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LOS HIJOS DE CHÁVEZ

Escribe: Elmer Barrio de Mendoza

 

Maduro es ígnaro y estulto, Cabello es matón y atorrante, Padrino es mandón y tonto, Rodríguez es vulgar e insolente. Nadie sufre de talento.

 

Hugo Chávez fue un militar rudo y carismático, medianamente inteligente, con cierto sentido del humor y un liderazgo circunstancial que no se puede contradecir.

Sus hijos políticos carecen de sus virtudes y se han repartido, cual herencia, sus cuantiosos defectos.

Maduro es ígnaro y estulto, Cabello es matón y atorrante, Padrino es mandón y tonto, Rodríguez es vulgar e insolente. Nadie sufre de talento.

Por eso, el gobierno dictatorial venezolano ha degenerado en criminalidad. Los jefes verdaderos del chavismo superviviente están en los carteles internacionales del narcotráfico y del comercio ilegal de hidrocarburos con los que hace negocios delictivos. Con eso se sostiene y de eso vive.

Los venezolanos no tienen plata pero a los chavistas les sobra. Con eso compran a militares y policías, a dirigentes lumpen, a líderes de base y, vía prebendas, a probablemente un quinto de la población.

Qué es lo nuevo

Primero, que la oposición se unificó bajo una sola bandera, la recuperación de la democracia, y bajo un solo liderazgo, María Corina Machado.

Segundo, que este nuevo liderazgo es claramente más inteligente y ha tomado nota de las lecciones aprendidas. Ha desarrollado una estrategia electoral y ha contemplado diversos escenarios. Con la publicación del 80% de las actas electorales ha ganado una batalla fundamental: la batalla de la credibilidad.

Tercero, que la comunidad internacional está en jaque, no puede ignorar los hechos. Y las actas publicadas son hechos. El gobierno no ha podido hacer lo propio para sustentar su decisión de otorgar la victoria electoral a Maduro. Ergo, ya perdió esta fase de la confrontación.

Cuarto, que territorios históricamente afectos al chavismo ahora son protagonistas de las movilizaciones contra Maduro. Todo esto avala la credibilidad de la oposición.

¿Y ahora qué?

El poder es legitimidad y coerción. La legitimidad corre a favor de la oposición, cada vez más. La coerción aún está del lado del gobierno. La lucha entre la legitimidad y la coerción es siempre la última etapa de la lucha por el poder.

En la medida en que se configure la dualidad de poderes, uno ganará y otro perderá. Por supuesto, por ahora.

Un elemento determinante es que queda un período de casi ocho meses antes del cambio (o no cambio) de gobierno. Es el espacio temporal de una eventual negociación. Según como desarrolle la correlación de fuerzas, el gobierno tiene cada vez menos espacio para negociar.

Pero en caso Maduro, Cabello y su banda decidieran negociar una salida ordenada que incluya el asilo de los máximos dirigentes del chavismo, hoy quizá puedan hacerlo, dentro de un mes ya no podrán, sobre todo si hay un baño de sangre. En menos de una semana contamos veinte muertos por acción de las fuerzas represivas. Maduro y Cabello han amenazado con apresar, herir y matar incluso a más personas. ¿Lo tolerará el pueblo llanero, lo tolerará el sistema interamericano, lo tolerará la comunidad internacional?

Es tiempo para la energía, pero también para la inteligencia y, sobre todo, para la eficacia. Apunte por favor señor Canciller.

Veamos lo que viene después del 3 de agosto.

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