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¡GABINETE SIN COHERENCIA ECONÓMICA EN MEDIO DE LA RECESIÓN!

El amague de renuncia del ministro de Economía (MEF), Alex Contreras, y las especulaciones que se suscitaron dejan entrever que una de las causas principales de la crisis del actual Consejo de Ministros es su falta de coherencia económica. De una u otra manera, en el Gabinete que preside Alberto Otárola existen dos políticas económicas, dos aproximaciones sobre cómo enfrentar la recesión económica, causada por la caída de la inversión privada durante dos años consecutivos. Una caída que tiene su génesis en el año y medio que gobernó Pedro Castillo en contra de la Constitución y agitando la nacionalización de los recursos naturales.

La urgencia de contar con ministros que convoquen al sector privado

La gestión del titular del MEF se puso en cuestión luego de las críticas de Carlos Oliva, presidente del Consejo Fiscal, sobre un decreto supremo del Ejecutivo que adelantaba las transferencias de utilidades del Banco de la Nación con el objeto de cumplir la meta de déficit fiscal de 2.4% del PBI. El ministro Contreras respondió, pero era evidente que la disciplina fiscal y las reglas de nuestra macroeconomía –respetadas y cuidadas durante tres décadas– estaban en cuestión. En ese contexto, se supo de la reunión entre los ex ministros del MEF, Luis Carranza y José Arista, con la presidente Dina Boluarte por más de tres horas. Más tarde el propio Contreras desmintió una eventual renuncia y señaló que seguía en el cargo.
Una de las cosas más llamativas de esta crisis es que los rumores señalaban que un sector del Gabinete promovía el relevo de Contreras y la llegada de un ministro promercado, a favor de la inversión privada, como Arista, respaldado por Carranza. Por otro lado, las mismas especulaciones indicaban que otro sector de ministros, vinculados a Perú Libre y las bancadas de izquierda, proponían el regreso de Kurt Burneo o alguien parecido al MEF.
Más tarde trascendió que, supuestamente, Contreras había presentado su renuncia por las presiones del ministro de Energía y Minas, Oscar Vera, quien plantearía seguir financiando la irresponsabilidad estatal de Petroperú. Una empresa virtualmente en quiebra que, sin embargo, ha recibido tres lotes petroleros sin licitación luego vencerse los respectivos contratos de concesión. Si consideramos que el Proyecto de Modernización de la Refinería de Talara le cuesta a los conrtibuyentes más de US $6,000 millones es incuestionable que se ha producido una estatización de la política petrolera ante los ojos de todos los peruanos.
¿Qué puede revelar semejante escenario contradictorio? Una sola cosa y muy grave: el Ejecutivo no tiene un plan económico. La disciplina fiscal en cuestión, un titular del MEF posible de ser relevado y dos potenciales reemplazos, uno promercado y otro vinculado al gobierno de Pedro Castillo, nos revelan que la causa principal de la crisis del Ejecutivo es su falta de coherencia económica en medio de una recesión.

El Ejecutivo necesita coherencia económica no solo para recuperar estabilidad y plantear una ofensiva general del Estado contra el crimen organizado y la anarquía de la sociedad, sino también para organizar un momento político a favor de las reformas económicas y sociales

Si en el Ejecutivo no se entiende que la recesión solo se explica por la caída de la inversión privada por dos años consecutivos –porque ella representa el 80% del total de lo invertido, el 80% de los ingresos fiscales y aporta el 80% del empleo en la sociedad– entonces no existe una salida viable a la crisis nacional. Si la recesión y la falta de empleo persisten, si la pobreza sigue aumentando –proceso que se desató luego de Castillo– por falta de crecimiento, ninguna estrategia contra la ola criminal que afecta a todos los sectores de la sociedad prosperará.
La vuelta a la senda del crecimiento y del relanzamiento de la inversión privada es la única garantía para detener todas las tendencias que buscan erosionar la unidad y la viabilidad de la sociedad. De allí la enorme importancia de producir un cambio total o parcial del Gabinete incorporando ministros con mayores calificaciones y claramente comprometidos con la inversión privada y la creación del empleo.
Si el ministro Alberto Otárola pretende seguir al frente del Gabinete debería considerar que es imposible gestionar el Estado con dos políticas económicas, con un discurso a favor de la inversión privada, mientras se estatiza la política petrolera y se convierte a PetroPerú en una pequeña PDVSA, que asume la conducción de los lotes petroleros con contratos vencidos. Imposible.
El Ejecutivo necesita coherencia económica no solo para recuperar estabilidad y plantear una ofensiva general del Estado contra el crimen organizado y la anarquía de la sociedad, sino también para organizar un momento político a favor de las reformas económicas y sociales. El Perú necesita incrementar su PBI potencial, necesita volver a ser el milagro económico que sorprendía al mundo.

TOMADO DE: El Montonero

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