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A PROPÓSITO DE LOS “NIÑOS” DEL GOBIERNO DE CASTILLO

Escribe: Pedro Morales Mansilla

Ex congresista y ex alcalde provincial de Huancayo

 

 

nos toca poner la cara, con dignidad, deslindado categóricamente con quienes, en el ejercicio de la representación política confiada por el pueblo y el partido, no han honrado los valores éticos de la tradición acciopopulista. Ellos, no pueden contar con aval institucional, sus flaquezas avergüenzan.

 

A los correligionarios leales y de convicción; nos duele, indigna, avergüenza y preocupa que 6 miembros del grupo parlamentario de Acción Popular (AP) estén comprendidos en las investigaciones de la Fiscalía de la Nación por el caso “los niños”; sentimientos que se profundizan ante las noticias de la última intervención fiscal (24/03/2023) a oficinas y domicilios de 17 congresistas de diferentes bancadas, que involucran a otros 6 de la bancada que se supone, nos representa respetando los lineamientos institucionales.
El escenario, como es lógico, se presta para que la poca cavilada percepción pública, ponga en tela de juicio las demostradas calidades cívicas y democráticas que el partido de la lampa construyó bajo la inspiración de su egregio líder, Fernando Belaunde Terry, las calidades de Valentín Paniagua Curazao y de los fundadores, los desvelos de miles de militantes y el sacrificio de decenas de mártires caídos en defensa de las libertades y vigencia de la plenitud democrática en el país, a lo largo de 65 años.
El daño causado por “los niños” militantes del partido es tremendo, nos ha expuesto al vilipendio de adversarios, a la pérdida de confianza de un buen sector de la ciudadanía y su lava descalificadora, nos alcanza a los militantes de base, ante lo que nos toca poner la cara, con dignidad, deslindado categóricamente con quienes, en el ejercicio de la representación política confiada por el pueblo y el partido, no han honrado los valores éticos de la tradición acciopopulista. Ellos, no pueden contar con aval institucional, sus flaquezas avergüenzan.
Las investigaciones fiscales, como corresponde en un Estado de Derecho, demostrarán si hubo delito en el sometimiento de los congresistas “niños” a Palacio de Gobierno”, quienes exhibieron posiciones sospechosas que se delataron por el destape de sus visitas palaciegas y a “Sarratea”, según se especula. Hasta allí, opera la presunción de inocencia. Pero, respecto a las posiciones políticas expresadas en las deliberadas ausencias y votaciones parlamentarias referidas a la vacancia presidencial, interpelaciones y censuras de ministros y otras acciones de apoyo al gobierno de Castillo, sí, tienen indiscutible responsabilidad política.
Con el fracasado y torpe golpe de Castillo, ya es innegable que comprometieron la estabilidad democrática del país; con su conducta, la legitimidad y autoridad moral del propio Congreso y con su deslealtad partidaria, la posición institucional de AP, cuya ideología está en las antípodas del llamado “Perú Libre”; pues, La ley de Hermandad, no es la consigna de la agudización de contradicciones, siembra de odios, división entre peruanos ni del desmembramiento territorial a favor de países vecinos como Bolivia. Tampoco dispone fortalecer la gobernabilidad con base en la mediocridad ni la corrupción que se presentaron potentes, ante el apoyo de los “niños” impidiendo llegar a 87 votos y en consecuencia a la vacancia presidencial.
Aparte, el caso “los niños”, como manifiesta el constitucionalista Alejandro Rospigliosi, es una magnífica oportunidad para que el Congreso aproveche en realizar una eficaz acción de “profilaxis”, separando a quienes se vendieron por prebendas, generando el escándalo que ha contribuido a agudizar su pérdida de legitimidad y minimizar su autoridad moral para el ejercicio del control político. Sin embargo, parece que los contubernios para fortalecer la posición del no adelanto de elecciones confirmarían eso que “otorongo, no come otorongo” y que Perú libre les devolverá el favor del apoyo, votando por su “blindaje”.

 

tenemos claro que la separación (expulsión) de “los niños” es una necesidad, para limpiar las injustas manchas que nos han endilgado y volver con la frente en alto a recuperar la confianza de la población. No hacerlo, sería una burla a las bases partidarias y al país.

 

En esta coyuntura; los acciopopulistas, que no estamos con ninguno de los grupos protagonistas de la insensata y ya larga pugna por el poder interno -alimentada por el incomprensible desdén y demora en la solución de las controversias que han llegado al JNE- ni con los “militantes” que aprovechando la condición de “mediáticos”, asumen posiciones pretendiendo que su parecer personal sea visto como la expresión partidaria; tenemos claro que la separación (expulsión) de “los niños” es una necesidad, para limpiar las injustas manchas que nos han endilgado y volver con la frente en alto a recuperar la confianza de la población. No hacerlo, sería una burla a las bases partidarias y al país.
Así haya quienes intenten dar justificaciones, como la utilización fuera de contexto y con diferente objetivo de la máxima “trabajar y dejar trabajar” de nuestro indiscutible líder o como la frase “fortalecer la gobernabilidad” como escudo de sus picardías con Castillo y, en estos días, “colgándose” del 2.º párrafo del Art. 134 de la Constitución: “no hay otras formas de revocatoria del mandato parlamentario (…)” pretendan, hacernos creer sin pudor, que su negativa al adelanto de elecciones es “defender la institucionalidad y la Constitución”, lo que, por su actuación, no es cierto; lo evidente es que, por lo que hicieron seguirán sometidos a consignas que están de espaldas a la voluntad mayoritaria de la población, expresada en las encuestas. Lo que también nos hace daño.
No está de más reiterar, que AP, no merece ser objeto de actitudes de maltrato, menos de un desleal sector de su propia militancia, porque a despecho de la grita de nuestros ocasionales adversarios, sigue siendo la colectividad política más honesta, no solamente de las que llegaron al gobierno en los últimos 60 años, inclusive en la transparencia del el financiamiento de sus campañas electorales, modestas en lo económico y de sincero deslinde con los medios y las empresas del estilo y poder de Odebrecht.
Ningún banco nos financió, tampoco clubs de la construcción, la minería ilegal, narcotráfico o cualquier otro de poder económico. No caímos a esas seducciones, estamos limpios de esas prácticas. Ahora nos toca, librarnos de los tránsfugas, los arribistas, oportunistas, los negociantes de la política que nos han infiltrado por flaquezas en nuestras capacidades de filtro. La conducta de una docena de militantes con representación política decepcionante y las opacas gestiones de los oportunistas, arribistas, sospechosos y con procesos por corrupción que lograron infiltrarse por nuestras propias debilidades en la selección, no pueden ensombrecer la limpia trayectoria de “El Perú como doctrina” y la “Conquista del Perú por los peruanos”, ideología y praxis que el país necesita.
Correligionarios, vamos adelante, relancemos el partido para servir al Perú.

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