(El Montonero).- Unas horas atrás diversos medios de comunicación informaron que el proyecto de cobre Tía María de Southern Perú reiniciaría sus actividades hoy 1 de julio. Los medios reseñaron una comunicación interna de Óscar González Rocha, presidente ejecutivo de Southern Copper Corporation, en la que se daba cuenta del reinicio de las operaciones 5 años después de que la empresa recibiera todas las autorizaciones correspondientes de parte del Estado.
Se anuncia reinicio de actividades para hoy, 1 de julio
El proyecto Tía María se desarrollará en la provincia de Islay en Arequipa, representa una inversión de US$ 1,400 millones y se proyecta producir 120,000 toneladas métricas de cobre (TMC) anuales. Se generarán alrededor de S/ 300 millones anuales en canon y regalías y se crearán cerca de 9,000 empleos directos e indirectos en la fase de construcción. El mencionado proyecto cuenta con todas las licencias y autorizaciones del Estado y con el apoyo de las zonas de influencia, luego de absolverse todas las interrogantes ambientales y después de un intenso trabajo social de la empresa concesionaria.
Sin embargo, el reinicio de las operaciones en Tía María no solo tiene una importancia económica y social para la región Arequipa, sino que tiene gran trascendencia nacional, una simbología que puede marcar un punto de inflexión a favor del crecimiento y el desarrollo del país. ¿A qué nos referimos? Diversos economistas y entidades especializadas señalan que, si en las últimas dos décadas, el Perú hubiese seguido creciendo sobre el 6% anual, en el Bicentenario nuestra sociedad habría alcanzado el ingreso per cápita de una sociedad desarrollada, con más del 50% de su población considerada como clase media consolidada y menos de 10% en pobreza. En la última década el Perú lentificó el crecimiento a menos de 3%, dejó de reducir la pobreza anualmente y la pobreza aumentó del 20% al 30% luego del gobierno de Pedro Castillo.
Una de las causas de las tasas bajas de crecimiento fue el bloqueo de los proyectos de cobre Tía María en Arequipa y Conga en Cajamarca con el estribillo de “agua sí, oro no”. Las narrativas de las oenegés anticapitalistas en el país lograron imponer el relato acerca de que la minería moderna era una amenaza para los recursos hídricos para el consumo humano y la agricultura y, de pronto, todas las inversiones mineras se bloquearon en medio de un superciclo de precios del cobre y del oro. La última megainversión en el Perú, como sabemos, fue la de Quellaveco en Moquegua.
El reinicio de las operaciones de Tía María, pues, está asociado con la reactivación de las inversiones mineras y el relanzamiento del crecimiento, el capitalismo nacional y la reducción de la pobreza. De allí que no será extraño que las oenegés anticapitalistas y los sectores del radicalismo antiminero redoblen esfuerzos para detener el relanzamiento de Tía María.
Diversas proyecciones señalan que si el Perú estuviese ejecutando su cartera de inversiones mineras produciría alrededor de 3.5 millones de toneladas de cobre (en vez de las 2.7 millones de la actualidad), crecería sobre el 5% y en pocos años la pobreza se ubicaría debajo del 15% de la población. Estas cifras y proyecciones solo serán posibles si relanzamos nuestra cartera de inversiones mineras.
Allí reside la enorme trascendencia del reinicio de las operaciones mineras en Tía María. Tiene una simbología especial, una significación especial, Por esas consideraciones todos los peruanos de buena voluntad deben cerrar filas en el apoyo para materializar este nuevo proyecto de cobre.