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NO ES UN TEMA (SÓLO) DE ABOGADOS

Escribe: Elmer Barrio de Mendoza

 

Nadie es insustituible y vistos los magros resultados del Equipo Especial no debería haber quien sostenga que sin Vela y Pérez se caen los casos, justamente porque son ellos los que los han dejado caer.

 

Rafael Vela Barba, Coordinador del Equipo Especial Lava Jato, ha sido suspendido, sin goce de haber, por 8 meses y medio por la Autoridad Nacional de Control del Ministerio Público. Su calvario no terminará aquí. Él y su carnal José Domingo afrontan  varias otras denuncias e investigaciones por cosas más o menos similares (y aun más graves) a las que han motivado esta primera sanción.

¿De qué se trata?

Vela y Pérez nos acostumbraron desde 2019 a permitir que se vulnere la reserva fiscal y a hacer declaraciones públicas inusitadas opinando negativamente sobre jueces y otros magistrados cada vez que les vino en gana. Incluso se enfrentaron a su máximo superior jerárquico, Pedro Gonzalo Chávarry, que fue quien puso a Vela al frente del Equipo Especial, desembarcando a Hamilton Castro del cargo con la excusa de que Castro era sólo Fiscal Provincial y que se requería un Fiscal Superior.
No olvidemos que fue Castro quien logró poner entre rejas a los máximos exponentes del Club de la Construcción y quien se negó a aceptar las infames condiciones que proponía Odebrecht para celebrar un Acuerdo de Colaboración Eficaz con el Ministerio Público. Y tengamos presente que también fue Castro quien estuvo preparando el allanamiento de los almacenes de Polysistemas y la incautación de la documentación de Odebrecht Perú.
Por entonces Vela y Pérez se sentían omnipotentes, contaban con el respaldo del corrupto Martín Vizcarra y del conglomerado mediático que lo bancaba a muerte, encabezado por los Gustavos, Gorriti y Mohme, y articulado por Clara Elvira Ospina y Rosa María Palacios.
Chávarry pasó por el aro, sacó a Castro, designó a Vela y no recordó aquello de los cuervos respecto de los ojos (finalmente acabó destituido).
Inmediatamente Vela y Pérez se embarcaron en el Acuerdo de Colaboración Eficaz, que hasta ahora es una pieza ignota salvo en lo que refiere a la evidente genuflexión ante la corporación brasilera, y se abocaron a la liberación de los Graña y demás constructores del Club, bajo formato similar. En resumen, en proteger y dar las máximas facilidades y mínimas sanciones a los grandes delincuentes empresariales.
A cambio persiguieron a muerte (lamentablemente es literal en un caso) a Alan García y a Keiko Fujimori. De paso se llevaron a otros a quienes intentaron no perseguir. Los delincuentes empresariales pasaron a ser proveedores heroicos de información  y su palabra fue santificada (aunque de corroboración nada). Mintieron los fiscales, que nada han logrado, y pretenden seguir mintiendo.
Volviendo al asunto puntual ¿Por qué han sancionado a Vela? Por brindar declaraciones irrespetuosas -y violatorias de la debida conducta fiscal- contra dos jueces en 2020 (uno de ellos, la jueza Sonia Torres Muñoz, presentó la queja el mismo año, que derivó en la investigación que acaba de precluir). Vela ha apelado o por lo menos así lo ha anunciado y mientras la impugnación se resuelve mantendrá su encargo.
Vela se atrevió a afirmar (o insinuar) que el fallo de una Sala Superior que revocó una de las prisiones preventivas a que fue sometida Keiko Fujimori era una decisión tomada antes de ser procesada y que el fallo por mayoría era eventualmente írrito. Un fiscal debe someterse a las decisiones judiciales y seguir las rutas procesales establecidas en caso no esté de acuerdo. Las declaraciones en medios no forman parte de esas rutas. Menos aun cuando imputan inconductas a los magistrados. Para ello está la Oficina de Control de la Magistratura, a la que pudo acudir pero no fue.
Engreído por la prensa, Vela siguió hablando sandeces a discreción. Afrentó al juez Salhuanay (“se fue de boca” dijo) por ejemplo. La Presidente de la Corte Suprema, Elvia Barrios, calificó de “acto intimidatorio” la denuncia de Vela contra un juez supremo y más. Al mismo tiempo el fiscal afirmaba que Odebrecht era una “empresa reformada” y la trataba como si fuera ejemplar. Y de Pérez ni que decir.
Bueno pues, el tiempo transcurrió, la investigación continuó y Vela fue sancionado. ¿Dónde está el problema? Quien habla mucho yerra mucho, dice un apotegma incontestable. Vela habló de más y recibió el castigo correspondiente. Vendrán más castigos para Vela y muchos más para el otro lenguaraz.

