el sistema de justicia sigue mostrando ser terreno expedito para que la guerra civil en la Fiscalía de la Nación no termine
Como ya se ha dicho desde el año pasado, la Junta Nacional de Justicia (JNJ) no se ha detenido, cual tren desbocado, hasta lograr la destitución de Patricia Benavides, tanto como fiscal suprema, cuanto como Fiscal de la Nación. Esto, que hace más de un año parecía imposible, una mera profecía utópica, cobró fuerza y se le veía venir desde que acumularon -a menos de un año de su nombramiento por la propia JNJ más de 30 denuncias en tan solo seis meses de función-.
Alguien de adentro no la quería, y se empezaron a endilgar una serie de circunstancias que culminaron ayer por determinar su destitución con 5 votos en la JNJ, incluyendo la insólita posición del Sr. Falconí, quien también sufrió injurias y vejámenes constitucionales por parte de sus pares en la JNJ, y que tuvo que ingresar a la JNJ vía un amparo constitucional, contra la oposición de sus partes.
Pero, claro, “la vaca nunca se acuerda de cuando fue ternera” y menos aún cuando tiene que atender a “las tres razones de oidor…”
Así las cosas, el sistema de justicia sigue mostrando ser terreno expedito para que la guerra civil en la Fiscalía de la Nación no termine. Asimismo. Debemos imaginar que la actual fiscal suprema Delia Espinoza, quien fue enviada al Jurado Nacional de Elecciones (JNE) por la Dra. Benavides, y la Dra. Revilla, quien renunció al Ministerio Público con sangre en los ojos al acusar a Benavides de maltrato por haber sido separada del equipo que investigaba a su hermana, deben estar frotándose las manos, o quizás celebrando con un vinito, como está de toda moda, pero, como bien es sabido, el odio y el resentimiento tienen patas cortas y no producen una gran satisfacción. No de la verdadera, pues la venganza es siempre un plato que se come frío….
Esperemos a que los jueces en unos meses les puedan poner las cosas en su sitio, pero de lo que no cabe duda de que Patricia Benavides fue suspendida de mala manera y en forma exprés, lo que no se condice con las reglas esenciales del debido proceso que todos jurar querer respetar.
El Poder Judicial ha recibido de la Doctora Espinoza un pedido francamente inconstitucional que desconoce el aforo constitucional; se ha removido al juez supremo con claro fraude a la ley para que no vea el caso, y así se pueda escoger a un juez mucho más genuflexo y melifluo.
La destitución ha sido tan exprés y fulminante corriendo en simultáneo con el pedido al Poder Judicial, que el informe original fue suscrito en forma rauda por la Doctora Tello, cuando ya estaba suspendida por el Congreso.
La Doctora Zavala, inicialmente inhibida por carecer de idoneidad e imparcialidad a la Doctora Benavides, de pronto en arte de plena fe celestial obtenido de un crisma consagrado, recuperó sus dotes de imparcialidad e independencia y suscribió in toto el raudo informe condenatorio de la Doctora Tello y, como tal, sustenta la destitución, la que es finalmente probada por sus pares, pese a la investigación de Thomberry y a la propia inhibición de la Zavala. Un arroz con mango con un resultado anhelado: lograr a como sea la destitución. Mi reino por un caballo….
Uno debe de imaginar que la JNJ ha cumplido con sus funciones y que debe sentirse satisfecha y orgullosa de lo que ha hecho. Sin embargo, la opinión publica observará que eso no ha sido así y, con el tiempo, las cosas se aclararán y veremos who is who en este caso, veremos las verdaderas responsabilidades.
Tiempo al tiempo, dice un refrán popular digno de sabiduría.Pero ahí ya se ha cerrado un capítulo de persecución y de ensañamiento contra una persona que ha terminado con la defenestración del más alto cargo en el Ministerio Público y fiscal suprema, con tan solo 55 años de edad.
Era como ver el paseo en carreta en el ineluctable camino hacia la guillotina de María Antonieta, pasando por la Place de la Concorde hasta llegar a la Place de la Bastille en el París del Ancien Régime. Era más o menos lo que observábamos en la persona de la Benavides. Se sabía que a pesar de lo que dijera, a pesar de la defensa que ejerciera, igual terminaría siendo víctima de una hoguera de expiación. Y así ha ocurrido ayer. Ella también podría haber exclamado ayer: “Oh!, justicia, cuantas injusticias se cometen en tu nombre…”
Esperemos que este no sea el último capítulo de ese sainete político-judicial que se está dando al interior del Ministerio Público en una guerra civil sin cuartel. ¿Quién será la siguiente víctima? Corren las apuestas……