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¡EL PERÚ AMENAZADO POR LA MINERÍA ILEGAL!

(El Montonero).- La alianza del crimen organizado internacional y la minería ilegal en Pataz, región de La Libertad, ha dejado un saldo de 9 trabajadores muertos, 23 heridos, 15 torres de alta tensión derribadas y alrededor de 600 camiones que salen de la zona diariamente transportando el mineral ilegal. Las empresas mineras formales –como Minera Poderosa, Aurífera Retama y Horizonte–, que pagan impuestos, preservan el medio ambiente y generan empleo formal, de pronto, están en medio de pistoleros de un Lejano Oeste en donde las fuerzas de seguridad no pueden restablecer el Estado de derecho.

El terrible fenómeno se multiplica en diversas regiones del país

En el corredor vial del sur, donde se emplazan las minas que producen cerca del 40% del cobre nacional, decenas de mineros ilegales invaden las concesiones de las minas formales con el objeto de desarrollar minería ilícita. La estrategia de la minería ilegal, del radicalismo antiminero y el silencio de las oenegés antimineras, por ejemplo, apunta a bloquear Las Bambas como gran unidad mundial de producción de cobre y reemplazarla por centenas de mineros ilegales.

Terminando el corredor vial del sur, en Madre de Dios, en la reserva ecológica de Tambopata, ha surgido una enorme ciudad, La Pampa, en donde no existe Constitución ni ley nacional, en donde reviven los pistoleros del Viejo Oeste con formas nacionales, en donde la prostitución, el delito y la suma de economías ilegales se multiplica.

En Tambogrande, Piura, se expulsó a la minera canadiense Manhattan por la supuesta defensa del limón y del mango de la zona. Todo fue una monumental mentira. Hoy centenas de mineros ilegales extraen oro utilizando mercurio, destruyendo la ecología por décadas, sin pagar impuestos y fomentando la trata de personas.

Una rápida mirada a la minería ilegal –es decir, la que se desarrolla sobre parques nacionales, áreas reservadas y concesiones de la minería moderna– nos permite concluir que ella, inevitablemente, termina aliada con el crimen organizado y las demás economías ilegales (desde la trata de personas hasta el narcotráfico). Otra conclusión es que la minería ilegal prospera sobre el bloqueo y la destrucción de la minería moderna: minería ilegal en Cajamarca, Tambogrande y corredor vial del sur.

El Estado de derecho y el sistema institucional, pues, están jaqueados por la minería ilegal. Es imposible que en el Perú se desarrolle minería moderna con esta amenaza. En otras palabras, es imposible un modelo de crecimiento, reducción de pobreza y expansión de la prosperidad si la minería ilegal sigue avanzando. Vale recordar que, en las últimas dos décadas, la minería moderna captó más de US$ 60,000 millones en inversiones, desarrollando una minería de talla mundial, que se convirtió en la gallina de los huevos de oro del fisco, preservó el medio ambiente, generó empleo formal y se convirtió en uno de los principales motores antipobreza.

En este contexto, también es cierto que si no existe una estrategia integral para la formalización de la pequeña minería, la minería ilegal seguirá avanzando sobre el amplio mundo de la informalidad. En ese sentido, es hora de crear una autoridad nacional de formalización minera que dependa directamente del Ejecutivo y cancele la competencia de los gobiernos regionales en el tema. Las regiones han sido incapaces de formalizar a la pequeña minería.

Vale anotar que solo debe considerarse pequeña minería a las unidades de producción que pueden presentar un Instrumento de Gestión Ambiental y Fiscalización para la Formalización (Igafom) y, por lo tanto, asumen compromisos mínimos con el medio ambiente y el uso de una tecnología viable. Se calcula que estas unidades llegan a los 5,000 en el país y alrededor de ellas trabajan miles de trabajadores artesanales. La estrategia de formalización, entonces, debería apuntar a los sectores con capacidad de desarrollar Igafom.

Planteadas las cosas así, es incuestionable que el Perú está bajo ataque, bajo amenaza, por la alianza de la minería ilegal con el crimen organizado. Una alianza que, tarde o temprano, será manejada por el crimen internacional.

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