Somos seres racionales pero también lo somos espirituales y para inducir a la reflexión; en realidad, somos energía organizada a través de un espíritu que ocupa un cuerpo físico degradable que nos sirve para experimentar la vida en la tierra.
No existe hasta la fecha certeza absoluta sobre la creación de la vida, solo hipótesis tejidas en el amplio espectro de la ciencia y la fe, pero lo que sí es indiscutible es que formamos parte de un multiuniverso de dimensiones aún desconocidas donde hay orden, simetría, armonía, perfección, sincronicidad y transformación. Lo más asombroso es que los mismos parámetros que exhibe el universo (macrocosmos) se presentan en las dimensiones espaciales de la actividad cerebral (microcosmos). De hecho, Jacobo Grinberg en su libro La Creación de la Experiencia sostiene que “…el cerebro puede ser considerado como una materialización lógica de la organización del espacio”.
La mejor práctica del evolucionismo es ser consciente de tu crecimiento y desarrollo personal, eres el único responsable de tu propia transformación y estás llamado a superarte cada día, no para alimentar el ego sino para honrar tu consciencia.
En el mundo invisible del espíritu el tiempo no existe ni la caducidad, la energía nunca desaparece solo se transforma; el espacio es ilimitado, plástico y regenerativo y te da la oportunidad de experimentar en él la realidad que tú mismo eres capaz de imaginar y como decía Walt Disney; “si lo puedes soñar lo puedes lograr”.
La actitud es la herramienta interna más valiosa para ser feliz, recuerda que el Destino reparte los naipes; pero eres tú quien decide como los juegas. No hay noche más oscura que no encuentre su amanecer.
La vida externa e interna obedece a ciclos, frecuencias, ondas de energía que se repiten, debes ser consciente en la frecuencia que eliges vibrar; eres lo que piensas, lo que sueñas, lo que declaras, lo que sientes, lo que aprecias, lo que agradeces… la vida es bella, es un regalo, es una oportunidad, es una bendición para compartir, aprender, crecer, ayudar y trascender.
Todo depende del cristal con que se mire, usa los anteojos de tu intuición. Un ser espiritual nunca compite con los demás ni califica sus experiencias de vida bajo la reducida visión restringida y dualista que nos limita a escoger entre el bien y el mal; el espíritu no juzga solo aprende, permanentemente crece, se perfecciona, evoluciona, se expande, fluye.
Estamos destinados a pasar de la dualidad a la unicidad. El despertar espiritual es un credo liberador deseoso de compartir los diversos estados de consciencia, pero es ajeno a cualquier dogma, fanatismo o doctrina religiosa.
El espíritu es naturalmente inclusivo porque brota de la misma fuente, desde la eternidad hasta la eternidad, todos somos Uno.
La religión del espíritu significa volver a conectarnos con la Fuente de Vida que todo lo crea, todo lo embellece y todo lo perfecciona a través del Amor es su estado puro. La religión del mundo divide, separa, clasifica; la religión del espíritu únicamente une, integra, funde, consolida en busca de la Verdad, la misma que te hará libre.
En el crecimiento espiritual no hay normas, ni reglas, ni plazos, el Despertar de la consciencia es una decisión personalísima que tendrá lugar en el momento preciso que tenga que ocurrir; si bien toda experiencia se puede compartir y otros espíritus superiores nos pueden guiar, la responsabilidad de labrar tu destino y recorrer el camino es única, es propia, es personal, exclusiva y excluyente, como lo son tus huellas dactilares, tu personalidad y tu ADN. Únicos.
Meditar no solo es dejar de hacer (parar), tratar de aquietar la mente (ponerla en blanco) y enfocar nuestra atención plena en el presente (mindfulness); la meditación, como instrumento, es como un puente entre estar y ser que nos ayuda a vivir más desde la consciencia. En palabras de Facundo Cabral; “aprendí a tener menos para tenerme más”.
Intuir significa mirar adentro para activar nuestra inteligencia espiritual que sería la sabiduría afinando la conexión de origen que tenemos con el Universo; estar inspirado es fluir con el espíritu y vibrar con el universo en total armonía.
La muerte como tal no existe, el espíritu es eterno e indestructible, lo que hay es transformación. Cuando el ciclo biológico termina y cesan los denominados signos vitales, entonces iniciamos nuestro paso a otra dimensión, por qué la energía no desaparece solo se transforma.
Aprecia la naturaleza, la tierra, el sol, el agua, el aire; ama y respeta a los animales, tenemos mucho que aprender de esas comunidades.
El mundo espiritual es atemporal, invisible, sin forma física, inmaterial, pero es paradójicamente extremadamente real y manifiesto.
Somos partículas de luz en busca de la Fuente, nuestro destino es hacernos uno con el Todo, volver a la Fuente; sin prisa, pero también sin pausa, un paso a la vez, descubriendo la misma consciencia que compartimos con el universo a través del ser, tu Ser Esencial, el sí-mismo, el Yo Soy, la divinidad en ti.
