(DW/Kersten Knipp).- Aunque ha sido derrotada en gran medida en Siria, la organización terrorista «Estado Islámico» (EI) sigue representando un peligro para un futuro pacífico. Esa es al menos la apreciación del Gobierno de Joe Biden, que ha ordenado fuertes ataques contra los yihadistas.
En Siria, la organización terrorista Estado Islámico, está derrotada en gran medida, pero no del todo. Al menos en algunas zonas del país todavía emana cierto peligro de ese grupo.
Los aviones empleados demuestran cuán seria es la amenaza, a juicio de Estados Unidos. Bombarderos B-52 participaron en los ataques, al igual que aviones de combate del tipo F-15 y A-10 Thunderbolt.
El Comando Central estadounidense indicó en la plataforma X que los ataques contra líderes del EI, combatientes y campamentos, forman parte de una misión en curso para debilitarlo y vencerlo.
«Que no quepa duda: no permitiremos que el EI vuelva a formarse y aproveche la nueva situación en Siria”, dijo el general Michael Erik Kurilla, citado en X.
«Todas las organizaciones deben saber en Siria que tendrán que rendir cuentas si cooperan con el EI o lo respaldan de cualquier manera”.
«Contribuiremos a la estabilidad en el este de Siria protegiendo a nuestro personal de cualquier amenaza y mantendremos en pie nuestra misión contra el EI, incluyendo el resguardo de las cárceles donde están detenidos combatientes”, declaró el presidente Joe Biden.
Presencia residual
El Estado Islámico nunca desapareció del todo en Siria, explica a DWel experto en el Cercano Oriente y asesor político Carsten Wieland, quien aclara que, aunque es cierto que ha sido ampliamente derrotado, en el centro y el este de Siria todavía hay diversas células, incluyendo algunas que podrían reactivarse.
Ellas todavía representan un peligro. Y este es siempre especialmente grande cuando hay un vacío de poder, como ahora. A su juicio, lo principal es «estabilizar de la manera más pacífica posible a las fuerzas que han tomado el poder en Siria, y no confrontarlas con un frente adicional del EI”.
Fundada en Irak en el contexto de la invasión estadounidense de 2003, la organización Estado Islámico se expandió a partir de 2012 también en Siria. Allí se llamó Jabhat al Nusra («Frente de apoyo»).
Lo comandaba Abu Mohamed al Jolani, justamente el hombre que ahora dirige las milicias Hayat Tahrir al Sham (HTS), cuya arremetida provocó la caída de Bashar al Asad.
En el plano ideológico, Al Julani se alejó con los años cada vez más de Estado Islámico iraquí. La rivalidad entre ambos grupos se manifestó en forma creciente.
Ataques a civiles
El ejército sirio, debilitado por los años de revolución, no tuvo mucha fuerza para combatir al EI. Pero, a partir de 2015, el EI y el Frente al Nusrase vieron bajo creciente presión militar estadounidense. Y en 2019 tuvo que ceder ampliamente su dominio.
No obstante, algunos «califas” lograron sostenerse, aunque Estados Unidos consiguió reiteradamente neutralizarlos. Numerosos miembros del EI están prisioneros hasta el día de hoy.
Pero se conservan algunas células, especialmente en la zona de la frontera entre Siria e Irak. Reiteradamente han llevado a cabo pequeños ataques, dirigidos contra la población civil rural, según Carsten Wieland.
Otros esperan recibir órdenes para actuar. Dado que el EI está organizado de forma descentralizada, es prácticamente imposible acabar con él en forma definitiva.
¿Al Jolani, alejado del EI?
Se considera que el EI actualmente no es capaz de recuperar el territorio que dominó. Pero, tras la caída de Al Asad y en vista de los cambios que eso conlleva, podría intentar ampliar su influencia. Por eso se lo combate con decisión.
Es muy posible que Al Jolani realmente se haya apartado de la ideología del EI, dice Carsten Wieland.
«El grupo ha sellado acuerdos con diversos actores locales. Eso da pie a la esperanza de que haya una evolución constructiva. También es notable que no haya habido grandes masacres ni venganzas. Con la ideología del EI, presumiblemente las cosas habrían sido muy distintas en los últimos días”