EEUU: Casi 2000 vuelos cancelados por cierre de Gobierno
Tras 40 días de cierre del Gobierno en Estados Unidos uno de los efectos más vistosos es la cancelación de vuelos que alcanzaron casi los 2.000 este lunes (10.11.2025). Esto debido a la escasez de controladores aéreos.
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La falta de controladores ha provocado que el tráfico aéreo estadounidense se convierta en un gran problema.
Según la plataforma Flightaware, hoy se han cancelado 1.983 vuelos en el país, lo que supone un 7,7 % de los 25.735 vuelos que estaban programados para este lunes. Mientras, 6.056 rutas que tenían como destino EE.UU. o que salían desde ese país han sufrido retrasos.
Del total de vuelos cancelados, 300 tenían previsto despegar o aterrizar en Nueva York, donde el aeropuerto más afectado ha sido John F. Kennedy (JFK), con 254 vuelos cancelados hoy. Le siguen los aeropuertos de LaGuardia (Queens), con 144, y Newark Liberty (en Nueva Jersey pero que opera en la ciudad), con 99. Además, cientos de vuelos han sufrido retrasos en los tres aeropuertos de la Gran Manzana: 508 en LaGuardia, 254 en Newark y 92 en el JFK.
Empresas como United Airlines o Delta han ofrecido a los auxiliares de vuelo un pago extra por realizar vuelos, según el portal CNBC. La cadena indica además que, en su caso, United Airlines también propuso a los pilotos una paga extra para llevar a cabo más rutas de lo habitual.
Amenaza de recorte salarial
El secretario de Transporte de EE.UU., Sean Duffy, advirtió que esta situación «solo se pondrá peor». Mientras, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con recortar los sueldos a los controladores aéreos que se han ausentado de sus puestos alegando enfermedad durante el actual cierre de Gobierno.
El mandatario también prometió recomendar una bonificación de 10.000 dólares a los que han permanecido en sus puestos a pesar de no haber recibido pagos durante los 41 días de paralización federal.
Según fuentes sindicales, algunos controladores se han visto forzados durante este tiempo sin recibir salarios a alegar baja por enfermedad para encontrar fuentes alternativas temporales de ingresos o cuidar de sus familias.
La actual crisis de controladores llegó a su pico ayer domingo, cuando se canceló más del límite del 10 % anunciado por la Administración Federal de Aviación (FAA), según la consultora de aviación Cirium.
¿Qué significa un cierre del Gobierno?

Un cierre del Gobierno ocurre cuando el Congreso no aprueba las leyes de gasto necesarias para mantener financiadas a las agencias federales. Esa falta de autorización obliga a suspender una parte de las operaciones del Gobierno hasta que se alcance un acuerdo en el Congreso.
La medida afecta directamente a los empleados federales. En cierres anteriores, muchos fueron enviados a casa sin paga, en un proceso conocido como furlough, que significa una licencia temporal sin salario, mientras que otros debieron seguir trabajando sin recibir salario hasta que se aprobaron los fondos.
Cada dependencia federal debe tener planes de contingencia que especifican qué servicios se mantienen y cuáles se suspenden. Esos documentos suelen publicarse en el sitio de la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca, aunque también hay agencias que los difunden en sus propias normativas.
Dichos planes incluyen a un número de empleados que seguirían trabajando sin paga, el tiempo necesario para interrumpir operaciones y los servicios que se consideran críticos para la vida y la seguridad, como la defensa, la seguridad nacional o la respuesta a emergencias. En ocasiones anteriores, por ejemplo, la Administración del Seguro Social indicó que la mayoría de sus funciones continuarían, como los pagos de beneficios y la recepción de apelaciones, aunque algunos trámites administrativos se suspenderían.
Qué implica para la vida diaria

El impacto de un cierre se extiende más allá de los empleados federales. En cierres anteriores:
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Cerraron parques nacionales y museos
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Suspendieron inspecciones de alimentos
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Cancelaron audiencias de inmigración
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Se retrasaron préstamos federales para pequeñas empresas y compradores de vivienda.
Incluso servicios que deben seguir funcionando, como el control aéreo, se vieron afectados. Durante el cierre de 2018-2019, varios controladores dejaron de presentarse a trabajar, lo que ocasionó retrasos en aeropuertos.
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