Lo que siento como peruano es indignación y como siempre lo he dicho y no me arrepiento, este es el peor Congreso de nuestra historia.
Cada uno puede percibir el sueldo, remuneración u honorarios que crea conveniente, pero eso está en función a la capacidad, intelectualidad y profesionalismo que se ponga para con el trabajo.
En el caso de los periodistas no tenemos vacaciones, no sabemos de horas extras, ni de domingos, ni feriados y en algunos casos la pasamos de amanecida cuando la situación lo amerita.
Sin embargo, este grupete de aventureros que fungen de políticos, tienen la desfachatez de beneficiarse con bonos que ellos mismos se dan, con tarjetas de mil 700 soles como extra del aguinaldo de Navidad; estos angurrientos se llevarán este mes de diciembre redondeando casi 45 mil soles, el equivalente a la gratificación de 150 servidores públicos o la remuneración mínima de 44 trabajadores.
Eso sin contar los pasajes aéreos dentro y fuera del país, celulares, laptops y etc… y etc.
Por experiencia propia, por el tiempo que estuve como asesor de la presidencia de la Cámara de Senadores, jamás vi tanta angurria de gente que ni siquiera está capacitada y tienen el cuajo aún, de mochar el sueldo a sus trabajadores.
Yo pensé que se había elegido a congresistas, pero ante tantas y tantas muestras y evidencias, me doy cuenta que tenemos delincuentes que pertenecen a organizaciones políticas.
Un partido político -como los que alguna vez tuvimos- jamás hubiera aceptado esta sarta de sátrapas, que son una vergüenza nacional y viven su hora de poder que nunca más la volverán a tener.
Lo que siento como peruano es indignación y como siempre lo he dicho y no me arrepiento, este es el peor Congreso de nuestra historia.