G7: “Maximizará presión” a Rusia si no acepta alto el fuego
Los ministros de Finanzas del G7 acordaron ayer, jueves (22.05.2025), «maximizar la presión» sobre Rusia, incluyendo nuevas sanciones, si se resiste a los esfuerzos para un alto el fuego en Ucrania.
Los ministros de Finanzas del G7 dicen estar “unidos”, pese a los aranceles de Trump y acordaron que la alianza «maximizará presión» sobre Rusia si se resiste a un cese al fuego.
Además, afirmaron que cualquier país o entidad que haya financiado o abastecido «a la maquinaria bélica rusa» durante el conflicto será excluida de los contratos de reconstrucción de Ucrania.
La presidencia canadiense invitó a esta reunión al ministro de Finanzas ucraniano, Sergui Marchenko, quien pidió que se endurezcan las sanciones contra Rusia.
Muchos participantes aplaudieron la declaración de apoyo a Ucrania, que demuestra que el G7 puede hablar con una sola voz sobre esta cuestión a pesar del dramático acercamiento del ejecutivo estadounidense a Moscú en detrimento de Kiev.
Sin embargo, el ministro de Finanzas alemán, Lars Klingbeil, detectó «señales contradictorias» por parte de los estadounidenses.
«No hay que hacer la vista gorda» porque «siempre hay declaraciones de Estados Unidos que ponen en duda el alcance del apoyo a Ucrania», dijo en una entrevista en la televisión alemana.
La reunión de Finanzas del G7 concluyó con una muestra de unidad a pesar de las turbulencias generadas por la guerra comercial iniciada por uno de sus miembros, Estados Unidos, desde el regreso al poder de Donald Trump.
En un contexto tenso, los ministros de Finanzas y presidentes de bancos centrales de las siete economías más avanzadas –Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido– se congratularon de haber llegado a un acuerdo sobre una declaración final.
Sin embargo, luego de tres días de reuniones en Banff, en las Montañas Rocosas del oeste de Canadá, no hubo progresos en lo referente a los derechos aduaneros, el tema de fondo de todas las reuniones bilaterales.
Trump amenazó con lastrar el crecimiento económico global al imponer aranceles de al menos 10% a la mayoría de los productos que ingresan a Estados Unidos.

