(DW/Kersten Knipp)»Un éxito total». Así describió el jefe de Hezbolá, Hasan Nasralá, el ataque con cohetes perpetrado por la milicia radical chií contra Israel, durante un discurso pronunciado el domingo por la noche (25.8.2024).
Tras el ataque a Israel, Hezbolá intenta evitar una nueva escalada. Pero sus objetivos a largo plazo son claros.
Nasralá dejó claro que el ataque estuvo cuidadosamente calculado. «Desde el principio, no quisimos atacar civiles, solo objetivos militares».
Según el jefe de la milicia, catalogada como terrorista por Estados Unidos y otros países, a Israel todavía le espera un ataque inminente procedente de Irán y otro de los hutíes de Yemen.
Al parecer, Nasralá dirigió su discurso a dos públicos. En primer lugar, a sus partidarios, ante los que alabó el supuesto éxito del ataque. Y, en segundo lugar, Nasralá se dirigía, evidentemente, a los líderes del Estado y del Ejército de Israel, a quienes recalcó que la ofensiva había sido deliberadamente limitada.
Esa doble lectura de su discurso implica salvar la cara ante sus seguidores, al mismo tiempo que plantea, de forma indirecta, una oferta a Israel para evitar una nueva escalada.
¿Vuelta al statu quo?
Michael Bauer, director de la oficina de la Fundación Konrad Adenaueren Beirut, que se encuentra actualmente en Jordania, cree que la violencia va a continuar, pero no necesariamente que se vaya a intensificar: «Hemos vuelto al statu quo de los últimos meses, por así decirlo, esto es, al período transcurrido desde el 7 de octubre del año pasado, cuando Hezbolá se involucró en los combates, que se intensificaron considerablemente en los últimos meses. Es probable que las cosas continúen más o menos de la misma forma mientras no haya un alto el fuego en Gaza».
El ataque del domingo «continúa la estrategia anterior de Hezbolá», afirma, por su parte, Heiko Wimmen, responsable de investigación sobre Líbano en el International Crisis Group.
«Desde el comienzo de la guerra, Hezbolá ha intentado centrarse exclusivamente en objetivos militares en Israel para evitar una escalada. Por supuesto, siempre existe el riesgo de golpear involuntariamente algo más. Pero el objetivo fundamental de Hezbolá es limitar el conflicto», asegura Wimmen.
«Desde el principio, Hezbolá declaró que quería presionar a Israel de esta manera para poner fin al conflicto en Gaza, de tal forma que Hamás se encontrara en la posición más ventajosa posible. De esta manera, Hezbolá aumenta los costos del esfuerzo bélico israelí. Pero la idea no es que la violencia se convierta en un conflicto mayor o en un conflicto ilimitado entre Hezbolá e Israel», prosigue Wimmen.
Temores entre la población
Es probable que Hezbolá también tenga en cuenta las reservas de amplios sectores de la población libanesa, contrarios a una guerra abierta con Israel. «El país no puede ni quiere permitirse una guerra así», afirma Michael Bauer.
Heiko Wimmen, por su parte, cree que, en general, es difícil juzgar las opiniones de los libaneses. «Hezbolá tiene que convencer a la gente y explicarles por qué actúa como lo hace. Pero, en última instancia, lo único que le importa es su cálculo estratégico a largo plazo y no lo que piensen los libaneses, especialmente los que no les apoyan»
Una joven de Beirut, que no quiere que se publique su nombre por razones de seguridad, dice a DW a modo de ejemplo: «Quiero que los palestinos recuperen lo que se les quitó. Pero, al mismo tiempo, no apoyo que Hezbolá ponga en peligro la vida de miles de personas para apoyar así a los palestinos en la defensa de sus derechos. Los libaneses nos encontramos en un estado constante de miedo y rabia».
Peligros a largo plazo
Para Michael Bauer, lo que el reciente ataque de Hezbolá ha demostrado en definitiva es que su poder militar es limitado. Además, su alcance no habría sido tan grande como aseguró Nasralá.
«Y eso indica que la milicia se encuentra en una situación muy incómoda. Por un lado, no puede poner fin al enfrentamiento por razones de imagen y por sus obligaciones con Irán. Por otro, tampoco está en condiciones de disuadir a Israel de seguir atacando instalaciones y combatientes de Hezbolá, lo que le ha ocasionado considerables pérdidas en los últimos meses»
En cualquier caso, la milicia sigue siendo un peligroso desafío para Israel, especialmente a largo plazo. «La estrategia de Hezbolá, al menos por el momento, no es aspirar a una especie de batalla decisiva final, al término de la cual Hezbolá u otro invada militarmente Jerusalén», dice Heiko Wimmen.
El objetivo es más bien cercar, aislar y hacer retroceder a Israel a largo plazo, y privar a este país de su superioridad militar, explica el experto. «El arsenal de armas que se ha ido acumulando entretanto también sirve a este objetivo. Y, por eso, Hezbolá no quiere ponerlo en peligro en el conflicto actual».