El espectáculo brindado anteayer casi al unísono por los integrantes de la Junta Nacional de Justicia (JNJ), y sus muy conspicuos abogados, en la Comisión de Justicia (CJ) del Congreso de la República apareció muy deslucido y casi patético.
el espectáculo fue bochornoso y triste. Un alto órgano constitucional autónomo, de la mayor importancia para el sistema de justicia del país, dando un ejemplo de lo que no se debe hacer. Y desde allí, ha dado un pésimo ejemplo a todos los jueces y fiscales de la República
Los miembros de la JNJ, que son definidos como los “jueces de los jueces”, que tienen sobre sus hombros la responsabilidad de designar a todos los magistrado de la república (incluyendo a toda la Corte Suprema), a todos los Fiscales del país(incluyendo a los Fiscales Supremos, a ratificarlos o no ratificarlos cada 7 años (la no ratificación significa la inmediata expulsión de la judicatura o de la fiscalía) y a sancionarlos -jueces y fiscales- con la oprobiosa destitución del cargo cuando ello corresponda a la gravedad de los hechos por ellos juzgados, lucieron temerosos,
timoratos y asustados.
Parecería que no han tomado en consideración el muy mal ejemplo que han dado a todo el país, sobre todo a los jueces y fiscales -a quienes deberán ascender o no, ratificar o no, destituir o no- y a los abogados que habrán de ser los postulantes al ingreso al servicio de la administración de justicia, tanto en el Poder Judicial cuanto en el Ministerio Público, al negarse a contestar las simples y tibionas preguntas de los integrantes de una condescendiente muy tibia CJ, y a limitarse a pasarle, invariable y concertadamente, la pelota a sus “abogados” que repitieron 555 veces la misma historia -repitiendo las mismas frases cual cantante de bingo-, en un sainete que fue claramente una burla al Congreso, al que luego denuestan, agravian y le dicen en su cara pelada “que su procedimiento de investigación es írrito, nulo, que no tienen existencia legal”, y que solo han ido a hacer lo que hicieron “por respeto al Congreso de la República”. Si claro, cómo no…
Pero lo más saltante de esta representación, fue el enorme miedo que exhibieron los integrantes e la JNJ, excepción hecha con el señorío de Thomberry y De la Haza, que claramente son de otro lote. Claro, la comunidad jurídica se pregunta: ¿Cómo tanto valor para juzgar la conducta de los jueces y fiscales, para destituirlos, o para ascenderlos? ¿Cómo tanta severidad y rigurosidad en los concursos de acceso a la judicatura o fiscalía, de los abogados postulantes?, para luego aparecer como corderitos asustados cuando les toca a ellos rendir cuentas ante la autoridad del Congreso.
Mención aparte el abogado que llevó la señora Tello, la que es señalada de haber pasado con exceso la edad límite para el ejercicio legítimo de cargo de miembro de la JNJ. O de haber filtrado, groseramente, a un medio de comunicación afín, un informe final estableciendo la responsabilidad por supuesta “falta grave” de la fiscal de la nación a quien tiene procesada con varias denuncias y a quien, notoriamente, se le han prendido, pese que esta mismísima JNJ nombrara a la doctora Benavides en junio del año pasado, no hace mucho, como Fiscal Suprema una muy enjundiosa resolución. ¿Qué pasó, qué pisó…?
con un defensor así, mejor no me defiendas comadre
El abogado del bolsillo de la señora. Tello fue mucho más agresivo y faltoso, demostró estar falto de maneras, de argumentos y calidad profesional. La verdad, con un defensor así, mejor no me defiendas comadre. Pero claro, lo que no hizo la señora Tello, ni la Presidenta Tumialán, fue hacer el necesario “disclosure” del caso: no dijeron que la JNJ contrató en el pasado a este mismo abogado para que redactara un paquete de preguntas y temarios para los exámenes que tomó la JNJ a los postulantes a la judicatura y fiscalía. En fin, todo queda en familia.
La verdad del caso es que el espectáculo fue bochornoso y triste. Un alto órgano constitucional autónomo, de la mayor importancia para el sistema de justicia del país, dando un ejemplo de lo que no se debe hacer. Y desde allí, ha dado un pésimo ejemplo a todos los jueces y fiscales de la República a los que deberá evaluar ineluctablemente en su momento, y a todos los que, con la mejor ilusión, aspiran desde la abogacía ingresar al servicio de la justicia del país. Una pena.