LOS ESTERTORES DE LA JUNTA NACIONAL DE JUSTICIA

Al paso que vamos, la Junta Nacional de Justicia (JNJ) habrá hecho todos los méritos necesarios para ser extinguida de un plumazo por el Congreso de la República (CR). Así, ayer, la Comisión Permanente ha aprobado el dictamen para destituir a todos sus magistrados por infracción directa a la constitución.

Más allá de que algunas voces digan que el CR no debe meter sus manos en la JNJ ya que el tema está ya bajo la jurisdicción del Poder Judicial y del propio Tribunal Constitucional, ad portas de dar un importante fallo sobre su descripción constitucional, lo cierto es que la propia actividad desplegada por la JNJ deja mucho que desear. Tanto es así que se ha llegado al hecho innegable de la mayoría de edad de la magistrada Tello, que es absolutamente indiscutible e incuestionable en el error, por más vericuetos interpretativos que se fuercen los unos y los otros, con el triste papel de los abogados de la JNJ y de quienes quieren protegerla de la verdad de las cosas, lo cierto y palmario es que la indebida interpretación que la JNJ se dio a sí misma, ha terminado tergiversando burdamente la Constitución, porque ahí donde se dice “para ser miembro”, ellos lo han cambiado con absoluta y abusiva desfachatez por un “para ingresar a ser miembro”.

En consecuencia, eso es una interpretación que no soporta un razonamiento objetivo ni correcto en el derecho. A lo anterior se suman las acusaciones del propio  testigo Villanueva que siembran sombras sobre el magistrado Thornberry, respecto a filtraciones que podría haber dado; o sobre las propias acusaciones a la doctora Tello de haber filtrado, nada menos que, al IDL-Reporteros sus informes finales en cuanto a la doctora Benavides, su principal perseguida y presa política; el caso de la magistrada Amabilia Zavala, quien también se encuentra en un conflicto de intereses porque su hija trabaja en el Ministerio Público y es comadre, nada menos que, de la exfiscal de la nación, Zoraida Avalos, también inhabilitada por el CR; y, finalmente, la cereza del pastel lo ha dado el propio magistrado Ávila, quien ha renunciado prematuramente ante la imputación directa de Villanueva, con el procesamiento interno en la propia JNJ, con el riesgo de ser destituido de manera fulminante.

 Adicionalmente, el CR ha iniciado el proceso político para la inhabilitación constitucional de Ávila, por lo que es una grosera violación de la Constitución y sus deberes funcionales a lo que se suman los hechos antiguos que le perseguían de presunto plagio sobre su tesis de maestría.

Así las cosas, a pesar de los esfuerzos y disfuerzos del magistrado Vásquez, vocero perpetuo de la JNJ, y quien lleva adelante su defensa en todo campo con comunicados, acusaciones de fake news y demás instrumentos que brinda la metodología del mundo caviar, lo cierto es que la JNJ se ha descalificado a sí misma ante la opinión pública y ante el sistema constitucional y, lo más probable es que, más temprano que tarde, termine siendo sepultada por el CR, y esta vez no habrá el respaldo del progresismo, ni el aval los caviares, y muy difícilmente se concederán medidas cautelares del Sistema Interamericano de Derechos Humanos porque no cabe duda de que la JNJ se ha desvalorizado y se ha deslegitimado en nuestro sistema constitucional y estamos viendo, quizás, sus últimos estertores.