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UN PROBLEMA INNECESARIO

Escribe: Gonzalo Rojas Samanez

Esta pandilla de tugurio distrital no ha llegado a palacio por sus propios méritos, ha llegado por la fragilidad del sistema político, su diseño demagógico e irresponsable. 

A aquellos palurdos y pelafustanes, aunque abundan en el gremio periodístico local, en realidad están por todas partes, coleguitas que critican a quienes no han votado o hemos viciado el voto y nos tildan de antipatriotas y otras sandeces de ese estilo, valdría la pena recordarles que son periodistas, no clérigos o politicastros.
La gente, mucha gente, está absolutamente harta de tanta patanería, no me refiero solo del individuo que funge de presidente, un personaje con razonamiento de ratón y, me imagino, una tendencia suicida de carácter extremo, un nivel de inconsciencia absoluto y concluyente. Estoy seguro que mucha gente hoy de Perú Libre, no digo que todos, vagos que en su vida han trabajado, estaban, antes de las elecciones, matando el tiempo en cafetines de cuarta categoría tratando de organizar algún trabajito, un cachuelito que rinda mucha plata, presumiendo de las amistades que no tienen, de las mujeres a las que han golpeado, bebiendo yonque, lloriqueando sus miserias, cualquier cosa antes que trabajar.
Uno de ellos, probablemente el más lenteja del grupete, era este falso maestro, que –para beneficio de los escolares tacabambinos– nunca había enseñado pero demostraba una falta de escrúpulos tal que prefiguraba largas estadías cómodamente alojado en Piedras Gordas. A esta criatura del Señor se le apareció la virgen, pero con cara de “demagogo marxista leninista neurocirujano a la cubana”, es decir, con cara de Cerrón y de repente vive en un Palacio, puede comprar lo que le de la gana, por ejemplo 2,852 kilogramos de embutidos en un solo día para sobornar a sus amigotes ronderos, es la Cenicienta de Chota. ¿Quiénes ayudaron a Cerrón para colocar a este ignaro en Palacio? ¿Por qué será que un sector de la población, desconfiado con justa razón, NO CREE lo que dicen los medios llamados grandes?  Algo tiene que estar muy mal para que este grupito de vagos insignes ilícitamente y lícitamente asociados para delinquir alrededor de la mesa estén ahora en Palacio. En esa mesa estarían, sin duda, los socios prófugos, familiares y amigos del presidente, los ministros sobones, malogrados, delincuentes, y este premier auténticamente desquiciado y retorcido, este abuelito tonto típico, todo un reto para cuando lo internen en el Larco Herrera. Esta pandilla de tugurio distrital no ha llegado a palacio por sus propios méritos, ha llegado por la fragilidad del sistema político, su diseño demagógico e irresponsable.

Por supuesto que hemos elegido, elegimos no votar o –mejor, considerando a la ONPE–, viciar el voto. Es un voto de rechazo al sistema político peruano en su conjunto, incluyendo a la prensa.

“No han elegido”, “le hacen el juego al que tiene la mayoría”, estos son dos de los argumentos que se puede tomar en cuenta y no perder el tiempo en los patrioteros rojiblanca al pecho cuando a la selección le va bien y eso vende. Por supuesto que hemos elegido, elegimos no votar o –mejor, considerando a la ONPE–, viciar el voto. Es un voto de rechazo al sistema político peruano en su conjunto, incluyendo a la prensa.
En vez de erigirse en jueces supremos y grandes deidades de lo políticamente correcto y lo que debemos pensar los peruanos, quizás sería mejor usar el cerebro, lo poco que les quede y preguntar primero y luego enjuiciar, pero claro, la idea es disparar siempre, disparar, meter la pata como siempre, ese reino del absurdo poblado de individuos que se disparan al zapato no es predio particular del impresentable primer mandatario de la Nación. Los gatillos veloces del viejo oeste, que siempre los ha habido, marcan la pauta, le dicen a todo el mundo lo que debe pensar con el razonamiento IDL como arma contundente: si estás conmigo eres de los buenos, si no me crees y no aceptas discutir sobre temas de género, número y especie porque no te da la gana, no hay necesidad de que haya una razón, entonces eres de los malos. OK. Malos, pésimos. No nos da la gana. Es este el sentido de la frase de Orwell, tenemos el derecho de decir lo que los demás no quieren escuchar, sin eso, no hay democracia.

Hay un justificado berrinche en ese voto, pero por negación. El mensaje es de rechazo, de protesta ciudadana civilizada, no, no hay nada en ese menú que yo pueda tragar, no quiero ser cómplice, prefiero el ayuno que es tan sano.

Hay un justificado berrinche en ese voto, pero por negación. El mensaje es de rechazo, de protesta ciudadana civilizada, no, no hay nada en ese menú que yo pueda tragar, no quiero ser cómplice, prefiero el ayuno que es tan sano. No es que esté contra las elecciones, no. Si alguien dice que va a aplicar una reforma auténtica, inteligente, que permita mejorar el sistema democrático y las reglas del juego político (para lo cual no se requiere una constituyente) que parecen diseñadas por un perulibrista elemental de Tacabamba, entonces yo voto por ese alguien, aunque claro, nunca le crea del todo, siempre hay trampas.
En última instancia, para el caso de las recientes elecciones, si uno solo de los candidatos a Lima hubiera resultado convincente yo hubiera marcado el símbolo de su partido. Si uno solo de ellos hubiera hecho un buen diagnóstico que nos explique, de manera sustentada, cuál es el principal problema de Lima y cómo se relaciona con los otros y cuáles etcétera, yo, en onda, we love to see the plan, votaría por él y hasta le hago campaña en el barrio; pero lo que se vio en el debate es deplorable, que el “violador familiar” que asalta calato a sus propios hijos tenga centenares de miles de votos es deplorable, que la frase de consuelo sea: “no estuvo tan mal como la vez anterior” es, más que deplorable, patético, que el hijito de Forsyth haya pasado de mononeuronal a tener una neurona activa en cada hemisferio aunque sigan las huachas, que el generalote abusivo de pasado problemático haya mandado al retiro a toda la audiencia, incluyendo a la periodista que se zurra, sonriendo como un maniquí, en las reglas del debate que ella debe hacer respetar, nada de eso es casual. Tampoco es la cuadratura del círculo, aunque lo parezca.
Hay que renovar las reglas de juego para avanzar. Como país lo tenemos todo, pero mientras se apliquen normas retrógradas y trasnochadas seguiremos a merced de los lapicitos y sus mutaciones (que dejan chiquitas a las del COVID19 en capacidad destructiva). No solo el modelo que usa el JNE para sus debates y todo el esquema ideado por Alf y Cía necesita ser reformulado, es todo el sistema político. Nada tan fácil de decir como difícil de ejecutar, pero mientras más tiempo pase sin la reforma, mayor cantidad de problemas absolutamente innecesarios. Pedro Castillo Terrones es uno de esos problemas innecesarios.

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