¡LA TUYA!

Escribe:  Elmer Barrio de Mendoza

Se acabó la fiesta con un sonoro “¡Tu mamá!” espetado por boca presidencial en respuesta a un ciudadano que llamó “¡Corrupta!” a la presidente a su paso por la calle en carro descubierto.

Chabacana, grosera y vulgar, la presidente no entiende nada de las formas que exige la investidura presidencial.

Pero el eterno desatino que es el gobierno Boluarte (sólo interrumpido por el exitoso viaje a China que por supuesto ella no gestó ni organizó) es un vía crucis que todos los peruanos tenemos que atravesar.

Perdón, estamos hablando de Fiestas Patrias y no de Semana Santa.

Los riesgos de la Mesa Directiva

Que Eduardo Salhuana iba a ser elegido presidente de la Mesa Directiva era información pública 48 horas antes. Que Patricia Juárez fuera postergada a la primera vicepresidencia, por disposición de Keiko Fujimori y su estado mayor, también lo era. Que Cerrón conservara la segunda vicepresidencia, ahora con soporte de la mayor parte del Bloque Magisterial, igual. Lo de Cavero a la tercera, era un adicional conocido. Lo impactante fue que esta lista obtuviera 95 votos.

Antes de la votación, Salhuana fue cuestionado por prácticamente todos los medios y por la opinión pública. Si bien no tiene condena alguna por sus vínculos activos con la minería ilegal de oro, esos vínculos están documentados. Por tanto, su elección es una señal de tolerancia inaceptable a dicha actividad, más aun cuando la explosión nacional de la minería ilegal de oro tiene ahora su centro más visible y cruento en Pataz, La Libertad, donde gobierna César Acuña, dueño de APP, partido al que pertenece Salhuana. Éste ha jurado que no promoverá la minería ilegal durante su gestión. Promesa insulsa porque la gestión ya la hizo en el periodo pasado. La ampliación del REINFO y varios beneficios  encubiertos a los mineros ilegales son hechos consumados.

Ahora bien, cómo así se llegó a 95 votos. La respuesta es sencilla: ahora ya no se negocia solamente los cuatro puestos de la Mesa Directiva, ahora se negocia, en paquete, hasta la última comisión (o subcomisión) importante. Entonces, ante la dispersión de bancadas, el Congreso es una especie de Hidra de Lerna, siempre hay algo que ofrecer, algo que aceptar y algo que negociar. El sólo hecho de que el Bloque Democrático de hoy esté integrado también por la mayoría de los congresistas originales de Perú Libre y del Bloque Magisterial (algo que podría ser positivo en circunstancias distintas) demuestra el juego interno de intereses en el Congreso.

Por último, es cierto que Salhuana es el presidente del Congreso que Dina necesita. Vacarla en el último año que es posible se estrella contra la pregunta obvia: ¿Y quién la reemplazaría?

El mensaje inacabable

Setenta y nueve páginas que, impresas en letra grande para que pudiera leer la presidente, ocuparon dos archivadores de papel, más un video de yapa, fue la tortura que tuvimos que padecer. Cinco horas de alocución continua con voz destemplada, intercalada de sonrisas tan autocomplacientes como indignantes, hacían de cada minuto el infinito. A nadie se le ocurre denunciar el desmayo inevitable del Canciller porque todos los que intentamos seguir el discurso también caímos dormidos en el esfuerzo. Ya no es dios Morfeo felizmente, Dina le hubiera arrebatado el rol de modo incuestionable.

En cuanto al contenido, poco se puede decir porque las vanaglorias falsas llenaron el diagnóstico. Es suficiente afirmar que la presidente llamó crecimiento récord (para 2024) a lo que únicamente es el  efecto rebote de un desastroso 2023 o que dijera que se había cumplido el 86% de lo ofrecido en el mensaje anterior cuando cifras oficiales nos remiten a un escaso 37%. De más está agregar que mezcló cifras espectaculares con moneda de cambio, por ejemplo hizo alarde de que para el desarrollo turístico se invirtió ¡94 millones de soles! O sea, algo así como el 0.0005 del presupuesto.

En lo que refiere a los anuncios dijo muchos qué y casi ningún cómo. Muchos peruanos cruzamos los dedos porque, a partir de la megainversión china en el Puerto de Chancay, se pueda generar un gran polo de desarrollo en el país. Fuera de eso, la posibilidad de promover grandes proyectos mineros, es algo que todavía está en duda. Entre decir que algo se hará y que efectivamente ese algo se haga hay una distancia difícil de transitar si no hay un gobierno dispuesto a respaldar la inversión que ya cumplió con los estándares socioambientales requeridos y no a someterse a la falsa protesta social que busca promover la minería ilegal. Alguna protesta justa hay pero cada vez es menor.

De hecho, hemos visto crecer esta actividad criminal ante nuestros ojos y no parece haber estrategia alguna que pueda detenerla, todo lo contrario.

En fin, no recuerdo quien dijo que “una de las formas de derroche es hacer un gasto de palabras superior al ingreso de ideas”. Nuestra presidente cumplió a la perfección con el apotegma.

El desfile

De no ser por aquello de “¡Tu mamá!” probablemente hubiera sido lo más rescatable del aniversario patrio. Duró menos que el discurso y eso ya es un gran mérito. Compitió con las Olimpiadas y con el estupor mundial por el grotesco fraude en Venezuela y aún así tuvo su público.

Martín Vizcarra, el Lagarto, se transformó en “sapo”. Quiso darse un baño de popularidad y sólo consiguió unas cuantas selfies. No le ligó en la Marcha de los Seiscientos y tampoco en el Desfile Militar.

Una cosa esperada era el desfile de las delegaciones extranjeras, sobre todo por la presencia de la delegación china. Pienso ahora que debería homologarse cuantitativamente esto del desfile las delegaciones extranjeras, una escolta no es mínimamente aceptable. Pero eso es sólo mi opinión.

Terminaron las fiestas y el saldo es negativo y la grosería de la mandataria la sintetiza bien. Parece que nos quedamos con ella hasta 2026, aunque su capacidad indudable para la torpeza nos permita abrigar, a algunos, una breve esperanza. Previa defenestracion de Salhuana por supuesto.