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FUGA DE TALENTOS

Escribe: Francisco Diez-Canseco Távara (*)

El año pasado se fueron de nuestro país, para no regresar

El año pasado se fueron de nuestro país, para no regresar, 500 mil peruanos, sí nada menos 500 mil compatriotas entre los cuales se encuentran numerosos profesionales y emprendedores talentosos que, sin duda, realizarán sus aptitudes y se abrirán promisorios horizontes en otras latitudes con chamba y perseverancia.

Las remesas de dinero enviadas por los peruanos que trabajan en el extranjero a sus familias en el Perú deben ya estar bordeando los 4 mil millones de dólares. Lo cual habla de solidaridad y esa añoranza del terruño que caracteriza a nuestros migrantes y también de talento desaprovechado en el Perú.

En Estados Unidos -principal destino de la migración peruana, donde Patterson, New Jersey, es ya la sucursal de un distrito limeño que cuenta hasta con sus carritos ambulantes de estilo criollo – se estima que un 14 por ciento de la población está constituido por migrantes que generan nada menos que el 36 por ciento de los proyectos de innovación.

Según Robert Sollow, Premio Nobel de Economía, el motor de la economía norteamericana fue en el siglo XX la innovación por encima del capital y el trabajo  y ,evidentemente,  lo sigue siendo: hoy, la mayor parte de las grandes fortunas son tecnológicas.

No en el Perú lo cual resulta contradictorio en un país de emprendedores en el que el 98 por ciento del empleo lo producen las pymes y las mypes con gran creatividad y esfuerzo.

Y la explicación es clara y va explícitamente vinculada al tema que motiva esta columna: la ausencia de una política de Estado que real y efectivamente, en alianza entre el Estado y el sector privado, impulse el desarrollo de las capacidades cognitivas e innovadoras de nuestros jóvenes, lo cual significa una verdadera revolución que recogiendo ejemplos como los de Finlandia y Japón dé rienda suelta a esos talentos que hoy migran en busca de mejores oportunidades.

Alrededor de dos millones de ninis, jóvenes entre 15 y 19 años, ni estudian ni trabajan en el Perú. Esta cifra explica también el fenómeno de la migración pero implica simultáneamente un reto brutal vinculado a la imperiosa necesidad de promover las escuelas técnicas que pueden reactivarse y constituirse en los últimos años de secundaria para que nuestros jóvenes puedan salir de las escuelas con carreras intermedias y oficios que en muchos casos son más rentables que ciertas profesiones universitarias.

Hay mucho por hacer y tenemos que hacerlo ahora.

(*) Presidente de Perú Acción
      Presidente del Consejo por la Paz

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