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OPINIÓN/¿Dónde están los policías?

Escribe:  Luis Gonzales Posada.

Se ha avanzado, sin duda, pero se necesitan mucho más recursos presupuestales para incrementar el número de policías y equiparlos adecuadamente; y, con ese propósito, todos los sectores deben colaborar en esta labor

En nuestro artículo anterior sostuvimos que, para enfrentar la inseguridad, debería constituirse una unidad operativa o comando de coordinación integrado por todos los organismos públicos vinculados al tema (PNP, Ministerio del Interior, INPE, Poder Judicial, Fiscalía, Congreso, Serenazgo, Gobiernos Locales, Regionales y Fuerzas Armadas), con participación de los comités de autodefensa y de las empresas privadas de seguridad, que cuentan con 126 mil efectivos en planilla, vehículos y 48 mil armas de fuego.

Por mandato del artículo 166 de la Constitución, la PNP es el eje central de la lucha contra el delito, porque el texto de la Carta Fundamental precisa que esa institución tiene como finalidad «garantizar, mantener y restablecer el orden interno. Presta protección y ayuda a las personas y a la comunidad. Garantiza el cumplimiento de las leyes y la seguridad del patrimonio público y privado. Previene, investiga y combate la delincuencia”

Una tarea amplia y compleja por el reducido número de efectivos y por las precariedades que padecen.

En 1990 existían 129 mil policías, cuando nuestra población era de 22 millones 600 mil personas. En 2005, el porcentaje se elevó a 28 millones, pero el número de PNP se redujo a 90,247; es decir, 39 mil gendarmes menos.

Este 2025 tenemos 34 millones de habitantes y solo 139 mil agentes, un déficit estimado entre 50 y 60 mil, en circunstancias que se ha incrementado el volumen de delincuentes y de bandas criminales nacionales, reforzadas por las sanguinarias pandillas de “El Tren de Aragua” de Venezuela, “Los Choneros” y “Los Chiguerones” del Ecuador y “Los Bravos del Gota a Gota de Colombia, de los cuales, según estadística del INPE, 5 mil se encuentran en la cárcel.

Un dato adicional sobre la expansión del delito lo constituye que, en 2024, los malhechores robaron un millón 500 mil celulares y 600 mil este año, en algunos casos matando a sus propietarios.

Continuando el análisis del documento presentado en 1990, en esa época hicimos un desglose para determinar el volumen real de PNP que realizan labores en la calle.

De 90, 247 registrados, 17,864 eran asimilados (médicos, abogados, ingenieros, enfermeras, asistentes sociales, etc.) y 13,589 desarrollaban tareas administrativas, quedando un neto de 58,794 efectivos.

A esa cifra, restamos 12 mil asignados a direcciones especializadas (inteligencia, contraterrorismo, antidrogas, criminalística, seguridad del Estado, penales, ecología, fronteras, transito, etc.), dejando un total de 44,794; pero, atendiendo que el servicio es de 24 horas continuas de labor por 24 horas de descanso, la cifra se reducía a 22,397 agentes.

Más aún, el estudio de 1990 registró que anualmente 4,900 efectivos salían de vacaciones o se encontraban de permiso o enfermos.

La crisis resulta mayor considerando que 45% del parque automotor de la PNP  (patrulleros, camionetas y motos) se encuentran inoperativos y 27% de esos vehículos son irrecuperables.

Similar precariedad observamos en el armamento, a pesar que durante la administración del ex ministro del Interior, Juan José Santivañez, el Estado invirtió 57 millones de dólares en equipamiento, incluyendo 56 vehículos blindados, pistolas, chalecos antibalas y 43 unidades antimotines

Más aún, 70% de comisarías funcionan con infraestructura precaria y 44.5% carece de servicio básicos de agua, desagüe y electricidad. Además, de 1,323 comisarías básicas, 956 tienen edificaciones defectuosas o en riego (EC/18/06/2024)

Se ha avanzado, sin duda, pero se necesitan mucho más recursos presupuestales para incrementar el número de policías y equiparlos adecuadamente; y, con ese propósito, todos los sectores deben colaborar en esta labor, que debe merecer la mayor atención del Gobierno y del Poder Legislativo, en momentos que los ciudadanos se encuentran temerosos de que los asalten, extorsionen o asesinen.

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