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LA HAYA: A 10 AÑOS DE UN FALLO HISTÓRICO PARA EL PERÚ

Escribe: Luis Gonzales Posada

El fallo favorable de la Corte fue posible, en suma, por una política de Estado que involucró varios gobiernos y gracias a la unidad entre el Poder Ejecutivo y un Parlamento con 7 bancadas de distinto signo político,

Este 27 de enero se cumplen 10 años del histórico fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya que resolvió, de acuerdo a las normas y procedimientos del derecho internacional, la controversia entre Perú y Chile sobre límites marítimos.
Fue un largo proceso, desde el momento en que se presentó la demanda, el 16 de enero del 2008, hasta que la Corte emitió la sentencia vinculante, el 27 de enero del 2014; es decir, seis años y 11 días después.
En ese contexto, doy testimonio sobre la decisión del presidente Alan García de  haber tenido la iniciativa de impulsar esta acción diplomática determinante y de resultado exitoso que incorporó a nuestro dominio marítimo 21 928 kilómetros cuadrados del área en disputa y 28 356 kilómetros cuadrados del ángulo externo, que, en su conjunto, hacen más de 50 mil kilómetros de masa oceánica y la misma extensión de plataforma continental, con todos sus recursos vivos y no vivos.

La Haya, 10 años de un fallo histórico para el Perú: Alan García impulsó acción diplomática determinante y de resultado exitoso

Los primeros días de enero del 2008 el presidente me invitó a revisar varias hojas sueltas, escritas a máquina, con tachaduras y líneas agregadas a lapicero en los bordes, partes altas y bajas de cada página, que leí en el salón Grau, adyacente a su despacho. Era complejo descifrar algunas palabras, así que en dos o tres momentos retorné a su oficina para que “descodifique” las anotaciones. Se reía por no entenderlas y accedía a descifrar lo que yo denominaba «jeroglíficos».
Así tuve acceso al primer borrador para demandar a Chile ante la Corte de Justicia de La Haya, tema complicado y sensible porque nuestros vecinos del sur consideraban que los Tratados de Ancón y de Lima, el primero suscrito el 20 de octubre de 1983 y el segundo el l3 de junio de 1929, fijaron la frontera definitiva entre los dos Estados después de la infausta Guerra del Pacífico.
Más aún, creían que las Declaraciones de Santiago y de Lima, de 1952 y 1954 respectivamente, firmadas por Perú, Chile y Ecuador, precisaron la frontera marítima entre los tres países, cuando en realidad se trataba de acuerdos específicos para la preservación de las especies del océano.
Con esa visión, su Ministerio de Relaciones Exteriores se negaba tajantemente a conversar sobre el tema, más aún porque estaban alertados de un conceptuoso libro publicado en 1972 por el vicealmirante AP Guillermo Faura Gaig, titulado “El mar peruano y sus límites”.
En esa obra, el autor demostró que no se podía utilizar el paralelo terrestre para fijar los límites marítimos, como pretendía Chile, porque de hacerlo Tacna tendría entre cero y 40 millas de mar frente a sus costas, Moquegua de 40 a 74 millas y tres cuartas partes de Arequipa también 74 millas, Camaná 100, Mollendo 80, Ilo 40 y Sama 20; una arbitraria e inicua desproporción que resultaba inaceptable aceptar.
En su escritorio, el mandatario reunía papeles, estampas religiosas, cartas, un busto de Haya de la Torre y libros, entre ellos la obra del almirante. En ese espacio también exponía periódicamente maquetas de obras en curso, como el Gran Teatro de Lima, Tren Eléctrico, Hospital del Niño y el remodelado Estadio Nacional, construido en 1952. Recuerdo que Arturo Woodman, admirable jefe del Instituto Peruano del Deporte, comentó que en la noche o en la madrugada supervisaban la remodelación del coloso y que fue idea del mandatario embellecer el recinto con un estilizado casco circundante.
Las reuniones con el presidente tenían el propósito de coordinar el respaldo del Congreso, cuya titularidad ejercía. En las conversaciones, recordó que la primera señal de cuestionamiento a Chile la hizo en 1986, al instruir a Torre Tagle que designe un embajador experto en derecho marítimo para que viaje a Santiago a comunicar el punto de vista peruano. El diplomático seleccionado fue el embajador Juan Miguel Bákula, profesional culto y talentoso, quien el 26 de mayo de ese año presentó al canciller del gobierno de Pinochet, el abogado Jaime del Valle, primero verbalmente y luego a través de un memorando, que era conveniente “una delimitación formal y definitiva de los espacios marítimos que comprometen la vecindad geográfica” entre las dos naciones, agregando “que no es necesario subrayar la conveniencia de prevenir las dificultades que se derivarían de la ausencia de una demarcación marítima expresa y apropiada, o de una deficiencia de la misma, que podría afectar la amistosa conducción de las relaciones entre Perú y Chile”.

