Del sector privado no se oye mayor cosa, mucho menos de los 52 mil millones de dólares de inversión privada anunciados, hace algunas semanas, por el Ministro de Economía, para este año.
El eje central de cualquier propuesta gubernamental para reactivar la economía es la confianza que debe despertar en el sector privado para que este invierta, genere empleo, incremente la producción y aumente el consumo.
Hace un par de semanas, el Ministro de Economía y Finanzas (MEF) obtuvo un crédito suplementario de más de 5000 millones de soles que el Congreso de la República alegremente le otorgó para impulsar la economía peruana que se encuentra en plena recesión como lo pone en evidencia el 0.2 por ciento de regresión del PBI previsto para este año.
Nadie le pidió una rendición transparente de cuentas sobre porque, hasta fines de Agosto, sólo se había invertido un 20 por ciento de los 3500 millones de soles asignados para obras de prevención del Fenómeno del Niño que ya se desató y que puede tener un efecto devastador sobre las próximas cosechas agrarias, depredando la economía popular.
Si agregamos la falta de transparencia en el manejo del dinero de todos los peruanos a una evidente incapacidad de gestión que el gobierno de Dina Boluarte comparte con la mayor parte de los gobernadores regionales y los alcaldes provinciales y distritales nos encontramos en el escenario de una crisis perfecta y prácticamente irreversible que golpeará duramente a toda nuestra población, especialmente a los más pobres.
Las medidas populistas anunciadas por el Titular del MEF para el impulso de la economía, salvo alguna contada excepción, no reflejan hasta ahora que con este nuevo crédito suplementario el régimen de Dina Boluarte vaya a generar un aporte sustantivo para sacarnos de la recesión: por un lado, las cifras mínimas de ejecución presupuestal de los fondos asignados para el Niño constituyen un pésimo precedente y, por el otro, el propio programa enunciado consiste fundamentalmente en medidas declarativas y de mediano o largo plazo cuando lo que requerimos es una potente e inmediata inyección económica de corto plazo.
Del sector privado no se oye mayor cosa, mucho menos de los 52 mil millones de dólares de inversión privada anunciados, hace algunas semanas, por el Ministro de Economía, para este año.
¿Puede así despertar confianza el gobierno de Boluarte ? Puede hacerlo después de sus fallidos viajes al extranjero y con la hasta ahora imparable ola delictiva que abate al Perú?
La respuesta es muy clara y debe llevarnos a presionar para lograr una absoluta transparencia en el manejo presupuestal y un indispensable cambio de gobierno mediante el adelanto de elecciones generales.
El resto es populismo, ineficiencia y corrupción.
(*) Presidente de Perú Acción Presidente del Consejo por la Paz