EL CAMINO DE LA ESPERANZA
Gustavo Blanco Ocharan
Actualmente los ciclos generacionales se han acortado y los traslapes entre una generación y la que toma la posta son menos nítidos y más lineales, abruptos y efímeros.
Nunca como ahora la transformación de la humanidad ha adoptado un ritmo tan acelerado; todos los parámetros se están rompiendo; hasta no hace mucho tiempo la sucesión generacional, como lo consideraban Ortega y Gasset o José Ingenieros, se estimaba en 25 años y se podía apreciar cómo en ese razonable periodo de tiempo se dibujaban características específicas entre una generación y otra, manteniendo una curva clásica de inicio, crecimiento, auge y declive.
Actualmente los ciclos generacionales se han acortado y los traslapes entre una generación y la que toma la posta son menos nítidos y más lineales, abruptos y efímeros.
Para comenzar, todos los que pasamos los 24 años de edad hemos vivido entre el siglo XX y XXI; en los sesentas, surgieron los baby boomers productos de la posguerra y el industrialismo; en los 80’s, la generación X acompañada del cambio tecnológico; la PC, el CD, la consolidación de la democracia y la apertura política; a finales del siglo XX emergen los millennials, producto de la revolución tecnológica y de las telecomunicaciones; es la generación del internet, el celular y la abundancia de información completamente accesible en un mundo globalizado, una generación con menos prejuicios y diferentes valores deseosa de la inmediatez; ya en el siglo XXI aparece la generación digital, junto a la generación Z y Alpha, personas que no conciben la vida sin internet, aprenden de manera autodidacta, son más emprendedores y tolerantes, se exponen socialmente en las redes sin complejos, cuestionan las instituciones tradicionales como la religión y la universidad, son una generación cuya vigencia se acorta y cuya presencia se pierde dentro de la virtualidad que tienen la desventaja de desconectarnos física y emocionalmente, privilegiando la rapidez y funcionalidad.
Dentro de los cambios más significativos de los últimos tiempos (meses) no podemos dejar de mencionar el auge de la inteligencia artificial (IA) que se encuentra en el punto crucial de ebullición; los asistentes virtuales comienzan a masificarse y el procesamiento de información con soluciones documentadas inmediatas no deja de sorprendernos e inevitablemente de asustarnos hasta el punto validar la expresión; “no te preguntes qué hará la humanidad con la inteligencia artificial sino mejor imagina que hará la inteligencia artificial con la humanidad”; es que en realidad, ya somos nosotros los que seguimos las instrucciones de una máquina para realizar acciones cotidianas como ir a un destino geográfico, efectuar una transacción bancaria en un cajero automático o llamar a un call center para hacer un pago, efectuar una devolución y hasta presentar una queja; en todos estos casos son las máquinas las que nos dan sutiles instrucciones que nosotros acatamos.
Desde un punto de vista espiritual; el temor suele considerarse contrario a la bendición porque el miedo es una energía de baja frecuencia que nos afecta; de manera que, cualquier problema debemos procesarlo como una nueva oportunidad para experimentar, aprender y seguir evolucionando y creciendo; sin embargo, neutralizando el temor frente a un escenario complejo e incierto, la inteligencia artificial está destinada a marcar un derrotero imprevisto en todos los aspectos de la existencia humana; el efecto puede ser integral y devastador por mencionar algunos campos sensibles, la IA puede modificar aspectos genéticos a nivel humano, animal y vegetal; puede producir un conflicto bélico, comercial o social a partir de las fake news; puede escalar una guerra, si recomienda acciones bélicas privilegiando la eficiencia para la que está programada y prescindiendo de las emociones y la consciencia que acompaña la responsabilidad social y el respeto por la vida humana.
Sin abordar temas globales como los mencionados, la IA tendrá un impacto político, económico, social, cultural, laboral y ético que impactará en todos y en todo; ya no se trata únicamente de reinventarse sino de que cualquier opción que adoptemos para recolocarnos laboralmente o emprender una iniciativa propia, pasara por la disyuntiva de incluir IA en la viabilidad del objetivo o correr el riesgo de fracasar frente a opciones y alternativas que si la han contemplado.
El camino de la esperanza nos llevará a afrontar el desafío que hoy la humanidad enfrenta y lo tendrá que hacer con fe; porque el destino de la humanidad está en trascender el espacio y tiempo físico