Que algunos Congresistas intenten “deslindar” con los ingresos “extraordinarios” que se vienen repartiendo en el Congreso, aduciendo que son Acuerdos de la Mesa Directiva y de la llamada Junta de Portavoces, suena a burla y demagogia pura;
¡¡¡Qué tal Congreso el que tenemos!!! Sus miembros han devaluado la institución parlamentaria sumiéndola en un impensable nivel en el que no existe un mínimo de pudor ni ética pública y, en el colmo, se ha convertido en el más caro de nuestra historia republicana siendo, simultáneamente, el más desacreditado y el menos productivo en el ejercicio de las competencias que la Constitución le asigna. A la mayoría de sus miembros, si hay algunas excepciones, no les interesa la percepción y el rechazo ciudadano que tiene.
Desde la instalación de su Junta Preparatoria, el actual conglomerado de 130 “representantes políticos” del período, ha ido desnudando sus flaquezas, cuya primera ruidosa clarinada de alerta fue la aparición de los llamados “niños” sometiéndose al poder del mediocre golpista, el “perulibrista”, Pedro Castillo. Un escándalo que, increíblemente, todavía está impune y que no es solamente la expresión de la parte desquiciada de lo que era la bancada de AP, sino que casi llegan a las seis decenas involucrando a casi todas las bancadas.
A estas alturas, nadie puede dudar de la nociva existencia de un fétido contubernio entre miembros del Congreso y el Gobierno, para asegurar su permanencia en el poder hasta el 2026, hecho que ha degenerado en una dictadura parlamentaria abusiva, dinamitera de los “pesos y contrapesos” que se mueve bajo la batuta fujimorista, la interesada comparsa del cerronísmo, acuñísmo y el edulcorante de ocasión, utilizando la mediocridad del que preside la Mesa Directiva para sus cuestionables “acuerdos”.
Cuando, ilusamente se pensaba que la “cereza de la torta” era la aprobación del contrabando de la reelección inmediata a su medida, colgándose del retorno a la bicameralidad, “van para más” con un afiebrado figuretismo que no mide las consecuencias de hacerse ver como “populistas responsables”, presentando y aprobando una serie de iniciativas que no tienen otra explicación que su ansias electoreras y, la confirmación que no entienden la política como vocación y praxis de servicio, sino como autoservicio y sinvergüencería para el abuso del poder.
Pero no solo eso, sino que anhelan ubicarse por siempre como el Congreso más caro de nuestra historia, mostrándonos a la vez que sus miembros (por lo menos la mayoría) vienen padeciendo del síndrome de crematomanía y el Ejecutivo su condescendencia, toda vez que, en los últimos meses, le ha otorgado créditos suplementarios por 48 millones y más de 50 millones adicionales, cooperando para que en el presupuesto del presente año, supere los mil millones de soles y se asegure las sinecuras de las que disfruta. Todo un récord.
Claro, están enfermos, o se hacen los locos al no hacer “cuestión de estado” los que dicen oponerse a los bonos inmorales, a la “sacada de vuelta” a la ley que le pone topes a los sueldos de los funcionarios públicos, utilizando la etiqueta de “Función Congresal” y que la semana pasada por Acuerdo de Mesa Directiva se incrementó de siete mil seiscientos a once mil soles. En plena convalecencia de la recesión aprovechan y hasta encubren la inmoral utilización del financiamiento público a los partidos, asalariando a sus dueños y dizque lideres.
Como manifestamos en artículo anterior, publicado gracias a la amplitud democrática de Guik, la relección inmediata ya nos “está pasando factura”, pero no por la reelección en sí, sino por la calidad de la mayoría de quienes conforman este Congreso y pretenden acceder a diputados o senadores con los gastos de su iniciada campaña, que será financiada por todos, con bonos inmorales, incremento encubierto de sueldos, utilización de la “semana de representación”, similar a los “consejo de ministros descentralizados”, para hacer proselitismo.
Que algunos Congresistas intenten “deslindar” con los ingresos “extraordinarios” que se vienen repartiendo en el Congreso, aduciendo que son Acuerdos de la Mesa Directiva y de la llamada Junta de Portavoces, suena a burla y demagogia pura; pues, pueden devolver los montos que les depositan en su cuenta y publicar el documento que acredita la ética acción o mejor, hacer “cuestión de estado” en el Pleno para tratar el asunto que es de interés público (fondos), pues esta instancia está sobre la Mesa Directiva y la Junta de Portavoces. ¿Sí?