Toledo tiene la culpa

Rafael Vela reaccionó de inmediato y se apuntó a un circuito televisivo que comenzó, cómo no, con Jaime Chincha, aquel periodista que intenta ser un mix fallido de Hildebrandt y Bayly con el peinado de Milei. Vela dijo allí, y luego lo repitió con Fernando Vivas, que lo que ya era una investigación olvidada se reactivó con la llegada de Toledo. Como acabamos de contar, la investigación data de 2020 y responde a una queja más que atendible de la jueza Sonia Torres. Luego surgieron más quejas e investigaciones cuyo destino parece previsible.
Pero no es falso que la extradición de Toledo carece de vínculo con la circunstancia de hoy.
El caso Toledo fue construido por el fiscal Castro, no por Vela ni por Pérez. Luego Josef Maiman, el cajero de Toledo refugiado en Israel, necesitó viajar fuera de su país de acogida para atenderse de un cáncer particularmente agresivo. Fue entonces que propuso ser colaborador eficaz y puso a disposición de la Fiscalía abundante material probatorio que involucra tanto a Toledo como a Odebrecht. Maiman murió pero toda la carga que aportó está en las carpetas fiscales y fue de tal magnitud que fue la base de la extradición del “cholo sano y sagrado”.
El proceso operativo de la extradición por parte del Ministerio Público no está a cargo del equipo especial sino del Área de Extradiciones de su Oficina de Cooperación Internacional, que depende directamente de la Fiscalía de la Nación.
Por algún motivo, Pérez se desgañitó y demandó a través de la prensa que Rafael Vela recibiera a Toledo en Estados Unidos y condujera el desarrollo de la extradición física del ex presidente , cosa que no le correspondía de modo alguno.
Cuando llegó Toledo, lo recibió la propia Fiscal Benavides en el aeropuerto y tuvo una breve conversación con él. Vela perdió los papeles y dijo que la Fiscal de la Nación no tenía nada que hacer allí, afirmación por demás falsa porque el área pertinente dependía directamente de Patricia Benavides. Esto ha dado lugar a la apertura de una nueva investigación contra Vela.
¿Por qué tanta desesperación del Dúo Dinámico, como se le llamó alguna vez? No sabemos, pero sí sospechamos que hay gato encerrado y que, si se confirma la sanción contra Vela, habrá un nuevo Coordinador del Equipo Especial Lava Jato. De repente (quién sabe, ojalá) Hamilton Castro. Ese nuevo coordinador tendrá acceso a información guardada bajo siete llaves y podrá revelar todas las trapacerías ocultas debajo de la alfombra. Dentro de la reserva fiscal por supuesto y en las audiencias públicas correspondientes. Sin aspavientos ni figuretismos. El nuevo coordinador podrá acceder también al acervo documentario guardado (o extraviado o dañado) en Polysistemas, cuyos nuevos dueños carecen de pergaminos visibles.
¡A qué tanto brinco cuando el suelo está parejo! Nadie es insustituible y vistos los magros resultados del Equipo Especial no debería haber quien sostenga que sin Vela y Pérez se caen los casos, justamente porque son ellos los que los han dejado caer.

Éste no es un tema (sólo) de abogados

La ciudadanía es la titular de la democracia y, si bien es cierto, debemos demandar una ciudadanía informada, la información es la única condición para ejercer control social en democracia.
Está bien que hablen los abogados pero es mejor que hablen los ciudadanos, todos.
¿Cuántos sabemos porqué no hay un solo ejecutivo de Odebrecht en la cárcel?
¿Cuántos sabemos porque la documentación de Odebrecht en Polysistemas es inaccesible para los fiscales?
¿Cuántos sabemos que los fiscales no tienen derecho a afrentar impunemente a otros magistrados y menos a permitir la filtración de documentos de las carpetas fiscales?
¿Cuántos sabemos porqué Odebrecht incumplió su compromiso de brindar la información alojada en los servidores Drousys y My Web Day?
¿Cuántos sabemos porqué no se denunció el Acuerdo de Colaboración Eficaz cuando Odebrecht ha faltado a todas sus obligaciones?
¿Cuántos sabemos porqué no se hace público el Acuerdo si es que la transparencia es un principio allí establecido?
Pues bien, los ciudadanos tenemos derecho a saberlo y a rechazar que nos mientan en la cara y que nos digan encima que si no confiamos en los que nos mienten somos nosotros los equivocados.

¡Basta ya de oscuridad!

 

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