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AUSENCIA DE ALTERNATIVA HACIA EL 2026 Y EL FRENAZO ECONÓMICO

A estas alturas muy pocos discuten que la causa principal del frenazo económico del modelo que, en tres décadas, cuadriplicó el PBI y redujo la pobreza del 60% de la población a 20% antes de la pandemia (hoy está en 27.5%), proviene de la mala política. La elección de Pedro Castillo, las campañas a favor de la constituyente, las nacionalizaciones y la violencia insurreccional que buscaba quebrar el Estado de derecho y convocar a una constituyente, simplemente, han bloqueado cualquier posibilidad de nuevas inversiones.

 

La centro derecha no entiende el momento límite del Perú

 

Sin nuevas inversiones, el crecimiento será cero y se dibujará la recesión. El 2023 la economía crecerá menos de 1% del PBI y la pobreza seguirá aumentando. Por ejemplo, en cuanto a la minería moderna, a pesar del extraordinario ciclo de precios de los minerales, luego de Quellaveco (en Moquegua), no se conoce de otra inversión de esa magnitud. Por otro lado, si bien las agroexportaciones seguirán creciendo este año por la inercia de las inversiones anteriores, desde el 2024 ya no aumentarán. ¿Por qué? No se conocen de nuevas inversiones.
La mayoría democrática del Congreso –conformada por diversas bancadas– y la centro derecha en general en el país todavía no entienden la relación entre la lucha por la libertad y la economía. Por ejemplo, no se puede entender cómo así la misma mayoría de bancadas del Legislativo que detuvo la constituyente, que desmontó las leyes promulgadas por el vizcarrismo para facilitar el cierre del Congreso y que enfrentó el golpe de Castillo, hoy no haga nada para aprobar leyes promercado que relancen la inversión privada y el crecimiento.
No se entiende tampoco que la señalada mayoría no promueva la simplificación del Estado burocrático que ha organizado procedimientos y trámites para ahogar y ahuyentar la inversión privada en el país. Semejante indolencia comienza a ser extremadamente preocupante en una sociedad en la que el bajo crecimiento puede incrementar la pobreza a un tercio de la población y crear un escenario totalmente favorable para las fuerzas antisistema en el 2026.
Pero la falta de iniciativas legislativas y las reformas en contra de la sobrerregulación del Estado que ha fomentado el progresismo no son los únicos problemas en la centro derecha. Tampoco emerge una voluntad de unificar, de promover la convergencia de las fuerzas de la centro derecha, para organizar una alternativa electoral viable hacia el 2026 que genere predictibilidad en la inversión privada y los mercados.
En la centro derecha en general, incluido políticos y empresarios, existe una falta de entendimiento sobre el momento límite que atraviesa el Perú. El país está experimentando un proceso capitalista, una revolución industrial –con las características del siglo XXI– que reduce la pobreza, pero que crea diferentes desigualdades y ritmos de crecimiento. Algunos –conectados con la globalización– crecen a velocidad crucero en tanto que otros avanzan a velocidad de las carretas. Semejante escenario económico y social, sumado a la lentificación del crecimiento y el regreso del aumento de la pobreza, crea un escenario devastador para los defensores de la libertad y del modelo económico, y absolutamente favorable para las narrativas y relatos de las fuerzas antisistema.
A menos de tres años de las elecciones nacionales, la defensa del sistema republicano demanda que la centro derecha desarrolle una ofensiva legislativa para desmontar el Estado burocrático que ha construido el progresismo en las últimas tres décadas, y para desarrollar una ofensiva legislativa que sancione leyes promercado que relancen la iniciativa privada, el crecimiento y el proceso de reducción de pobreza en el país. Igualmente se necesita fomentar la unidad más amplia para organizar una alternativa electoral que genere confianza y predictibilidad. La política está demasiada conectada a la economía.
El tiempo y las posibilidades se acaban. Sin esa movilización de los sectores democráticos, dentro y fuera del Legislativo, será imposible que se materialicen nuevas inversiones por falta de predictibilidad política.

TOMADO DE: El Montonero

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