BBC: 6 momentos que marcaron la presidencia de Alberto Fujimori y la historia reciente de Perú
(BBC/ Guillermo D. Olmo).- La muerte de Alberto Fujimori cierra una etapa de la historia de Perú.
El polémico expresidente falleció este miércoles a los 86 años, según anunció su hija Keiko.
Con él se va una de las figuras más relevantes de la vida peruana de las últimas décadas. También, una de las más controvertidas y polarizantes.
Hay peruanos que lo admiran como gobernante por poner orden en la economía del país y derrotar a la sangrienta insurgencia maoísta de Sendero Luminoso.Hay otros que lo detestan como líder autoritario que corrompió las instituciones del país y bajo cuya directa responsabilidad se perpetraron graves violaciones de los derechos humanos.
Sea como sea, pocos discuten el papel protagonista desempeñado por este ingeniero agrónomo de raíces japonesas que se convirtió inesperadamente en presidente de la República en 1990, y que ni siquiera en su largo tiempo en prisión dejó de condicionar la vida de un país que todavía hoy se divide entre fujimoristas y antifujimoristas.
Quedan una familia, con su hija Keiko a la cabeza, y una facción política, el fujimorismo, que siguen siendo unas de las fuerzas más poderosas de la sociedad peruana. También permanecen las heridas de las víctimas de los crímenes por los que fue condenado, muy difíciles de cerrar.
Un repaso a su trayectoria sirve para entender su legado y por qué, tanto sus partidarios como sus críticos, tardarán tanto en olvidarlo.
1. Un triunfo electoral inesperado
Fujimori se convirtió en presidente de Perú en las elecciones de 1990.
El 10 de junio de 1990, Alberto Fujimori dio la sorpresa al imponerse contra todo pronóstico al escritor Mario Vargas Llosa en las elecciones peruanas.
Fujimori, hasta entonces un poco conocido ingeniero agrónomo que había llegado a rector de la Universidad Agraria, se había colado en la segunda vuelta como candidato de un movimiento al que bautizó como Cambio 90.
Vargas Llosa era el gran favorito, pero Fujimori dio la sorpresa y en la segunda vuelta arrasó con más de un 62% de los votos.
Las propuestas de reforma económica y amplias privatizaciones con las que Vargas Llosa pretendía sanear una economía sumida en una crisis feroz espantaron a muchos votantes y Fujimori, que había hecho campaña con propuestas vagas y de tono populista, se encaramó a la presidencia.
Seguramente, pocos peruanos imaginaban entonces que aquel candidato, al que en la calle muchos empezaban a llamar ya «el chino», sería el gran protagonista de la vida política del país durante décadas.
2. La política del «fujishock»
El ministro Hurtado Miller anunció la severa política de ajustes y dijo: «Que Dios nos ayude».
Fujimori recibió un país sumido en una grave crisis económica y una hiperinflación que devoraba la renta de los hogares.
Los precios en los mercados peruanos se multiplicaban día tras día y el gobierno parecía incapaz de estabilizarlos y de poner orden en las cuentas.
Fujimori decidió entonces una severa política de ajuste, que pasaría a la historia como el «fujishock« y que implicó la desaparición de gran parte de los subisidios estatales, la privatización masiva de empresas públicas y otras agresivas medidas liberalizadoras.
Fue el entonces primer ministro, Juan Hurtado Miller, el encargado de comunicarlo al país.
En un mensaje televisado el 7 de agosto de 1990, enunció las medidas más dolorosas y cerró su intervención con una frase que todavía resuena en la memoria de los peruanos que vivieron aquellos duros años: «Que Dios nos ayude».
3. El autogolpe de 1992
Militares peruanos tomaron control del Congreso y del palacio de Justicia de Lima durante el autogolpe de Fujmori.
El 5 de abril de 1992 el presidente Fujimori anunciaba por televisión que había ordenado la disolución del Congreso, una «reorganización» del poder judicial y la creación de un «gobierno de emergencia y reconstrucción nacional».
Poco después, militares peruanos tomaban el control de la sede de las altas instituciones del Estado.
El episodio pasó a la historia como el autgolpe de 1992.
Fujimori justificó su acción, que fue mayoritariamente condenada en la escena internacional, por la actitud «obstruccionista» del Congreso, que, decía, ponía trabas a las medidas necesarias para enderezar la economía del país y hacer frente a Sendero Luminoso, un movimiento armado que se había convertido ya en un gigantesco desafío a la autoridad del Estado.
En aquellas horas de tensión, efectivos militares secuestraron brevemente al periodista Gustavo Gorriti y al empresario Samuel Dyer.
Fujimori fue condenado años después por ambos secuestros.
4. La captura de Abimael Guzmán
El líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, fue detenido en 1992.
El 12 de septiembre de 1992 agentes de la policía peruana detenían en una casa del distrito limeño de Surquillo a Abimael Guzmán, líder absoluto de Sendero Luminoso, y a otros de sus principales dirigentes.
La operación policial supuso el principio del fin de una organización que había dejado miles de muertos en todo el país y se había convertido en la principal preocupación del gobierno.
Las detenciones, que llevaron después al desmantelamiento casi total de la guerrilla maoísta y al fin del «conflicto armado interno», fueron presentadas como un éxito del gobierno.
Unidas a la notable mejora de la economía, ayudaron a disparar la popularidad de Fujimori y a justificar la deriva autoritaria de su gobierno.
Pero no todo fueron luces en el triunfo sobre Sendero.
La Comisión de la Verdad y la Reconciliación documentó numerosos crímenes y violaciones de los derechos humanos perpetrados por las fuerzas del Estado.
Fujimori fue condenado en 2009 por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, en las que el comando paramilitar conocido como el Grupo Colina asesinó a 25 personas de las que sospechaban que eran colaboradores senderistas.
Paradójicamente, Abimael Guzmán murió también un 11 de septiembre, pero de 2021.
5. El asalto a la residencia del embajador de Japón
La liberación de la residencia del embajador de Japón en Lima permitió a Fujimori presentarse como un gobernante enérgico y efectivo.