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OPINIÓN/ Por qué y por qué no

Escribe: César Campos R.

Lanzado como pre candidato a la presidencia de los Estados Unidos de norteamérica en búsqueda de la nominación del Partido Demócrata el año 1968, Robert Kennedy formuló un concepto que hizo historia: “Algunos hombres ven cosas que suceden y exclaman: ¿por qué? Yo sueño con cosas que nunca han sucedido y digo: ¿Por qué no?”.

Ambas interrogantes son válidas y, ciertamente, corresponde a los políticos aferrarse a la segunda pues su tarea es otear el horizonte, ilusionar al ciudadano y definir caminos y objetivos. Buenos, malos, dudosos según el gusto de cada quien pero objetivos al fin y al cabo.

Kennedy, como se sabe, no llegó a poner a prueba su capacidad de hacer cosas jamás ocurridas pues – igual como a su hermano John – una bala asesina truncó su vida. Pero estoy seguro que la experiencia presidencial, de haberla tenido, lo habría obligado a interrogarse por qué sucedían ciertas cosas.

En el contexto peruano y latinoamericano en general, han existido respuestas de todo calibre. Los forjadores de las tesis que ubican nuestras desgracias en las empresas conquistadoras o colonizadoras europeas (hoy avaladas por una legión de cretinos culposos del viejo continente) han tenido fortuna apelando a este reduccionismo histórico híper demagógico y me temo que – usando la iconografía de los pueblos originarios subsistentes – lograron legitimarse ante ciudadanos que renuncian por pereza a reflexionar más allá de su elementalidad.

La última autoridad publica en ventilar este disparate ha sido la flamante presidente de México Claudia Sheinbaum Pardo (descendiente de lituanos judíos, búlgaros y por supuesto españoles) negándose a invitar al rey de España Felipe VI a la ceremonia de su investidura porque, en nombre del estado ibérico, aún no ha pedido “perdón” a su país por la acción de conquista del siglo XVI. Lo dice en una nación que luce orgullosa hace décadas una hermosa placa en el centro de la capital donde se lee: “El 13 de agosto de 1521, heróicamente defendida por Cuauhtemoc, cayó Tlatelolco en poder de Hernán Cortés. NO FUE TRIUNFO NI DERROTA. Fue el doloroso nacimiento del pueblo mestizo que es el México de hoy”.

El por qué, se halla precisamente en la derivación sincrética de tal episodio que poco o nada tiene que ver con su origen. España se fue de nuestros territorios hace más de 120 años y los vicios, desórdenes, corruptelas, cortoplacismos, ínfulas sin fundamentos, codicias y un largo etcétera, son y serán propias de quienes habitan esta parte del hemisferio. De nadie más.

El por qué no, podrá materializarse cuando uniformemos mejor los criterios de lo que somos y aniquilemos líneas de pensamiento como los de la señora Sheinbaum quien solo repitió un enunciado similar del ex presidente peruano Pedro Castillo expuesto ante el mismo rey Felipe VI el 28 de julio del 2021. Ex presidente hoy detenido preventivamente por golpista pero sobre todo por corrupto.

Luego de ello, podremos decir: lo logramos.

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