EL PODER DEL AMOR
Gustavo Blanco Ocharan
gblancociticars@gmail.com
Únicamente en las burbujas permanentes del Amor que genera vida se entreteje la presencia pura y sutil del Espíritu que crea, expande, transforma, cambia, vibra, fluye, emerge, integra, acompaña, crece, permanece, pertenece, asciende y trasciende; actuando y específicamente latiendo dentro de ese maravilloso y aún misterioso universo consciente que denominamos microcosmos, el ser, la unidad, la individualidad.
El universo interno, no solo comparte sino que refleja íntegramente la magnificencia de la creación externa, el macrocosmos; reafirmando el principio espiritual que afirma que: “como es adentro, es afuera” y “como es arriba, es abajo”; cada elemento de la creación representa una partícula completa del Todo. Esta simple afirmación manifiesta la generosidad con la que actuó el Gran Creador, esa es la imagen y semejanza espiritual que a veces se nos hace difícil asimilar.
El amor puede ser expresado de múltiples formas, estas manifestaciones deslizan un abanico interminable que va desde el amor materno que se gesta por el instinto hasta el amor romántico que trastoca las emociones pasando por el amor racional, que nunca alcanzará a comprender que el corazón maneja sus propias razones; el amor filial, el amor heroico, el amor pasajero, el amor material, el amor fraternal; entre otros que darán origen al altruismo, el desprendimiento, la entrega, el sacrificio, la inmolación o a la trivialidad, la superficialidad o la apariencia; y así seguirán ramificándose otras vertientes como el amor bondadoso, el amor misericordioso, el amor leal, el amor incondicional, el amor eterno; entre muchas otras expresiones múltiples, profundas, cálidas, tibias o frías del amor en su expresión humana.
Como diría el poeta para resaltar la fuerza del amor; “porque de amor se vive y de amor se muere, nada es más fuerte que el amor y que la muerte”. La poesía como expresión del arte puede bien idealizar la importancia del amor romántico; el gran desafío en el mundo real, es plasmar en la práctica expresiones concretas del amor para lo cual solo nos queda enfocarnos en nuestro ser y proceder a amarte, quererte y valorarte como una expresión de consciencia y madurez. El amor por ti genera respeto y consideración por el otro.
El amor puro y verdadero no solo es la semilla de la vida sino que es el origen del equilibrio, el reencuentro y la plenitud y en ejemplos concretos la expresión del perdón, la compasión, la solidaridad, la empatía, la generosidad, conductas humanas que armonizan con la paz, la libertad y la justicia.
Nos acercamos a celebrar la Navidad, puede que Jesús de Nazaret en realidad no nació el 25 de diciembre, como estima la tradición, pero en lo que no existe duda alguna es que ese Ser Espiritual elevado que sí existió, que cambió la historia de la humanidad basó todo su mensaje precisamente en la semilla del Amor que él mismo consideró la Ley Universal, cuando proclamó: “amarás a Dios con toda tu alma, con toda tu mente y con todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo”.
El amor en 365 grados, el amor puro, único, verdadero, inmaculado, perdonador, incondicional que define el poder divino del Ser Superior, aquel que todo lo sabe y que todo lo puede.
El despertar de la consciencia es tan sencillo como la capacidad de vibrar en la misma frecuencia porque de alguna forma somos uno con el Padre Eterno, uno con la presencia espiritual que es Dios con el que nos conectamos a través del Amor, la oración y la acción consecuente. Amalo, ámate y ama a todos y todo lo que te rodea y descubrirás el Poder del Amor en su máxima expresión, el poder que emana del Dios Eterno.
California diciembre 18, 2022.
Autor de “Mis Mejores Autos: Un Manual de Vida”.