La agenda maximalista de estos delincuentes es política, no social
El gobierno de Dina Boluarte sigue empeñado en la búsqueda del diálogo con los subversivos que han provocado 45 muertos -que todos lamentamos -, centenares de heridos, un policía quemado vivo y millonarias pérdidas a la economía nacional.
Para que haya diálogo debe haber interlocutores y agenda: como lo ha demostrado el reciente viaje de una delegación gubernamental con ese propósito a Puno, no existe ni lo uno ni lo otro ya que los dirigentes efectivos de los desmanes tiran la piedra y esconden la mano porque su afán real es destruir el sistema democrático para convertir a nuestro país en otra Cuba.
La agenda maximalista de estos delincuentes es política, no social: ¿Se imaginan al Presidente del Consejo de Ministros dialogando con ellos sobre la renuncia de Dina Boluarte o el cierre inmediato del Congreso o la reposición del corrupto Pedro Castillo ?
El gobierno debe primero identificar a esos dirigentes, separando la paja del trigo, para ubicarlos, detenerlos y aplicarles todo el peso de la la ley.
Esa es la primera medida inmediata para avanzar en paralelo con la segunda: buscar todos los canales posibles de información para llegar a la mente colectiva de nuestros compatriotas que, engañados por los subversivos, creen equivocadamente que sus protestas políticas les van a generar réditos sociales. Y que ya están sintiendo en carne propia los efectos de la violencia armada que, evidentemente, también ha generado excesos policiales que deben ser debidamente sancionados.
El diálogo debe ser encauzado hacia los temas que realmente interesan a los pueblos olvidados del Perú, que ya deberían estar identificados por región, provincia y distrito con una acción inmediata en áreas clave como el agua ,la salud, la infraestructura escolar y el apoyo a los 2 y medio millones de pequeños productores, estafados secularmente por sucesivos gobiernos y, en particular, por el de Pedro Castillo.
El pensador polaco Kolakowski ha definido con sabiduría y precisión como operan las técnicas de lavado cerebral colectivo de los comunistas en base a una ética invertida. Nosotros debemos responder con la verdad en la mano y la moral en el corazón y en la conciencia y con la misma eficiencia con la que estos enemigos del Perú han actuado para inducir a los sectores menos informados de nuestra población a actuar irracionalmente.
No es un trabajo de corto plazo. Pero debemos iniciarlo de inmediato para entrar a la médula de la grave crisis por la cual atraviesa nuestra Patria.
(*) Presidente de Perú Nación
Presidente del Consejo por la Paz