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De esa forma, el Perú informaba oficialmente a las autoridades del vecino país que no reconocía la existencia de un tratado de límites marítimos y que, por ende, era necesario iniciar conversaciones con ese propósito, propuesta que no tuvo respuesta.
Ante el petro  silencio, veinte años más tarde, en su segunda administración, presentó la demanda ante la Corte.
En el interregno se fue construyendo una política de Estado. El 20 de octubre del 2000 el gobierno de Fujimori rechazó el arbitrario trazado cartográfico del Servicio de Hidrografía y Oceanografía de la Armada chilena, en que figuraba una línea que pasa sobre el mar en el paralelo geográfico del hito número uno de la frontera terrestre con la identificación de “límite marítimo”, oportunidad que la Cancillería reiteró la inexistencia de un tratado específico.
El 2001, durante la administración del presidente Paniagua, se produjo otro incidente cuando la Armada del sur trasladó un puesto de vigilancia a territorio peruano. Ante nuestra enérgica protesta, el presidente Ricardo Lagos dispuso el repliegue de la caseta.
Surgió otro problema cuando Chile crea la Región Arica-Parinacota, considerando el Hito No 1 en el mar de su país, que motivó la firme protesta peruana, un incidente superado cuando el Tribunal Constitucional de Chile declaró nula esa norma legal.
En julio del 2004, durante la gestion de Alejandro Toledo,  insistimos en nuestro punto de vista. El 2007 promulgamos el Decreto Supremo 047 con la nueva cartografía y el 16 de marzo del 2008 se expidió la ley 29189 aprobando la demarcación territorial del departamento de Tacna, estableciendo que el límite terrestre se inicia en el llamado Punto Concordia.

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cuando el presidente García solicitó a su homólogo ecuatoriano Rafael Correa firmar un protocolo de límites marítimos este aceptó la propuesta y, al hacerlo, debilitó la posición chilena ante la Corte

Como observamos, existe una línea secuencial, de continuidad, que involucra a varios regímenes.
Más aún, el acuerdo de paz suscrito el 26 de octubre de 1988 por los mandatarios del Perú y Ecuador, Alberto Fujimori y Jamil Mahuad, fue importante no solo para solucionar un litigio de 160 años sino porque, al hacerlo, comprometió fraternalmente a dos pueblos. Por ello, cuando el presidente García solicitó a su homólogo ecuatoriano Rafael Correa firmar un protocolo de límites marítimos este aceptó la propuesta y, al hacerlo, debilitó la posición chilena ante la Corte que apelaba a los acuerdos pesqueros tripartitos de 1952 y 1954 como tratados limítrofes.
Conversé con los líderes de las bancadas para transmitir el pedido del presidente y solicitar apoyo a la demanda en ciernes. Todos respondieron positivamente. La última agrupación consultada fue el Partido Nacionalista, de marcado sesgo anti aprista, que mantenía una posición radical sobre Chile, al punto que pudieron provocar un grave incidente militar cuando, irresponsable y demagógicamente, movilizaron un centenar de militantes al Hito 1, caminata que la policía impidió alcanzar su objetivo porque la zona se encontraba minada.
Quien manejaba este tema en el bloque nacionalista era el legislador tacneño Juvenal Ordoñez, que luego de consultar con el líder de su partido, Ollanta Humala, aceptó la propuesta condicionada a que formáramos una Comisión Multipartidaria de Seguimiento y que él la presidiera, planteamiento que no tuvimos inconveniente de aceptar.

La Haya, 10 años de un fallo histórico para el Perú: Alan García impulsó acción diplomática determinante y de resultado exitoso

Al cumplirse una década de la resolución de la Corte debemos coincidir que los grandes logros, las victorias, demandan esfuerzo, perseverancia, continuidad y sobre todo de la unidad nacional. Solo así avanzaremos.

El apoyo de los parlamentarios se manifestó de diversas formas, entre otras replicando expresiones agresivas de sus pares chilenos, exceptuando restricciones presupuestales para sostener económicamente el proceso e, inclusive, aprobando un dispositivo legal que prohibía publicar en el diario oficial los viajes de nuestros diplomáticos para que Chile no conociera sus desplazamientos.
Recibimos varias veces al canciller y su comitiva, donde destacaba la entonces ministra y hoy embajadora Marisol Agüero, una profesional de alta preparación sobre temas marítimos.
El fallo favorable de la Corte fue posible, en suma, por una política de Estado que involucró varios gobiernos y gracias a la unidad entre el Poder Ejecutivo y un Parlamento con 7 bancadas de distinto signo político, pero que actuaron con patriotismo y unitariamente en defensa de los intereses nacionales.
Por ello, debo destacar las palabras del presidente García cuando concurrió al hemiciclo para anunciar la presentación del escrito, ceremonia en que agradeció el respaldo “que patrióticamente han expresado todas las bancadas de este Congreso”, para después disponer condecorar con la Orden del Sol a los miembros de la Comisión de Relaciones Exteriores, evento realizado en la Cancillería el 22 de junio del 2011.
LA HAYA 4
Concluyo esta crónica señalando que en enero del 2015 publiqué un libro sobre el tema. El presidente tuvo la gentileza de comentarlo a través de un generoso tuit donde sostuvo: «Luis Gonzales Posada presentó: La Haya, Decisión Histórica, excelente y completo estudio sobre la política internacional del gobierno 2006-2011». 
Años mas tarde, en una conferencia en la Universidad San Ignacio de Loyola recordó que «el [texto] fue puesto en consulta al Congreso, cuyo presidente era Luis Gonzales Posada Eyzaguirre, el cual leyó conmigo pormenorizadamente el documento».
Al cumplirse una década de la resolución de la Corte debemos coincidir que los grandes logros, las victorias, demandan esfuerzo, perseverancia, continuidad y sobre todo de la unidad nacional. Solo así avanzaremos.

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