la conquista americana, entendió como dividir el poder de acuerdo a la realidad que vivieron. El Virrey era supervisado por los  oidores y estos a su vez por el visitador y la iglesia supervisaba a todos. Este equilibrio permitió a los reinos vivir más o menos sin sobresaltos, hasta las élites indias tenían una importante cuota del poder. Todo terminó cuando los Borbones se hicieron del poder en España y cambiaron las reglas de juego centralizando en poder en el monarca en perjuicio de las otras clases o castas y ese fue el origen de las guerras de independencia cuya expresión más clara la tiene Túpac Amaru II quien, si bien es cierto no deseaba una independencia plena, buscaba regresar a sus  antiguos privilegios como nobleza inca. Este tema es aún de controversia, pero lo que sí es claro es el equilibrio que les dio el éxito a los Habsburgo.
En la realidad humana el cambio es constante, el no entenderlo así y afianzarse a regímenes duros, inflexibles o totalitarios termina siempre en una gran catástrofe social y política, el estado no puede ni debe imponerse sobre la libertad del hombre, esto último es la esencia misma de la sociedad, esta libertad permite que los pueblos cosechen paz, riqueza y bienestar.
El Estado debe funcionar como un elemento armonizador de esta libertad y no subyugar al hombre, es por eso el fracaso del modelo comunista y el éxito de los regímenes liberales que supieron a sangre y fuego a adaptarse a los cambios políticos, económicos y sociales.

One thought on “EL PERÚ Y EL PODER

  • Juan Olímpio Di Laura Rosas

    Excelente artículo del general Torrico, de acuerdo en el regreso de senadores y diputados y la elección diferida.

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