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EL PLAN BOLUARTE

Escribe:Elmer Barrio de Mendoza*

 

Si queremos evitar el desastre necesitamos proponer alternativas creíbles en los tres terrenos: seguridad, economía e integración social. Es vital que la población sienta que lo que se propone se puede hacer y que se convenza de que vale la pena participar de esa propuesta.

 

Debo admitir que Alberto Otárola ya dijo que no hay ningún Plan Boluarte casi con el mismo tono con que semanas atrás dijo que el Perú no necesitaba un Plan Bukele porque tenía el Plan Boluarte. A partir de ahora, queda registrado, habrá que preguntar cada día al primer ministro con qué humor se levantó para de ese modo saber si lo que dice se debe o no tomar en serio.

 

No hay ningún Plan, es obvio

Un gobierno que llegó de casualidad no debería asumir que de casualidad se mantendrá. Insisto en recordar que el poder es alucinógeno y que si lo consumen personajes como quienes hoy lo ejercen, la pasada de vueltas puede ser atroz. Miren no más lo que le pasó a su inmediato predecesor.
Haber salido de Castillo, sin embargo, no ha  otorgado a los actuales gobernantes nada parecido a una indulgencia plenaria aunque pareciera que ellos así lo creen.
El tema de la inseguridad abruma a la ciudadanía. Y no tenemos, salvo incidentes, desempeños competentes ni resultados prometedores. Sólo hay más de lo mismo.
No tenemos por ejemplo una cárcel de máxima seguridad, la que fuera. Alguien ha hablado de reabrir El Frontón y podría ser pero nadie ha señalado cómo ni cuando (ni en cuanto tiempo se hará). ¿O será que la presidente y/o el gabinete tienen entre manos una opción viable como sorpresa? Honradamente, lo dudo.
La declaratoria de emergencia en dos distritos de Lima y una provincia de Piura no es nada nuevo. Dependiendo de nuestra edad, lo hemos vivido varias o muchas veces. El resultado es ampliamente conocido: El lumpen toma vacaciones breves y luego reaparece… ¡recargado!  Una parodia regularmente iterada.
Nada nuevo resultará de esta bufonada de dos meses. “Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar distintos resultados” es una verdad maciza. No lo dijo Einstein si no algún otro, pero eso no importa.
Creo que es de caballeros (y de damas) reconocer que el éxito de Bukele contra la mara salvatrucha se basó en el control territorial cuyos tres pasos principales son: usar inteligencia para determinar los territorios donde se concentran las pandillas y se sienten protegidas; cercar esos espacios con intervención de la fuerza armada y extraer a los pandilleros (operación a cargo de la policía) y trasladarlos a una prisión de máxima seguridad y condiciones mínimas (pero suficientes) de vida. Para que esto sea posible se ha requerido soporte fiscal y judicial homogéneo y un amplio respaldo social.
Sin duda puede cuestionarse algún procedimiento concreto pero sería mezquino negar los hechos.
Nada parecido sucede por acá y no sucederá mientras tengamos los mismos protagonistas.

En realidad, el plan es otro

Tanto Boluarte y Otárola como la amplia mayoría del Congreso han convertido el plazo en objetivo. Llegar a 2026 es la consigna ¡Salvo cumplir el mandato, todo es ilusión!
Si comprendemos eso, comprendemos todo. Y también definimos nuestra propia decisión: resignación o construcción de una nueva alternativa.
No esperemos grandes mejoras en la seguridad, sin decisión política y sin estrategia no es posible.
No esperemos grandes mejoras en materia económica. La inflación no llegará a ser grave porque tenemos un estupendo Banco Central. Tampoco habrá devaluación alarmante por la misma razón.
Milei no debería visitar Perú. Toda su prédica se quiebra en nuestro país. Dolarizar o dinamitar el Banco Central son acá inconcebibles. De demostrar la inviabilidad del voucher educativo ya se encargó felizmente Suecia y hace tiempo. Pero si fuera por el Ejecutivo y el Congreso actuales seguiríamos drenando los recursos fiscales hasta secarlos en una competencia suicida por quién impulsa más velozmente el rompimiento de la regla fiscal y cuanta regla exista. Gracias Julio Velarde por atrincherarte más de quince años, en el capítulo más importante de la Constitución de 1993, que asegura la independencia del Banco Central.

La fractura social

El frente social es aun peor. Que haya silencio sísmico no quiere decir que no haya riesgo tectónico.
El gobierno no representa a nadie, el Congreso menos. Lo mejor que pueden lograr es tolerancia y aguante.
Cualquier chispa puede volverse incendio, cualquier temblor puede devenir terremoto. La pregunta es: quién capitaliza la catástrofe. Y la respuesta es simple. Si permitimos que el desastre llegue será cualquiera y se puede llamar Antauro o apellidar Maraví. Si queremos evitar el desastre necesitamos proponer alternativas creíbles en los tres terrenos: seguridad, economía e integración social. Es vital que la población sienta que lo que se propone se puede hacer y que se convenza de que vale la pena participar de esa propuesta. Es decir, comprarse el pleito.
Con unidad en torno a un proyecto nacional todo es posible. Para eso es imprescindible deshacerse de los que han hecho modus vivendi de dividir en pedacitos la demanda social o de imponer puntos de vista que provocan división entre los peruanos.
El respeto a todas las opiniones y el compromiso con los buenos modales son componentes indispensables de la construcción democrática. El desempeño pertinente y la obsesión por trazarse y cumplir objetivos mensurables son los otros dos pilares del proyecto nacional.
Yo creo en el adelanto de elecciones, sin prisa pero sin pausa, dentro del cauce constitucional. Cada día de tolerancia al verdadero Plan Boluarte (o sea quedarse a toda costa) es un día perdido. Para eso no sirve gritar ¡Dina asesina! Para eso se requiere decir que esto se está haciendo mal y que debe hacerse bien y de qué modo.
Los movimientos tectónicos se irán sintiendo cada vez más y quienes lo adviertan antes deberán asumir su responsabilidad: salvar al país de una tragedia inminente. Cierto es que la fase terminal la inició Castillo y cierto es que Boluarte y sus aliados no están haciendo nada significativo para evitar el rumbo de colisión. Cada vez me queda más claro que es el mismo gobierno y que algo concreto hay que hacer… ¡urgentemente!
*Director y conductor de NO ATRACO

One thought on “EL PLAN BOLUARTE

  • Muy importante su aporte y necesario.
    Lo actual nos lleva a la decadencia, el populismo igualitario en un pais megadiverso es imposible.
    Solo un nuevo liderazgo integrador, es. Necesario.
    La izquierda intelectual ha usado su permanente posicion de vieja aristocracia, para castrar a la politica, mediante la judicializacion de la politica.
    Eso debe cambiar y una accion estrategica, seria restituir la Bicameralidad.
    Mejores leyes y equilibrios politicos, nos haran salir de la mediocridad y pobreza de cuadros politicos. Ojala lo entiendan los pocos congresistas honestos.

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