CRISIS DEL ESTADO DE DERECHO AGRAVARÁ RECESIÓN Y AUMENTARÁ POBREZA

Si la crisis desatada entre el Ministerio Público y el Ejecutivo se convierte en un enfrentamiento entre las instituciones tutelares del sistema republicano y en un proceso de implosión institucional, que organice un escenario de adelanto de elecciones, a nuestro entender, todos los intentos de recuperación institucional, económica y social, luego del golpe fallido de Pedro Castillo, fracasarán de principio a fin.

 

La necesidad de preservar el sistema republicano y las instituciones

 

Al respecto, la situación de la economía es ejemplificadora. Por ejemplo, se suele señalar que la recesión económica en el país es producto de las olas de la violencia del verano pasado, de los eventos climáticos de El Niño y de la imposibilidad de iniciar la primera temporada de pesca. Creemos que es una parte de la verdad, porque la recesión de hoy no es asunto circunstancial. ¿Por qué? La recesión tiene que ver con la caída de la inversión privada que hasta antes del 2014 crecía anualmente en porcentajes de dos dígitos. Luego, la caída de la inversión privada, simplemente, se convirtió en parálisis y bloqueo total durante el gobierno de Castillo. Desde esa fecha no se conoce una nueva inversión de envergadura en el país.

El gobierno de Castillo, con la permanente promoción de la asamblea constituyente y la nacionalización de los recursos naturales, simplemente anuló cualquier posibilidad de nuevas inversiones. Hasta los emprendimientos en minería se bloquearon, no obstante el superciclo de precios de los minerales. La paralización de las inversiones, tarde o temprano, tenía que convertirse en recesión, tal como sucede en la actualidad. Si la inversión hubiese seguido en alza ningún evento político o climático habría lanzado a la sociedad a la tragedia recesiva.

Luego de cerca de un año de relativa y frágil estabilidad política es evidente que los mercados y los procesos de reinversión tienen que reactivarse. De allí que los economistas y entidades anuncien que, de todas maneras, el próximo año se producirá un rebote de la economía con algunos niveles de crecimiento. ¿Qué puede suceder si se adelantan las elecciones? Es incuestionable que cualquier posibilidad de nueva inversión volverá a paralizarse por el recrudecimiento de la inestabilidad política. En una sociedad en la que no se conoce cuál es el futuro de las instituciones y la política es incuestionable que nadie invierte.

Uno de los efectos más graves de la recesión y del bajo crecimiento es el aumento de la pobreza en general. Hasta antes de la pandemia, en las últimas tres décadas el modelo económico había bajado la pobreza del 60% de la población a 20%. Luego del gobierno de Castillo la pobreza se disparó al 27.5% de la población, y diversas proyecciones señalan que, con la recesión actual y el bajo crecimiento acumulado, nos acercamos a tener a un tercio de los peruanos en esta condición. Es decir, más de 10 millones de peruanos.

Una de las preguntas que emerge es qué puede suceder con una sociedad que aumenta la pobreza como tendencia. En las últimas dos décadas el antisistema siempre tentó el poder hasta llegar a Palacio con Castillo, no obstante que el crecimiento reducía la pobreza. Ahora que este flagelo social aumenta es incuestionable que las posibilidades de las fuerzas que proponen una asamblea constituyente y la colectivización de la economía se multiplican al infinito.

Por todas estas consideraciones, es fundamental que las instituciones republicanas recuperen la serenidad y eviten tomar decisiones que llevarían a una implosión institucional y a un eventual adelanto electoral. Si se produjese semejante escenario estaríamos ante un virtual triunfo económico del eje bolivariano y de los impulsores de la asamblea constituyente. ¿Por qué? Se habría liquidado una de las últimas posibilidades de relanzar el crecimiento y el proceso de reducción de la pobreza.

TOMADO DE: El Montonero