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INSISTAMOS POR UN ACUERDO NACIONAL AHORA 

Escribe: Pedro Morales Mansilla
LXIV aniversario de la fundación de Acción Popular | Fernando Belaunde | Pedro Morales Mansilla | | Política | La República

Lo importante es reencontramos y establecer qué hacemos juntos, por el Perú, hoy, sin perturbaciones electoreras.

Promulgada la Ley 31981 que modifica -una vez más- la Ley 28094 de Organizaciones Políticas, son inevitables los debates sobre su influencia en el objetivo de alcanzar las reformas que necesitamos para contar con un sistema de partidos que garantice elevar la calidad de la representación política y como corolario, la estabilidad democrática y la gobernabilidad, tan venidas a menos, con mayor velocidad desde el 2016.
Cabe anotar que el “pragmatismo” de la década de los noventa se distinguió por las políticas anti partidos propulsadas desde el gobierno, sumándose a las del terrorismo que venían desde los inicios de la década de los ochenta con similar prédica. Lógicamente, estos dos factores, son parte de las causas del debilitamiento del sistema de partidos, cuyas nocivas consecuencias estamos experimentando.
Es lógico que el desprestigio del Congreso motive desconfianza en la idoneidad de la norma y surjan controversias; más si, como venimos diciendo, en política no hay absolutos y todo es debatible, incluidas -en este caso- la vigencia o eliminación de las PASO y el voto preferencial, aunque del texto de la ley, que no elimina las PASO, se deprende el reto a los partidos, de optar solo por las PISO (Primarias, internas, simultaneas, obligatorias)
Es decir, por la transparencia del voto secreto, directo y universal (un militante un voto) en sus procesos de democracia interna, eliminando la dedocracia y las “elecciones” por delegados y convenciones; relanzándose, así, dentro de la ética pública y los valores democráticos. No actuar así, sería apostar por la decadencia, siguiendo con las taras que los llevaron a deslegitimarse. Unas transparentes PISO y una mejor regulada vigencia del voto preferencial, depende de sus reglamentos internos y voluntad política.  
En este contexto, desgraciadamente, la polarización continúa y se profundiza, sin que se avizore alguna iniciativa convocante con autoridad moral, transparente y leal con el país, para conformar una mesa de diálogo y concertación de acciones dirigidas a superar la crisis, buscar estabilidad y el retorno de la confianza de todos los actores de la vida nacional. La situación lo exige, pero, parece que no lo entendemos ni sentimos, aunque los “líderes de opinión” hablen en cada entrevista, de la necesidad de una visión compartida para lograr esos objetivos.
En el Congreso, la angurria por cuotas de poder, las sinecuras que se otorgan sin empatía con la situación de la población y el manoseo de sus competencias en intereses subalternos, han dilapidado por completo la legitimidad que debería tener por ser la institución con la más amplia representación política del país; por tanto, de asumir un papel de convocante, a concertar, no tendría ningún eco.
Los colectivos, coaliciones, iniciativas, etc. que vienen manifestando que la salida está en el adelanto de elecciones, a sabiendas que los caminos constitucionales están bloqueados por la componenda de los extremos y satélites para quedarse hasta el 2026, no han impactado, no solo por esa insistencia sin reformas, sino, porque, también -reiteramos-presentan gente recorrida en política, con cuestionables antecedentes en la gestión pública y oportunistas que desnudaron su falta de ética pública con deslealtades a su prédica y colectividades de origen.
Ante esta situación, cabe insistir en recurrir al Acuerdo Nacional, para que convoque a sus miembros: Gobierno (Presidente de la República, Presidente del Consejo de Ministros, ANGR y AMPE); Partidos Políticos, Grupos parlamentarios; Organizaciones de la Sociedad Civil (Laborales, religiosas, empresariales, académicas, profesionales, plataformas, coordinadoras, etc.) con una agenda que incluya prioritariamente los problemas del día a día como la inseguridad y violencia, economía y, controversias como las generadas  en torno a los peajes y perspectivas y fortalecimiento de Petroperú, por citar solo dos temas controversiales que están incidiendo en agudizar la polarización, contribuyendo a trabar   cualquier intento de concertación en el diseño de una urgente visión compartida, para el mediato y mediano plazo.
Lo importante es reencontramos y establecer qué hacemos juntos, por el Perú, hoy, sin perturbaciones electoreras. No le tengamos miedo a un Acuerdo Nacional, las justas aspiraciones políticas no tienen sentido si dejamos que el país siga en la incertidumbre.
Lima, 29 de enero dl 2024

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