El Universo en toda su inmensidad, la naturaleza en todo su esplendor y el ser humano con toda su complejidad comparten el equilibrio como una constante que armoniza su presencia y existencia, la misma que -para profundizar en el misterio- siempre se encuentra ordenada y sincronizada, hasta en los más mínimos detalles.
Todo está en movimiento permanente, nada permanece estático, por ello considerar que lo único que no cambia es el cambio como lo sostenía Heráclito de Éfeso, es válido y real; existe una fuerza motriz, a veces perceptible y otras veces no, que dinamiza la energía siempre fluctuante, siempre presente y siempre cambiante; por eso resulta esencial que seamos conscientes que la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma y el ser humano es en esencia energía en evolución.
La energía se expande y se contrae y alcanza de alguna manera un balance, un equilibrio, a través del cual se ajusta y armoniza perpetuando un orden, todo está integrado y sorprendentemente relacionado, nada es casual ni espontáneo, este es uno de los grandes misterios de la creación y uno de los maravillosos secretos del Gran Creador.
La naturaleza sigue permanentes procesos de transformación, cumpliendo ciclos que producen cambios comprobables científicamente desde la biología que estudia la vida, la genética, la fisiología, la física, la química, la botánica, la geografía, la oceanografía, la astronomía, la ecología, entre tantas otras especialidades que giran alrededor de axiomas y postulados que identifican principios, ciclos y grados de evolución todos regidos por el equilibrio perfecto, el complemento necesario, la compensación natural que permite la supervivencia, la adaptación y en ocasiones la innovación para poder crecer como unidades interrelacionadas con los procesos superiores del todo.
La homeostasis, por ejemplo, es el mecanismo autorregulador, controlado por el cerebro, de los procesos conducentes a conservar todo en equilibrio para el funcionamiento correcto del cuerpo humano.
En el ámbito personal es importante hacer consciente la importancia y trascendencia del equilibrio, como principio universal que rige la vida y siempre prevalece; el ser humano es un conjunto de energía sistematizada en complejos procesos y subprocesos vitales que se organizan en átomos, partículas, células, tejidos, órganos, que cumplen funciones vitales específicas; siempre un orden y manteniendo un balance, cuando alguno de los elementos o procesos se desorganiza produciendo algún exceso o identificando cierta deficiencia, es cuando nos enfermamos; toda enfermedad y dolencia representan un desbalance. Un ejemplo concreto es el cáncer, que tiene su origen en la producción imparable de células renuentes a cumplir su ciclo normal de generación crecimiento, desarrollo y extinción; en este caso las células cancerígenas; se forman, crecen y no paran de crecer, se reproducen incesantemente rompiendo su ciclo normal de existencia y con él el equilibrio natural.
Dentro de las emociones, sucede lo mismo; la motivación es el motor que nos impulsa a la acción; sin embargo, tanto la hiperactividad como la apatía, son síntomas manifiestos y resultados extremos que reportan un desequilibrio; al igual cómo lo hace la depresión, la nostalgia o la ansiedad que son muestras qué estamos viviendo en el pasado o en el futuro y hemos renunciado a disfrutar el presente.
Incluso en el ámbito espiritual podemos lidiar con personas que se obnubilan con sus creencias volviéndose fanáticos extremos y otros que se declaran ateos o agnósticos que le cierran las puertas a toda expresión espiritual. La espiritualidad es el componente esencial e integrador del ser humano y no necesariamente tiene que ver con alguna religión confesional, salvo la religión del espíritu, si traducimos religión del latín religare o reconexión, reunificación.
En el campo cuántico, las partículas subatómicas, compuestas básicamente por electrones, neutrones y protones; siempre siguen un orden, fluyen en armonía y equilibrio; de la misma forma y con similitudes increíbles como lo hace el universo donde incluso los denominados agujeros negros que también absorben energía.
Vive y organiza tu existencia siendo consciente del equilibrio perfecto cómo funciona toda la creación; desde el imponente universo que cada vez nos sorprende más; pasando por la naturaleza en todas sus manifestaciones que nos invita a contemplarla y aprender de cada uno de sus procesos; todo merece ser observado e integrado a nuestra percepción consciente.
Una de las manifestaciones específicas de la felicidad es vivir en equilibrio; tanto mental, corporal, emocional y espiritual, porque eso nos genera armonía, paz y tranquilidad; nos permite contemplar e integrar las frecuencias vibracionales superiores que expande nuestro nivel de consciencia; entonces la plenitud nos abre la puerta a la realización, el bienestar y la trascendencia en perfecto equilibrio.
