En estos tiempos de turbulencia y pillaje, de caos e inseguridad, la población lo evoca porque es consciente que de haber vivido hubiera impedido que el extremismo se hiciera del poder.
Hace cuatro años nos dejó corporalmente Alan García, víctima de una siniestra conspiración del odio y la maldad. De aquellos que piensan que la política debe ser linchar al opositor, degradarlo, destruirlo sin piedad, más aún cuando contra quien se acciona ha tenido éxito, ha recibido aclamación de las multitudes, alcanzado dos veces la jefatura del Estado y puesto en marcha obras fundamentales para la república.
Ocho horas antes de su muerte, a las diez de la noche, ese político se encontraba dictando clase en el Instituto de Gobierno y de Gestión Pública de la Universidad de San Martín de Porres. Sorpresivamente cerró su conferencia diciendo: “Bueno, queridos estudiantes, hemos terminado hoy día. No sé cuándo nos volveremos a ver. Parece que quieren detenerme. Mil disculpas, por eso”.
En esa última exposición sostuvo que ejercer el poder permite a un gobernante hacer justicia, reivindicar a personajes históricos como hizo con el presidente Miguel Iglesias, héroe de la batalla de Chorrillos, cuyo féretro se trasladó al Panteón de los Próceres. Luego agregó, contrito, antes de marcharse: “… y me hace falta hacer justicia con el pobre Leguía, que lo han maltratado mucho. Pero ya no tendré oportunidad. Le daré mi abrazo en el cielo a Leguía”, advirtió premonitoriamente.
Durante su segundo periodo de gobierno visitó la tumba de Luis Antonio Eguiguren, en el cementerio San Teodoro de Piura. Emocionado, le rindió honores de jefe de Estado a los acordes de la Marcha de Banderas, recordando que en 1936 ganó las elecciones presidenciales que fueron rapazmente anuladas al computarse 43 % de votos que daban una holgada victoria al expresidente de la Asamblea Constituyente, que tuvo el admirable valor cívico de enfrentar al tirano Sánchez Cerro cuando este ordenó que soldados y policías asaltaran el Congreso para detener y deportar a 23 legisladores de oposición.
Alan fue un personaje alegre, ocurrente, bromista, bailarín y cantante, notable orador y lector infatigable de libros de historia, filosofía y política. Escritor y ensayista, profesor universitario, escribió una docena de obras, incluyendo su póstuma Metamemorias, así como centenares de artículos e innumerables cartas y correos.
Su legado fue impulsar el crecimiento económico del país en un promedio de 7.2 % en el periodo 2006-2011, alcanzando 8.9 % el 2007 y 9.8 % el 2008, cifras confirmadas por los organismos multilaterales de crédito.
Era una persona buena, ajena a bajezas, mezquindades o a aprovechar el poder para aniquilar a quienes lo persiguieron con saña. Amó la vida, a su partido y a la familia que construyó.
Su legado fue impulsar el crecimiento económico del país en un promedio de 7.2 % en el periodo 2006-2011, alcanzando 8.9 % el 2007 y 9.8 % el 2008, cifras confirmadas por los organismos multilaterales de crédito. Más aún, el Fondo Monetario Internacional (FMI) señaló que el 2011 “el Perú tendría el mayor crecimiento económico a nivel mundial con la inflación más baja”.
Fuimos, sin duda, la nación con mayor crecimiento del hemisferio, reduciendo la pobreza de 49.4 % a 27.8 %, 22 puntos que permitieron a seis millones de compatriotas abandonar la indigencia.
Su orgullo fue lograr que 5 millones 900 personas accedan a los servicios de agua potable y alcantarillado; que 10 600 pueblos fueran electrificados, beneficiando a 3 millones de ciudadanos; construir o pavimentar 10 mil 500 kilómetros de carreteras y crear 2 millones 400 mil puestos de trabajo.
Se edificaron modernos hospitales y colegios en todo el país, entregando un millón de computadoras a los alumnos de colegios estatales. El gran Teatro de Lima y un remodelado Estadio Nacional, así como el Tren Eléctrico, proyectan la eficiencia de su gestión.
No menos trascendental fue duplicar la población del Sistema Integral de Salud e incorporar a la seguridad social a un millón 300 mil nuevos afiliados. Y, desde luego, erradicar el analfabetismo, conforme acreditaron las Naciones Unidas (Unesco).
Fue un momento de excepcional progreso nacional y también internacional. Ganamos la demanda contra Chile en el Tribunal de Justicia de La Haya, incorporando a nuestro dominio marítimo 50 mil kilómetros cuadrados de masa de agua y la misma extensión de plataforma continental.
se impulsaron 19 Tratados de Libre Comercio con 52 países del mundo, que cuentan con una población de tres mil millones de seres humanos.
Fue su idea la creación de la Alianza del Pacífico, el más potente sistema de integración hemisférico que vincula al Perú, Chile, Colombia y México. Un pacto fecundo que representa el 36 % del PBI regional; 50 % de las inversiones y 56 % de las exportaciones, sistema de integración que ahora pretende sabotear irresponsablemente el mandatario azteca Manuel López Obrador.
Y, además, entre otros logros, se impulsaron 19 Tratados de Libre Comercio con 52 países del mundo, que cuentan con una población de tres mil millones de seres humanos.
Alan se ha ido físicamente, sí, pero ha dejado huella en la historia del Perú y su figura, al lado de Haya de la Torre, está inserta en el corazón de los compañeros y de personas que aman la vida, la bondad, el compromiso con las causas nobles y justas.
En estos tiempos de turbulencia y pillaje, de caos e inseguridad, la población lo evoca porque es consciente que de haber vivido hubiera impedido que el extremismo se hiciera del poder.
Alan García vive en nuestra memoria gran lider democráta del pan con Libertad Alan no se ahido esta a lado d Víctor Raúl haya d la Torre por siempre ¡nunca hubiera permitido la destrucción del Perú ¡d estos ZAPATRAS ESPURIOS VENDE PATRIA TRAIDORES.
Alan García vive en nuestra memoria gran lider democráta del pan con Libertad Alan no se ahido esta a lado d Víctor Raúl haya d la Torre por siempre ¡nunca hubiera permitido la destrucción del Perú ¡d estos ZAPATRAS ESPURIOS VENDE PATRIA TRAIDORES.